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28 de marzo de 2020

La emergencia sanitaria requiere garantizar la comida para todos

El pago de los sueldos y la cuarentena

Llega fin de mes, hay sectores monopolistas que plantean como condición para postergar la cuarentena la rebaja de los sueldos, sin acabar con la especulación financiera. En tanto los sectores que realizan tareas esenciales no pueden depositar el efectivo para pagar sueldos y proveedores.

En la mañana temprana del viernes 27 nos sorprendió por MSN en Internet un cable que informaba que “La Unión Industrial Argentina negocia con el gobierno nacional y la CGT la rebaja de los sueldos, ante la inminente ampliación de la cuarentena hasta mediados de abril”. A las pocas horas dicho cable “desapareció” sin que ningún otro medio nacional lo haya difundido, pero buscando por el Google encontramos una página que lo mantiene: https://www.elliberal.com.ar/noticia/524331/uia-pide-pagar-70-u-80porciento-sueldos-si-amplian-cuarentena.

Ahí leemos que “los industriales argentinos propondrían ‘que los empleados que están en su casa sin trabajar por pertenecer a sectores no esenciales tengan el mismo tratamiento que un trabajador suspendido, es decir, que cobren el 70% u 80% del sueldo por el período que dure el aislamiento obligatorio’.

“La industria tiene hoy 1,1 millón de trabajadores registrados, de los cuales aproximadamente un 30% pertenece a sectores que están en actividad (como por ejemplo el de alimentación). Por lo tanto, este esquema que se está pensando alcanzaría a unas 770.000 personas. ‘Si tenés un mes más de parálisis, el que está en la casa y no trabaja va a tener que hacer un esfuerzo. Habrá que hacer un gran acuerdo extraordinario con la CGT’, enfatizó a Infobae un directivo de la UIA, luego de que el tema sea uno de los ejes del encuentro del Comité de Crisis.

“Además de la necesidad de reducir costos de personal en momentos de total parálisis de la actividad, lo que argumentan en la UIA es que ‘no puede ser que una persona que no está trabajando cobre lo mismo que otra que sí está asistiendo a sus empleos y que tiene gastos de viáticos. Lo cierto es que también desalienta al que está yendo a sus empleos’, precisó un miembro de la entidad”.

 

No encontramos en la página de Infobae esas opiniones de “un directivo de la UIA” a las que hace referencia la nota publicada en El Liberal, tal vez porque esa propuesta entra en contradicción con el pedido en febrero “al Gobierno de dirigentes de la UIA y de cámaras Pymes de un proyecto para el «reperfilamiento» de las deudas financieras de las empresas que tomaron créditos a «tasas siderales», porque si no es «inviable encarar el futuro» (“El problema inflacionario”, hoy N° 1803, 19/2/2020). Tal vez la contradicción surge por la opinión de los empresarios del sector financiero que argumentan que los que no trabajan tienen que hacer un esfuerzo, en defensa de sus abultadas ganancias a costa de los trabajadores y de los sectores productivos.

Pues lo cierto es que lo que ahoga la producción y el comercio, tanto en las actividades en cuarentena como en las de actividades esenciales para la salud y la subsistencia diaria, no son los salarios que han perdido más de un 20% de su poder adquisitivo por la inflación de los últimos dos años (“El ahogo de la inversión productiva”, hoy N° 1804, 4/3/2020). Es la especulación financiera la que se lleva y sigue llevando lo que se les saca no sólo a los salarios sino también a las propias ganancias de los sectores productivos, el comercio y los servicios, con esas “tasas siderales” y la inflación que alimentan.

Se dice que desalienta ‘que una persona que no está trabajando cobre lo mismo que otra que sí está asistiendo a sus empleos y que tiene gastos de viáticos’, pero eso se resolvería no rebajando los ya menguados salarios sino ampliando a todas las actividades esenciales el plus salarial para los empleados del sector de la salud y de las fuerzas de Seguridad que el Gobierno anunció será de $5.000, a lo que habría que agregar la inmediata rebaja de todas las cargas de la especulación financiera incluyendo las usurarias tasas de las Letras del Banco Central, con un plan de rescate del capital en la timba financiera. Eso además habilitaría fondos no inflacionarios para cumplimentar otras medidas positivas como el Ingreso Familiar por Emergencia (IFE) de $10.000 destinado a cuentapropistas, monotributistas de las categorías más bajas (A y B) y trabajadores domésticos, registrados o no, y también la parte de los sueldos de las pequeñas y medianas empresas de hasta 25 empleados que no puedan afrontar el pago de salarios, anunciadas por el gobierno.

Por más que todos los medios de difusión del sistema no se hagan eco del cable que registramos en esta nota, tal vez para “no levantar la perdiz” como se dice en el campo, es necesario que llevemos el tema al debate político en todos los niveles del movimiento obrero para evitar que los sectores monopolistas impongan la rebaja salarial mentada como condición para “acordar” con la prórroga de la emergencia sanitaria. La salud y la vida de los argentinos es prioritaria y todos tenemos que ser parte en esta lucha, pero también es parte de esta emergencia el contribuir en la lucha contra el hambre, el desabastecimiento especulativo y los aumentos de precios. Y esto no consiste en seguir achicando los ingresos de los trabajadores y de la producción y el comercio, sino que requiere además medidas para atacar al verdadero cáncer de la economía que es la especulación financiera. Como es nuestra propuesta de postergar los plazos de pagos de las tarjetas de crédito, de las hipotecas y de todas las deudas financieras de las familias y pequeñas y medianas empresas, como el gobierno ha dicho que está estudiando. A eso es necesario agregar una baja drástica de las tasas usurarias de todas las deudas que, con la inflación implícita en las elevadas tasas de interés, ahogan a las familias y cualquier proyecto productivo a favor de las inversiones especulativas.

 

Los bancos y el pago de los sueldos

Otro tema que urge es el del depósito de dinero en efectivo de los sectores críticos que vienen trabajando durante la cuarentena. Tanto supermercados, como estaciones de servicio, farmacias y otros comercios de proximidad necesitan que se habiliten inmediatamente los depósitos para pagar sueldos y proveedores.

Esto plantea también la necesidad de extender el carácter de esenciales a otras prestaciones de servicios bancarios como sería la propuesta de habilitar a los bancos a abrir sus puertas al menos con un horario reducido para recibir el dinero en efectivo, aunque sea de las empresas consideradas esenciales en la emergencia sanitaria, que hoy se ven imposibilitadas de depositarlo en sus cuentas bancarias para el pago a sus proveedores, salarios e impuestos. Esto por supuesto garantizando a los trabajadores necesarios para ello el plus salarial y todos los recaudos sanitarios del caso.

Una alternativa podría ser coordinar con las transportadoras de caudales para que retiren el efectivo de los distintos negocios que requieran este servicio para poder seguir funcionando, como requiere la emergencia. Eso sí con el control necesario para evitar las “exigencias de comisiones usurarias”, como han denunciado muchas estaciones de servicio y pequeños e incluso medianos comercios hoy ahogados en su tarea de prestar esos servicios considerados esenciales.

 

Escribe Eugenio Gastiazoro