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02 de octubre de 2010

Reproducimos una charla brindada por el camarada Otto Vargas, en el marco de la Campaña Financiera de nuestro Partido, en la Capital Federal, el 30 de julio.

El PCR su misión histórica

Hoy 1334 / SUPLEMENTO Otto Vargas, secretario general del Partido Comunista Revolucionario

La campaña financiera es una necesidad
Amigas, amigos, camaradas. Yo también hago votos porque terminemos bien la campaña financiera; es una gran necesidad para nosotros. El nuestro no es un partido sostenido por ningún monopolio, ni por ningún país. Porque hay algunos partidos, incluso de izquierda, que aparecen como independientes pero, en realidad, son subvencionados fuertemente por centrales que tienen sus sedes en los países imperialistas. Como se dice vulgarmente, los imperialismos ponen huevos en muchas canastas. Y nosotros somos un partido que no tenemos ningún monopolio ni ningún país, nadie, que nos sostenga. Algunos que nos llaman “los chinos” viajan todos los años a Pekín, y vuelven de allí con los bolsillos forrados. Nosotros somos maoístas, no “chinos”.
En el último viaje que hice a Pekín, en 1979, era secretario del Partido Comunista de China un compañero, Hu Yaoban, al que yo había conocido en el movimiento juvenil. El hizo una alocución contra Mao. Y después de terminar de hablar me dice: “¿Cómo van las cosas en la Argentina?”, y yo le contesté: “Para nosotros ni Marx ni Engels fueron marxistas alemanes, ni Lenin ni Stalin marxistas rusos, ni Mao Tsetung un marxista chino; para nosotros fueron marxistas de la clase obrera internacional. Así que permítame que le dé mi opinión sobre algunas cosas que usted ha dicho”. Bueno, casi nos sacaron… Me acuerdo que llovía cuando nos fuimos de Pekín y ni siquiera nos acompañaron con un paraguas a tomar el avión. Y vinimos aquí y dijimos: “en China se ha restaurado el capitalismo”. Nosotros en el año 79 dijimos eso. Cualquiera podría decir: ¡qué tarados!, podrían haber aprovechado su amistad y nada más que con una guiñadita de ojo podrían haber tenido una ayuda, que tanta falta les hacía en plena dictadura.
Por eso esta campaña que hacemos con tanto esfuerzo, con el sacrificio de tantos compañeros, de tantos amigos, tiene para nosotros mucha importancia, ya que así nos sostenemos.
Tengan presente que el capitalismo se restauró en Rusia en el ‘57, aunque eso no fue público, luego del 20 Congreso del PCUS. Y en China después de la muerte de Mao, en el ‘78. Y nosotros hemos andado muchos años como corderitos guachos, manteniendo las banderas del marxismo-leninismo- maoísmo hasta el día de hoy. Y moriremos con ellas. Como dijo Saramago, “yo soy un comunista hormonal”. Somos comunistas hormonales.

Somos un Partido
No quiero hacer una charla de coyuntura, si acá tenemos diputados, compañeros que pueden hablar de eso muchísimo mejor que yo. Yo quiero simplemente explicar por qué les pedimos un aporte para el Partido Comunista Revolucionario, que es un partido; no es un grupo “testimonial”. No es un grupo “testimonial” que anda por ahí levantando banderas pasadas de moda. Como decía Gramsci, la historia de un partido político está vinculada a la historia de una determinada clase social a la que ese partido pretende representar.
Porque nosotros surgimos de una ruptura con el Partido Comunista de la Argentina; la más grande de la historia de ese partido. Todavía hoy, en el Partido Comunista, hay algunos que se siguen preguntando “¿Qué pasó con aquellos muchachos?” –éramos muchachos, hoy somos viejitos. “Con aquellos muchachos que se fueron en el ‘67, ¿qué pasó?”. “Eran fraccionistas”, les contestan. Sí, sí, pero nos fuimos porque ellos habían dejado abandonado al Che Guevara en Bolivia. Fue el resultado de una larga historia. Porque algunos de nosotros ya sabíamos, entonces, que la Unión Soviética estaba podrida. Lo que después llamaron “socialismo real” estaba podrido.
