Bolsonaro, candidato por el Partido Social Liberal, encabeza las encuestas, a una semana de las elecciones, con un 28%, mientras el candidato del PT, Hadad, nominado tras la proscripción del encarcelado Lula, lo sigue con el 22%. En una hipotética segunda vuelta, la mayoría de los analistas afirman que Bolsonaro perdería.
Ese mismo sábado que miles y miles se volcaban a las calles en Río de Janeiro, San Pablo y otras 60 ciudades para repudiar las posturas machistas, misóginas, racistas y homofóbicas de Bolsonaro, este exmilitar salía del hospital donde estuvo internado por el cuchillazo que le dieran hace unas semanas, y decía desafiante “No aceptaré un resultado diferente a mi elección”.
La masiva convocatoria al #EleNão surgió del grupo de Facebook ‘Mujeres Unidas contra Bolsonaro’, que cuenta con casi cuatro millones de participantes. Las fundadoras de este grupo utilizaron las redes sociales para la convocatoria, mediante videos caseros de mujeres que repudiaban los dichos de Bolsonaro, que se caracterizan por su agresividad y desprecio hacia las mujeres, los negros y los homosexuales. Una de las convocantes a la marcha afirmaba “Vi que había un clima de indignación individual contra este personaje, y su discurso de odio. Es un peligro lo cerca que está de ser presidente, para la población, pero sobre todo para mí como mujer. No apoyamos a nadie, porque queremos aglutinar a todo el mundo en torno a una única idea. Llegar a un mínimo denominador común es importante para disipar resistencias. Lo que decimos es: defiende lo que quieras, pero él no”.
Bolsonaro, que se apoya en el hartazgo de un sector de la población a los políticos tradicionales, es un oportunista que se ha hecho millonario utilizando cargos públicos, en los que ha acomodado a tres de sus hijos.
Las pancartas y consignas en todas las marchas, hacían referencia a algunas de las posturas más violentas de Bolsonaro y sus secuaces. De él recordaban cuando se encaró con una parlamentaria diciendo que “no merecía ser violada” porque era fea, o su apología de la tortura. También se repudió el sábado al candidato a vice de Bolsonaro, Hamilton Mourão, que la semana pasada dijo que las familias sólo con madre y abuela son “una fábrica de desajustados”, un ambiente propenso para que los niños acaben en el narcotráfico.
“No puede ser presidente de Brasil alguien que defiende la violencia, el racismo o la desvalorización de las mujeres”, decía una de las manifestantes. Muchas jóvenes estaban con remeras con la inscripción “lute como uma garota” (lucha como una chica).
Esta movilización femenina, sin precedentes en la historia de Brasil, es otra muestra del ascenso de la oleada del movimiento de mujeres en toda América, y que se viene dando con distintas expresiones.
Hoy N° 1737 03/10/2018