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02 de octubre de 2010

El corresponsal de hoy entrevistó a Julio Leguizamón, secretario

El paro histórico los puso histéricos

Hoy 1276 / Petroquímicos de Bahía Blanca

¿Cómo fue el paro?
–El paro en sí fue todo un éxito, más que nada por la magnitud y por la contundencia. Desde la mañana temprano –se iniciaba a las 6 y era por 24 horas–, antes de las 5 ya había gente preparada en la ruta para cortar. Participaron la mayoría de los afiliados, y tuvo un acatamiento del 100%.

¿Cómo fue el clima en los piquetes?
–En el piquete estuvieron rotando cerca de 1.300 afiliados al sindicato. En un momento, cuando tuvimos que contar para repartir la comida para el mediodía, se contó 750 más o menos. Pero el grupo más grande estuvo alrededor de las 7, 8 y 9 de la mañana, después disminuyó al mediodía, que fue cuando se contó. Se fue rotando. La gente que salió del turno noche a las 6 de la mañana, se quedó hasta las 10 hs. Se fueron y volvieron a eso de las 10, 11 de la noche. Así que se fue renovando.
El clima fue de mucha euforia, de mucha alegría, la gente nunca había participado, por lo menos ahí. En los años que llevamos trabajando, nunca se organizó un paro y menos un corte. Hubo paros por empresa, individuales, pero no fue un paro activo. Este es el primer paro contundente general, el primer paro activo.

—Los obreros de las distintas empresas, ¿en general no tenían buena relación?
–Sí… En realidad no sé si ‘buena’, prácticamente no había relación, porque durante años se favoreció las divisiones. Uno de los inconvenientes más grandes con que nos hemos encontrado y que tratamos de solucionar a partir de esta paritaria, es la diferencia salarial. Eso también ha generado divisiones. Tenemos mucha gente que gana todavía de un nivel muy distinto… y tienen otra manera de relacionarse. Eso generó divisiones. También el hecho que en otras épocas en los paros individuales no fueron respaldados masivamente, porque el sindicato no actuaba en la forma que se hizo ahora. Indupa (química), en el ’93, tuvo un paro muy importante que duró 15 días. Las otras empresas no adhirieron y la gente de Indupa quedó con un resentimiento durante muchos años. Lo mismo pasó en el 2006, cuando al paro fue de la gente de Dow y no adhirieron de otras empresas. Todo ese tipo de cosas generó con el tiempo algunas dudas entre ellos.

—Teniendo en cuenta que es un sector que, como vos decís, no tenía experiencia de unidad de acción, ¿cómo prepararon el paro?
–Lo que se trabajó durante un tiempo previo, mientras se estaba negociando con las empresas, fueron reuniones en todos los puestos de trabajo a la misma hora. Primero para demostrar unidad hacia las empresas, que la gente, a la misma hora, en el polo petroquímico estaba coordinada.
También se aprovechaban esas reuniones para preparar a la gente, decirle que si no había un acuerdo teníamos que preparar otro tipo de medidas, había que actuar de otra forma… Eso fueron cinco, seis reuniones en distintos días donde se fue hablando sobre la posibilidad de algún conflicto, y, sobre todo, de la unidad. Era muy importante que la gente viera eso: que en el momento en que alguien de Profértil estaba reunido en una sala de control, lo mismo estaba pasando en Solvay, en Dow.
Era al mismo tiempo, todo coordinado, y entre ellos se comunicaban. Fue generando confianza, fueron sacándose las dudas. Se las terminaron de sacar el día del paro, el día que se encontraron todos en el corte de ruta. Fueron cinco cortes. Tenemos 30 empresas, se agruparon distintas empresas en cada corte, o sea que se mezclaban.

—Cuando vos decís el paro fue contundente, ¿la gente lo vivió así, lo vivió con alegría?
–Sí. Previo al paro, más con las dimensiones que tuvo éste, y con toda la historia anterior, por supuesto había muchas dudas. Pero cuando se sacaron las dudas en el medio del paro, de los cortes, creo que ahí es donde la gente se dio cuenta de lo que estaba pasando, de las dimensiones que tenía y lo importante que es.