Pero el problema que nosotros nos planteábamos era la posibiliad de construir otra vanguardia para la clase obrera aquí, en la Argentina. Y surgió una corriente en la Juventud y en el Partido, que, con ese objetivo, dio origen al Partido Comunista Revolucionario: nuestro Partido.
Nosotros, inicialmente, dirigíamos la Federación Universitaria Argentina. Y teníamos alguna fuerza en la clase obrera. Cabe decir que en esa época estaba la dictadura de Onganía. Y hay que recordar que la primera gran lucha contra esta dictadura, que fue la de los obreros de la Destilería de La Plata, fue dirigida entre otros por militantes de nuestro partido. Cuando fundamos el Partido –en el caso de La Plata- teníamos dirigentes en el Sindicato de la Carne, en el Swift y el Armour de Berisso, que en ese entonces tenía 12.000 obreros. Teníamos dirigentes claves en el sindicato. Y compañeros nuestros jugaron un papel grande en la declaración de la huelga de la Destilería de YPF, y posteriormente en esa lucha, que fue heroica, larga, en plena dictadura de Onganía. Así como fue importante también la lucha de la fábrica Alba, acá en Buenos Aires, entre otras.
En esa época, como pasa siempre en la Argentina, Onganía había dicho que él venía para quedarse. El hablaba de “tres tiempos” que tendría la dictadura y quería “llegar al 2000”; como Alfonsín, cuando después quiso crear el “tercer movimiento histórico”, y llegar hasta el 2000. Y como el matrimonio que tenemos ahora, que quiere llegar al 2020. Se ve que todos llegan a la presidencia con una idea parecida.
Y entonces se decía que no se podía hacer nada contra esa dictadura. La huelga ferroviaria había sido derrotada por la traición del Partido Comunista (por eso con nosotros vinieron muchos ferroviarios: en Bahía Blanca, San Martín, General Pico, en muchos lugares).
Perón había dicho que había que “desensillar hasta que aclare”. El Partido Comunista traicionó la huelga portuaria y la huelga ferroviaria. Y nosotros dijimos que “bajo los pies de esa dictadura se había acumulado un polvorín de odio popular” y que íbamos a trabajar para que estalle.
Dijeron que la táctica nuestra era una táctica de “provocación”. Dijeron: “¿qué es esa táctica de que van a hacer estallar el polvorín? Esa es una táctica de provocación”. Y bueno, todo comenzó en Corrientes, en la lucha por el comedor estudiantil dirigida por la Federación Universitaria encabezada por compañeros de nuestro Partido, con una gran pueblada. La pueblada de Corrientes generó la pueblada de Rosario. La pueblada de Rosario generó puebladas en distintos lugares. Y se produjo el Cordobazo y ardió Córdoba. Y el pueblo fue dueño de las calles. Como pasa siempre, eso tenía que ver con fracturas arriba, en las clases dominantes, con un sector de las clases dominantes que ya estaba jugando contra Onganía, preparando su relevo. Ahí estaba el general Carcagno, al que presentaron como un general “patriota”.
Resumo. Cayó Onganía. No llegó al 2000, cayó mucho antes. Y nosotros crecimos como partido, y comenzamos a afianzarnos en el movimiento obrero porque volvimos a levantar las banderas que no se levantaban desde la huelga grande de la construcción de 1935-36. Las banderas del clasismo, cuyo objetivo se puede sintetizar en la frase: el clasismo concibe a la clase obrera como clase de vanguardia del proceso revolucionario nacional y social.

