El naciente Partido Socialista Internacional (luego Partido Comunista de la Argentina), tuvo distintas actitudes ante la Reforma Universitaria, ese movimiento estudiantil que comenzó en Córdoba en junio de 1918 contra la estructura reaccionaria de la Universidad. El naciente PCA apoyó la Reforma, pero limitadamente. La historia oficial de este partido, elaborada en 1947, da una versión mentirosa, diciendo que “este movimiento… contó con la colaboración decidida de los comunistas”.
El naciente Partido Socialista Internacional (luego Partido Comunista de la Argentina), tuvo distintas actitudes ante la Reforma Universitaria, ese movimiento estudiantil que comenzó en Córdoba en junio de 1918 contra la estructura reaccionaria de la Universidad. El naciente PCA apoyó la Reforma, pero limitadamente. La historia oficial de este partido, elaborada en 1947, da una versión mentirosa, diciendo que “este movimiento… contó con la colaboración decidida de los comunistas”.
Hubo un conjunto de estudiantes influenciados por la Revolución Rusa, como los que fundaron la revista Insurrexit en 1920, y se pronunciaron por la “unidad obrero estudiantil”. Una parte de ellos entraron en 1924 al PC (Hipólito Etchebehere, Micaela Feldman, Alberto Astudillo, Héctor Raurich y José Paniale), pero al poco tiempo confluyeron con la ruptura que dio origen al Partido Comunista Obrero en 1926.
Es verdad que hubo integrantes del nuevo partido en la dirección de algunos centros de estudiantes y federaciones, pero la historia oficial del PC oculta que estos, en el período que va de mediados de la década del 20 hasta comienzos del 30 tuvieron una línea “de izquierda sectaria” como los calificó el dirigente reformista Gregorio Bermann.
En junio de 1929 se reunió la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, que reunió en Buenos Aires a representantes de los distintos partidos comunistas de la región. Allí, el dirigente del PCA Rodolfo Ghioldi, con el seudónimo de Ghitor, expresó, en nombre de la Internacional Juvenil Comunista que “Al hablar de los movimientos enemigos, debemos reservar un capítulo especial al movimiento de la juventud pequeño-burguesa e intelectual. No hay que olvidar la influencia que ejerció y aún ejerce en algunos países, especialmente por su demagogia, encubierta por toda una ideología confusa. Su expresión máxima es el llamado movimiento de la reforma universitaria…”. Recién en la segunda mitad de la década del 30, el PCA cambió su valoración del movimiento reformista, eso sí, sin la menor autocrítica.
Intelectuales muy vinculados al PC tuvieron otras posturas, como Aníbal Ponce, quien ya en 1927 decía que a este movimiento “El obrero… lo miró con simpatía, pero sin fe; la burguesía con desconfianza, pero sin temor”. En 1935 Ponce afirmó “La ‘nueva universidad’ a la que todos aspiramos, el ‘hombre libre’, cuya existencia queremos hacer una realidad sobre la tierra, exigen como condición primera la transformación radical de la sociedad sin alma. La universidad nuestra será libre cuando las masas americanas hayan conquistado también su libertad”.