El 12 de agosto, el Tribunal Federal Nº 11 de San Martín condenó a Santiago Riveros y otros cinco subordinados, por las brutales torturas y el asesinato de “Negrito” Avellaneda, de 15 años, militante de la FJC, de ejemplar comportamiento.
Es un valioso triunfo de la lucha contra la impunidad de los responsables de crímenes de lesa humanidad, que avanza a cuentagotas, porque el gobierno no adopta medidas procesales para unificar las causas.
Las tergiversaciones de Patricio Echegaray
El secretario general del Partido Comunista escribe en Propuesta Nº 933 (20/8/09): “En la actividad para conseguir el castigo de los responsables… está implícito un proyecto de reivindicación del PC y desenmascaramiento de las patrañas maccartistas sobre la supuesta complicidad con la dictadura, montada por los servicios de inteligencia… la autocrítica del 16º Congreso sólo abarca la exageración de las contradicciones dentro de la dictadura que perjudicaron la eficacia de la lucha”.
Echegaray puntualiza: “el PC desarrolló una intensa campaña para que el universo democrático se agrupara en una multipartidaria que hiciera frente a la dictadura (…) El PC fue un extraordinario movilizador de las acciones internacionales de solidaridad (…) Desempeñó una ímproba tarea contra el golpe de Estado, como en el ‘55 y el ‘66”, y afirma el carácter proyanqui de la dictadura.
Alejandro Forn, secretario general de la FJC, escribe que el juicio “demostró el nivel de vinculación de los Comandantes con el Departamento de Estado norteamericano.”
La dirección del PC es responsable ante sus militantes, el pueblo y la Nación, de su conducta; pero al referirse a la dictadura entendemos que afecta a todos los que la enfrentaron, a los 30.000 detenidos-desaparecidos. Como dijera Alberdi “La falsa historia es madre de la falsa política”.
El proyecto político reivindicatorio comienza con un reportaje a Athos Fava (entonces Sec. general) en La Semana, reproducido por Qué Pasa (3/11/82). Allí Fava se pregunta: “¿cómo se puede decir que apoyamos al proceso?” (respetuoso el hombre). Y responde “ahí están los documentos”. Pues bien, veamos los “documentos”.
El PC, Videla y Viola
El 8/4/76, Tribuna Popular (publicación del PC) titula “Nuevo momento”, muy similar al “Nuevo gobierno” de Clarín del 24/3/76,). Allí leemos “En cuanto a sus formulaciones [de Videla] afirmamos enfáticamente que constituyen la base de un programa liberador que compartimos”.
En mayo del ’76, el CC del PC aprobó un informe de Orestes Ghioldi, “Democracia renovada o pinochetismo”. Desmintiendo al mismo Videla –que había afirmado en octubre del ‘75 “si es preciso deberán morir todas las personas necesarias para la seguridad del país”– Ghioldi escribió que Videla no era partidario de una “solución” basada “en una montaña de cadáveres”.
El 5/2/78 escribe “La postulación de Viola para la presidencia en la segunda etapa del Proceso de Reorganización Nacional… es una buena noticia para todos los argentinos”.
En noviembre del 1980, el PC manifestó “preocupación por los altibajos” que demoraban la designación de Viola. Producida la misma, resaltó que Camilión, nombrado canciller, era “una personalidad respetuosa de una política exterior de paz y coexistencia pacifica”. Nuevamente el PC y Clarín tomados de la mano.
El PC, quintacolumna de la dictadura
Contrariamente a lo que afirma Echegaray, el PC, al igual que el frigerismo, llamó reiteradamente a la convergencia cívico-militar.
Con motivo del proyecto soviético de construcción del Complejo del Paraná Medio, Hugo Ojeda -entonces secretario del PC de Santa Fe- señaló que “la movilización de todo el Litoral, organizaciones políticas, sindicales, etc., civiles y militares, harán que el pensamiento del Tte. Gral. Videla se plasme en la realidad”. (Rosario 5/10/76).
Con motivo del Mundial de Fútbol, el PC trabajó para que el grito “Argentina” se prolongara en un movimiento pseudopatriótico, socialfascista de masas, de apoyo a la guerra con Chile.