Levantamos las banderas del clasismo
Hay muchos compañerosque a veces se consideran como San Antonio “en un prostíbulo”, y cuidan no tocarse con nadie para no caer en pecado, o como ese cura, Gil, que ni siquiera miraba al espejo para no caer en pecado. Pero cuando vos estás verdaderamente en la lucha por la revolución, tenés que golpear con muchos, como hizo Mao Tsetung, con los que a veces no te gusta ni codearte, pero tenés que hacerlo. Tenés que unirte con los aliados en un frente único, y diferenciar el frente único de golpear juntos.
Nosotros levantamos las banderas del clasismo. En el Cordobazo hubo tres columnas fundamentales. Una de ellas fue la de Santa Isabel que empalmó con los compañeros de Pedriel. Ahí ya venía mezclado en la masa, ese compañero que es una figura legendaria del movimiento obrero argentino, René Salamanca. Ahí venía la columna de Dinfia encabezada por los compañeros de la 1°de Mayo, que habíamos creado en Dinfia, y que dirigió una de las tres grandes columnas que hizo posible el Cordobazo.
Y ahí estaban también los estudiantes, desde ya, que jugaron un gran papel -ya lo habían jugado antes en Córdoba-, y que hicieron estallar ese gran polvorín.
Y entonces levantamos las banderas del clasismo revolucionario, que vuelvo a repetir, implica no que la clase obrera se autoconsidera como una clase sectaria, cerrada, sino que tiene una política para hegemonizar el proceso revolucionario, y por eso tiene en cuenta los matices. Por eso René Salamanca fue el compañero que encabezó en Córdoba la lucha contra el golpe de Estado cuando en el año 74, nosotros comprendimos que, inevitablemente, la Argentina iba a un golpe de Estado.
Levantamos las banderas del clasismo revolucionario, y pasamos a dirigir cuerpos de delegados en muchas empresas, en muchos lugares, no sólo en el Smata Córdoba. Pasamos a dirigir Grafanor que era la empresa más grande de Tucumán. Una fuerte corriente en los obreros rurales. Y muchas otras grandes empresas; no me voy a extender en eso.

Contra el golpe y la dictadura
Nosotros comprendimos, en el año ‘74, que inexorablemente este país iba a un golpe de Estado, porque era un país en disputa entre los yanquis y entre los rusos. Los yanquis estaban en retroceso, habían sido derrotados en Vietnam. Los rusos habían hecho pie en Africa Oriental, en Etiopía, y en Angola, en África Occidental. Estaba en juego el dominio del Atlántico Sur. Y era inexorable la disputa de la Argentina porque la fuerza que habían acumulado los rusos en el ejército era muy grande. Las tres “V” se decía entonces: Videla, Villareal, Viola, eran prosoviéticos.
Los yanquis tenían su fuerza, desde ya, grande. Habían triunfado en Chile, en Paraguay, Bolivia, Brasil, y en Uruguay. Por lo tanto, era inevitable que se diera el golpe en la Argentina. Y desde entonces a nosotros hay quienes nos llaman “lopezreguistas”, porque levantamos la bandera de la lucha contra el golpe de Estado. Dijimos: “unirse y armarse para evitar otro 55”. Esa fue nuestra consigna. Eso sí, también aclaramos que si era necesario defender al gobierno constitucional de Isabel Perón frente a los golpistas, nosotros la defendíamos, y no nos arrepentimos de eso. Algún día habrá historiadores que dirán la verdad, no como ese responsable sindical del PC, que el otro día dijo que René Salamanca era de Vanguardia Comunista.
Nosotros sabíamos lo que venía, el tipo de golpe que se estaba preparando. Luchamos contra los yanquis, y contra los rusos. Cuando Capellini, que estaba en una trenza proyanqui, dio su golpe, rodeamos los cuarteles donde él se había alzado, con grupos que nosotros formamos. Desde el primer día, en la primera declaración que sacamos cuando triunfó el golpe, el 24 de marzo de 1976, dijimos que el golpe estaba hegemonizado por un sector de militares ligados a la Unión Soviética.