–Durante el paro, ¿cómo fue la respuesta de las empresas, de los medios, de los otros sindicatos?
–Creo que las empresas especulaban con que el paro saliera mal, entonces no actuaron en forma directa para pedir conciliación. Apuntaban a que iba a fracasar, a que algo iba a fallar. A medida que pasaban las horas, ya a la tarde, empezaron a llamar y querían tomar alguna acción. Creo que reaccionaron tarde.
En el caso de los medios, actuaron en contra del paro. Algunos tratando de desvirtuarlo, de agregarle cosas externas para perjudicar el paro, para desviar la atención, que la noticia no fuera el paro contundente del polo petroquímico, sino otra, relacionada con algún hecho externo que favorecía a las empresas para poder tapar la magnitud de la medida.
Los distintos gremios no actuaron. No tuvimos ningún tipo de comunicación con ellos. Hubo alguno que en la práctica, durante el paro, el corte o en la participación, como camioneros, sí colaboró. Pero los demás no.

—Luego del paro de semejante envergadura, ¿cómo está hoy
la situación?

–Hubo varias movilizaciones hacia el Ministerio mientras se negociaba. Hoy se está tratando de cerrar el acuerdo. Creo que uno de los puntos fundamentales es el piso salarial, es algo que nos preocupa mucho. Los valores de  1.400,  1.500 pesos de bolsillo para un trabajador, llevarlos a $ 2.400, $ 2.500. Eso es lo que nos preocupaba, y está prácticamente garantizado. El aumento general también se modificó antes del paro. Estamos tratando de cerrar el acuerdo. Lo fundamental, y por lo que la gente fue masivamente al paro, fue el piso salarial. Por eso es tan importante el hecho solidario. Unificó a la masa para mover ese piso salarial que le parecía injusto a todos los trabajadores.

—Eso, en realidad, es lo que le da el carácter de histórico al paro…
–Claro, porque lo fundamental de que la gente se uniera al paro era darle una mano a los que ganan menos, para llevarla a un piso un poco más coherente. Nuestro objetivo es superior, se planteó en el Plenario de delegados y también en la Asamblea: la canasta tiene que ser el piso.
Antes del paro, las empresas se plantaron en 15% y $ 2.300, dicen los medios. No, el piso salarial no llegaba a $ 2.000, $ 1.900 era lo máximo a lo que se tiraban las empresas, y en el aumento era un 10%, un 4% en agosto-septiembre, y un 1% en enero y dependiendo del índice de inflación que marcara el Creeba.
Ahora se está discutiendo un 18,5%, pero sin medición. El 31 de marzo nos sentamos de vuelta. Si la inflación se dispara o hay un problema económico, nos sentamos antes y vemos los números otra vez. El piso está ahora en $ 2.400, $ 2.500.
El objetivo principal para nosotros en esta primera etapa, porque la intención es llegar a la canasta como piso, se cumplió. Los objetivos de la medida y de todo lo que se discutió en la paritaria, se alcanzó.

—¿Qué perspectiva ven, teniendo en cuenta que es un año muy difícil?
–Creo que en el tema de la crisis demostramos en la práctica lo que discutimos con las empresas. Las empresas ofrecieron de entrada, en la discusión salarial, un 6%. Argumentaban que con la crisis no podían dar nada, que era imposible, que este año había que olvidarse, pasarlo para el año que viene. Hoy, con los resultados que tuvieron que dar un 35%, 40% en las empresas que ganan menos, está demostrado que el argumento era ficticio; y que, de última, ellos la crisis la pueden pasar a superar aportando los capitales que durante años acumularon. Por lo tanto, parte de la discusión real en la práctica, con respecto a la crisis, queda demostrado en los hechos.

—¿Qué perspectiva le ves al movimiento obrero, después del cachetazo electoral al gobierno?
–Creo que no solamente se ha dado en el caso nuestro, sino que hay otras acciones que se están movilizando desde el movimiento obrero, es un inicio. Es un buen mensaje al resto del movimiento que hoy está quieto, que varios sectores importantes se empiecen a mover. Creo que va a atraer a los trabajadores hacia el agrupamiento, hacia la lucha, y hacia el objetivo más importante.