En el exterior
En l978, Athos Fava y Fernando Nadra viajaron a EEUU. Publicaron el libro “EEUU, Grandezas y Miserias”. Así resumieron el objetivo del viaje: “La campaña de Carter está dirigida a apoyar a los grupos antividelistas con el pretexto de los DDHH” (La Nación, 11/7/78).
Sobre los detenidos–desaparecidos
Athos Fava (10/1/81), retomando una propuesta de A. Alvarez, a quien sucedió como Sec. Gral., escribió que un “Convenio Nacional Democrático, entre civiles y militares, permitirá superar el escollo… de los desaparecidos”.
El 20/5/77 fueron detenidos, al salir del local de Callao del PC de Capital Federal, 8 militantes. El Comité Capital acusó a “grupos desestabilizadores”; lograron la libertad de Juan Carlos Cominguez y otros dos militantes, quedando desaparecidos cinco.
El 1/12/78, Jesús Mira y Cominguez participaron en una reunión en “El Molino” con Videla, a quien Cominguez agradeció por “permitirnos estar aquí” (Gente, 7/12/78).
La madre de Mirta Israel declaró en el Juicio a las Juntas que entrevistó a Harguindeguy y le mostró el carnet de afiliada a la FJC, para reclamarle su libertad.
El “Negrito” Avellaneda, Mirta Israel, los cinco que el PC recuerda en una placa frente al local, todos sus desaparecidos, ¿hubieran entrado en el convenio con la dictadura que supo proponer Fava?
Los desaparecidos del PC son parte de los 30.000. El camarada Otto Vargas, en el acto realizado con motivo del 30 aniversario del golpe, junto a nuestros mártires, nombró un miembro de cada organización, entre ellos a Mirta Israel del PC.
En forma concluyente supo definir Arnedo Alvarez (22/10/77) el papel del PC: “Formamos parte de la fuerza social que sin duda ha sido el alma de los cambios cualitativos producidos y debe seguir siéndolo”.
Echegaray, le preguntamos ¿los documentos citados son “patrañas macartistas” montadas por los servicios, según usted afirma en Propuesta?
La dictadura y la URSS
Ya en el informe del PC de mayo del ’76, se afirmó que “EEUU ha debido admitir -contra su práctica- el tipo diferenciado de este golpe”. En el ’77 escribían sobre la coherencia entre la línea interna y la internacional de la dictadura.
En el ’80, Fava rescataba la línea internacional de la dictadura, para afirmar rotundamente que las relaciones entre la dictadura y la URSS “dejaron de ser coyunturales para ser estructurales” (Anales 1982).
La URSS y, lamentablemente, Cuba se opusieron en los foros internacionales a la condena a la dictadura. De la relación de la URSS con la dictadura recordamos las condecoraciones del militar ruso Braiko a Montes, las consultas de las cancillerías para aunar posiciones en la ONU, la negativa de la dictadura a adherir al boicot cerealero a la URSS por la agresión a Afganistán, etc.
Mijail Gorbachov, último secretario del PCUS, utilizando casualmente a Clarín (6/12/92) durante su visita al país, fue concluyente: “No defendimos los DDHH en la Argentina”, porque “los EEUU apoyaban algunos regímenes dictatoriales y esto era suficiente para que la Unión Soviética apoyara a otros”.
El PC y los golpes de Estado
Contrariamente a lo que escribe Echegaray, en el ‘55 la dirección del PC fue golpista, fue a Plaza de Mayo y participó de la “Constituyente” de la fusiladora.
En el ‘66, acuerdos Marischi (dirigente sindical del PC)-Vandor (dirigente de la CGT) mediante, aportaron al golpe contra Illia. Po- dríamos decir que fueron errores, sin autocrítica conocida, que nuestro Partido analizó.
Del horror del apoyo a la dictadura, en consonancia con los intereses del socialimperialismo, Patricio Echegaray pretende volver con el “proyecto reivindicatorio”, cabalgando en la memoria de sus mártires.
Bien dijo Antonio Gramsci, eminente dirigente comunista italiano, al que el PC gusta citar: “La verdad es revolucionaria”. Ergo, la mentira…