Tuvieron los yanquis que declarar el bloqueo a Afganistán, cuando los rusos la invadieron, para que la dictadura argentina tirara la careta. Se transformó en la cantinera de las tropas soviéticas que habían ocupado Afganistán. En todos los foros internacionales, la dictadura argentina era defendida por la Unión Soviética, que impedía que se la califique como a una dictadura igual que la de Pinochet.
Bueno, compañeros, esa es nuestra historia. Cuando vino la dictadura, nos quedamos aquí en la Argentina, nosotros no nos fuimos. Así como tuvimos muchos mártires en la lucha antigolpista, muchos compañeros que fueron asesinados -y en el nombre de Enrique Rusconi voy a nombrar a todos-, también bajo la dictadura tuvimos muchos compañeros detenidos de- saparecidos, entre ellos  Gody Alvarez, René Salamanca, Angelito Manfredi, Manuel Guerra y tantos compañeros que resistieron con valentía, como demuestra la autopsia del propio cadáver del compañero Gody Alvarez, que fue prácticamente quemado vivo. Demuestran el valor con que afrontaron la tortura y por la que hoy nosotros estamos acá.
Los compañeros nuestros, sometidos a la opción de irse o quedarse, se quedaron acá, en las cárceles, y se pasaron allí siete, ocho años, como Horacio Ciafardini, como Normita Nassif, como Rafael Gigli, porque no aceptaron la opción de irse al exterior. Nosotros luchamos dentro de la Argentina. Ese es nuestro Partido compañeros. Para este Partido nosotros les pedimos la contribución en esta Campaña Financiera.
Cuando Cristina estaba en Estados Unidos tratando de que Obama la reciba, cosa que no logró, la Kraft, el Sindicato, la Policía Federal, que estaban unidos, atacaron a los trabajadores de Terrabusi, y convirtieron a la Kraft en un campo de concentración. Y ese día compañeros –porque yo quiero terminar en esto–, la Argentina desde Jujuy hasta Tierra del Fuego demostró que aquí hay un Partido. Es chico, no estamos contentos con este Partido, queremos engrandecerlo e invitamos a los que no se han afiliado a que se afilien. Pedimos una contribución para fortalecerlo.
Pero ese día, los cortes de ruta que hubo en Jujuy, Salta, Tucumán, el corte del puente de Resistencia-Corrientes, el corte del puente Cipoletti-Neuquén, las manifestaciones en Ushuaia, demostraron que en la República Argentina, aquel grupo, aquellos compañeros que hace 42 años fundaron este Partido, han logrado construir un Partido, compañeros. Un Partido que está al servicio de la clase obrera y al servicio de las luchas que hagan falta para liberar a nuestro país. Eso es lo primero que yo quería decir.


Somos comunistas
Claro, muchos dirán: ¿y qué quiere decir eso de comunista, si el comunismo ya no existe más? Porque lo que se dice ahora es que el comunismo no existe más. Da lo mismo Stalin que Hitler. Fue la bandera roja la que se clavó en el Reichtag y que aplastó a esas bestias del nazismo. Fue la bandera roja. Pero resulta que ahora algunos dicen que los crímenes del nazismo “sirven para cubrir los crímenes que hizo el stalinismo”. Y hay una ofensiva anticomunista feroz. Mao habría sido un simple asesino, no el liberador de la China feudal, de la China entregada al imperialismo, de la China donde morían de tres a cuatro millones de personas por año de hambre, de peste, de inundaciones. Y el comunismo “no existe más”.
Entonces ¿cómo nosotros somos comunistas? Esa es la historia, compañeros, de la clase obrera. Dijo Mao, que la dialéctica de los obreros y de los explotados es luchar, fracasar, para volver a luchar y volver a fracasar y así hasta triunfar. Y cuando uno estudia la historia de la Humanidad, eso no es una muletilla; porque el primer intento del proletariado de tomar el poder fue con la Comuna de París. Duró unas pocas semanas. Se unieron los alemanes con los franceses, los aplastaron. Y como dice la canción que se llama “el tiempo de cerezas”, florecían los cerezos cuando la burguesía francesa fusiló a 70 mil obreros en lo que se llama el Muro de los Fusilados en París.
Y los burgueses se quedaron tranquilos: habían terminado con el comunismo. Habían matado a 70 mil obreros y luchadores que estuvieron en las barricadas exigiendo un gobierno de los obreros, e implantando un principio que hasta hoy rige para nosotros: que ningún funcionario va a ganar más que un obrero calificado, y que son renovables. Esos principios que implantó la Comuna, sirven hasta hoy.
De la Comuna de París se escapó una mujer, Luisa Michel, que dirigió los piquetes femeninos. Fue a La Polinesia y de La Polinesia se fue a Chiapas, porque las ideas socialistas llegaron a Chiapas con Luisa Michel. Y muchos años después, uno que había sido estafeta de Luisa Michel entre los batallones femeninos, que tenía 13 años cuando La Comuna, Andrés Dupont, ya viejito, con su mujer ciega, llegó al pueblo de Casilda, creó los sindicatos anarquistas, después creó la filial del Partido Comunista de Casilda, donde afilió a Florindo Moretti, un ferroviario, que sería secretario del Partido Comunista de Santa Fe.
Es decir que no mueren las ideas del comunismo. 70 mil fusilados, pero no terminaron con las ideas del comunismo. Porque estas ideas son ideas que tienen los oprimidos desde que la sociedad de clases se instauró. Algún día vamos a acabar con la explotación del hombre por el hombre. Algún día todos los hombres van a ser iguales, y se va a terminar con esta situación actual que tenemos. Y entonces ¿por qué vamos a dejar de ser comunistas? Vamos a seguir luchando por el comunismo, hasta que el comunismo triunfe, no tengo ninguna duda de que va a triunfar.
Dicen, bueno, ustedes son unos optimistas… ¿Cómo se podría decir? Somos incurables. Claro, se confirman nuestras ideas cuando el otro día salió en los medios que en el sur de China hay 500 fábricas paradas porque están en huelga. Y nosotros sabemos que gran parte de esas huelgas están dirigidas por compañeros que se reivindican maoístas. Que hay millones de maoístas en China.
Entonces nosotros seguimos creyendo que el comunismo, compañeros, va a triunfar, y que vale la pena dedicarle la vida al comunismo. No es una vida perdida. Perdida es la vida de los que creyeron que estaban luchando por el comunismo y en realidad estaban luchando por el revisionismo, por la restauración capitalista como pasó en la Unión Soviética, y como pasó con los militantes de esos partidos comunistas que a la hora de la verdad terminaron siendo, como el Partido Comunista de acá en la Argentina, como dijo el Che Guevara, un partido que creó un banco y ahora es un banco que tiene un partido.
Entonces, seguimos siendo comunistas y por eso les pedimos el aporte para este partido, para el Partido Comunista Revolucionario. Es decir, no les pedimos el aporte simplemente para una coyuntura, les pedimos el aporte para algo que estamos tratando de construir con visión de futuro y que tenemos la seguridad de que va a triunfar más tarde o más temprano. No sabemos el camino. Así como ni Marx ni Engels se imaginaron que el camino de la revolución iba a ser el que fue, ni Lenin tampoco se imaginó que iba a ser el que fue, nosotros no podemos imaginarnos cómo va a ser el camino. Pero que la clase obrera y los oprimidos se van a abrir camino y van a triunfar más tarde o más temprano sobre sus explotadores, no me cabe ninguna duda. Tenemos plena confianza en eso.

Somos revolucionarios
Dicen: ¿por qué revolucionarios? Y bueno, todavía hay algunos que se llaman comunistas y no lo son. Más vale que nos diferenciemos, porque miren si nos confunden… por eso somos revolucionarios, y no porque menospreciemos la utilización de las formas democráticas institucionales y la lucha por las reformas. Acá hay compañeros que pueden dar fe de la importancia que damos nosotros al Congreso, a las discusiones y a todo eso, sin que dejemos de pensar que el Congreso sigue siendo un “charlamento”. Pero tiene su importancia. Porque tuvo su importancia la pelea que todos esos diputados hicieron, por ejemplo, con Patricia Walsh y otros, hasta anular la ley de Obediencia Debida y Punto Final. Porque la anularon ellos, no la anuló Kirchner. Y fue una lucha muy larga y muy sostenida. Y no porque no le asignemos importancia a las luchas por las reivindicaciones. Tenemos que poner hasta el último gramo de nuestra energía para conseguir el 82% móvil. No menospreciamos la lucha por las reformas. Pero, compañeros, si no hay revolución no vamos a cambiar nada en la Argentina.
Con motivo de la crisis dijimos: si no hay revolución y se destruye este Estado, inexorablemente la clase obrera va a pagar la crisis. No hay otro camino. Podrás conseguir una reivindicación, en una fábrica podrás conseguir que te reincorporen algunos de los que echaron, pero la realidad va a ser ésa, compañeros. Por eso nosotros seguimos siendo revolucionarios. Y en esto nosotros recogemos las mejores tradiciones de la historia argentina.
Porque aquí han trabajado meticulosamente, desde la escuela primaria hasta la universidad, para hacernos creer que el 25 de Mayo fue una manifestación de muchachos blancos, bien vestidos, con paraguas, que querían saber -“El pueblo quiere saber de qué se trata”-, y no que fue una gran insurrección popular como escribió Moreno, que estuvo inspirada en la insurrección del 12 de agosto de 1806, que derrotó a los ingleses; y que el 25 de Mayo tuvo que entrar Beruti a decir “bueno, basta señores, o terminan de decir pavadas o nosotros traemos a los hombres que tenemos allí armados y organizados para terminar con todo esto”, con otras palabras, desde ya.
¿Y por qué los radicales se olvidan que ellos surgieron de una insurrección? Traicionada después por esos dirigentes que fueron a terminar en el pacto de Mitre con Roca.
E hicieron varias insurrecciones y movimientos populares. Pero cuando se olvidaron de eso, el radicalismo terminó donde terminó. Piensen que fue dentro de todo un gobierno que realizó reformas relativamente progresistas. Pero cuando los obreros se les cruzaron los mataron sin asco, a miles, miles de obreros. En la Patagonia, en la Semana Trágica. Pero se olvidaron de aquello.
Y compañeros, ¿qué fue el 17 de octubre de 1945? ¿Qué fue? El 17 de octubre de 1945 fue una gran pueblada insurreccional que logró romper a las fuerzas armadas que se habían hecho fuertes en Campo de Mayo, logró dividirlas, logró atraer a una parte hacia ellos, e impuso lo que ellos consideraban que era la tarea del momento: liberar y poner al coronel Perón en el poder. Desde ya, en este caso, por el camino electoral, pero después de haber hecho el 17 de octubre. Fue una insurrección popular.
También fue una insurrección cuando en el año ‘55 salió el pueblo de Rosario -junto con el Regimiento- e impidieron durante una semana que el Ejército de la Libertadora entrara a la ciudad. Y fue una pueblada la del Cordobazo y también la del Argentinazo.
No pudimos coronar en el Argentinazo. No teníamos aquella coordinadora que habíamos formado con el MTA, la CTA, la CCC, la FUA, la Federación Agraria, etc., que hizo dos Marchas Federales.
Y cuando vino el Argentinazo no hubo una coordinación. Tampoco la clase obrera pudo jugar en las condiciones de entonces, con la crisis terrible que sufría, con la desocupación, el rol de vanguardia que tuvo que haber jugado. Es decir, le podemos contar las costillas flacas al Argentinazo, sabemos cuáles son. Pero aprendimos que hay un camino, que en ese caso nos permitió voltear un gobierno. Pero que en otras condiciones nos puede permitir también instaurar un gobierno.
Y la rebelión agraria nos completó el boceto. Porque un gran problema, compañeros, era cómo esta lucha del proletariado concentrado en las ciudades en la Argentina, podía arrastrar al combate a esas masas campesinas, vinculadas a la producción agropecuaria.
Y la rebelión agraria demostró, desde ya donde nuestro partido era fuerte, donde los campesinos pobres y los obreros rurales eran fuertes como en el Sur de Santa Fe, o en el corte de Paraná-Santa Fe, mostró que podíamos hegemonizar. Y en otros lugares hegemonizó la burguesía, o los terratenientes. Ahora hay muchos que tienen pavor a decir la palabra terrateniente… bueno, qué le vamos a hacer. Golpeamos juntos con sectores terratenientes, si no hubiéramos golpeado junto con ellos no hubiéramos logrado lo que logramos. Pero al mismo tiempo, donde hubo hegemonía del campesinado pobre y de los obreros rurales, tuvo una dirección el movimiento. Y donde hegemonizó la burguesía agraria tuvo otro camino: confiaron en la salida electoral.
Si ustedes quieren un camino, digamos así, dibujadito, como nos gusta a nosotros, es la marcha de los originarios y los campesinos pobres desde el Impenetrable hasta Resistencia, que culmina con una multisectorial, donde incluso habló el representante de la Sociedad Rural, pero bajo la hegemonía de los campesinos pobres, los originarios y el proletariado.
Es decir, que tenemos bocetado el camino que lleva a la revolución, compañeros. Tenemos bocetado el camino de la revolución. Sabemos cuál es el camino. Ustedes nos dirán, sí pero todavía falta una parte del boceto, que es la parte de los sectores militares, que tienen que unirse. Porque como dijo Rosa Luxemburgo, y le gustaba repetir a Lenin, aunque Lenin la corregía: la rebelión no se hace contra el ejército; se hace con… ella decía “con el ejército al frente”. Habría que decir, como decía Lenin: “con una parte del ejército al frente”. Y esa parte del boceto la vamos a complementar, yo creo. Porque en la medida en que la clase obrera y el pueblo salgan a la calle, esa mezcla que hay ahí en las fuerzas armadas, donde hay sectores fascistas (que son muy alentados por el gobierno), se va a separar. Porque el gobierno quiere polarizar entre el fascismo de un lado, los Macri de un lado por ejemplo, y ellos como centroizquierda, pero hay otros que no se dejan engañar, y que no están en esa.
Por lo tanto nosotros, el camino para conseguir el triunfo de la revolución en la Argentina lo tenemos bocetado. Si vamos a ser capaces o no de recorrerlo, ya depende de una cantidad de cuestiones que tendremos que ver, tenemos que construir, y para eso precisamos un fuerte Partido Comunista Revolucionario.

La crisis es aguda
Estas son las cosas más gruesas que quería decir. En todo caso, una cosa que sí quiero agregar es que no nos vayamos a creer que la crisis se terminó. Porque todo esto tiene que estar presidido por una situación mundial que nadie sabe cómo va a terminar. Escribió The New York Times: “seamos claros, la crisis desatada por la irresponsabilidad de los bancos… costó al país 120 billones de dólares. La más profunda recesión desde 1930, y la pérdida de 7 millones de empleos.” Es decir que hoy día en Estados Unidos hay 15 millones de desempleados. Esos 7 y pico se agregaron a los desempleados que ya había. En realidad hay más, porque en Estados Unidos hay 12 millones de indocumentados que Dios sabe si trabajan o no trabajan; no están registrados en ningún lado.
Este es el problema fundamental porque quebraron cien bancos y hay cien que están tecleando. Cuando todo el mundo creía que la situación ya estaba resuelta, estalla lo de Grecia. ¿Ustedes creen que Grecia puede pagar un déficit fiscal que es cuatro veces el déficit fiscal que tenía la Argentina cuando estalló la crisis del 2011? Imposible.
Las medidas que están tomando en Europa son horrorosas. Como en Rumania: han despedido a 50 mil empleados públicos, han rebajado el 25% de todos los salarios. Y así esperan afrontar la crisis. Nadie sabe lo que va a pasar.
Los yanquis, con mucho dinero, haciéndole pagar a su población, al pueblo, hicieron zafar a los bancos. Las actividades se reactivan en determinados momentos. Pero lo que no se reactiva es la creación de empleo, compañeros.
Es como acá en la Argentina: Cristina primero se hizo la viva. Fue a Estados Unidos y dijo que ahora había que hablar del “efecto jazz”, ¿se acuerdan? Ella lo tomó a la farra, “el efecto jazz”. Ella estaba segura de que acá no iba a pasar nada, pero pasó lo que pasó.
No se sabe acá lo que está pasando tampoco. Hay más de 10 mil obreros de la carne en la calle. Hoy, si no me equivoco, cortaron en Santa Fe cuatro rutas; y acá en la provincia de Buenos Aires cortaron en Alpargatas.
Hay varios miles de obreros petroleros en stand by, como dicen ellos. En stand by quiere decir que les dan un subsidio. Los obreros de la carne también piden el cumplimiento de la garantía horaria que les prometió Cristina y no cumplió, para poder zafar de esta situación.
Es decir, nadie sabe. Hay que estar atento. La crisis puede hacer una W, puede hacer una U, puede hacer una L. Si ustedes ven atentamente o leen atentamente a los analistas económicos, ven que nadie está claro: si lo que estamos pasando aquí en la Argentina, ahora, es la parte de debajo de la L o si estamos en una parte de la W, o si estamos una parte de la U. No se sabe bien cuál es la situación que estamos atravesando. ¿Pero ustedes creen que la crisis de Europa no nos va a afectar a nosotros?
Porque acá tenemos dos cuestiones que son Brasil y Europa. Y China, ya vimos qué pasó con el aceite de soja. Nosotros dependemos de la compra de los chinos para motorizar la salida del aceite de soja, y por lo tanto de los pellets también, que están vinculados al aceite de soja.
Por lo tanto la situación es difícil para nosotros. No sabemos cómo va a repercutir la crisis de Europa aquí en la Argentina. Y nos estamos agarrando fuertemente a Brasil, porque más del 10% de los automotores que se venden en Brasil son de origen argentino. Pero la situación de la crisis es aguda.
Compañeros, ya que estamos en este tipo de charla, quiero contar algo. Yo era pibe, pero conocí la crisis del ‘30, en un pueblito de la Patagonia. Guardo en la retina imágenes que me han seguido toda la vida, y me van a seguir hasta que me muera; porque la crisis del 30 fue terrible, compañeros. Hubo momentos donde parecía que mejoraba, igual que acá. Por ejemplo, no sé si fue porque mejoró el precio de la lana allá en la Patagonia, no lo recuerdo. Mejoraron un poco, después empeoraron… Pero así como en Estados unidos, la crisis se fue con la guerra -mentira que se fue con el New Deal- la crisis en la Argentina se resolvió con la guerra. Y nadie puede explicar a Perón sin la crisis del ‘30.
Yo recuerdo bien las filas de los linyeras. Compañeros, parte del folclore argentino, canciones, palabras, vienen de ahí. ¿O acaso todavía nosotros no decimos atorrante? Así se les decía a los desocupados que iban a dormir a los caños de A. Torrens y Compañía en el Puerto. ¿O acaso a los linyeras no les decimos crotos, porque hubo un gobernador en la provincia de Buenos Aires, de ese nombre, que permitió a los linyeras viajar colgados en los trenes de carga.
¿Y ustedes se creen que esta crisis, que como dice The New York Times, es mucho peor que la crisis del ‘30, se puede resolver con las medidas que han hecho estos tipos para salvar a 100 bancos y dejar que otros 100 se hundan; y que se hundan las dos más grandes aseguradoras? Hay 100 bancos temblequeando. El Estado yanqui tiene el 60% de las acciones de la General Motors, que fue el más grande monopolio de los Estados Unidos. Entonces, ¿cómo vamos a salir de todo esto? ¿Cómo van a salir los yanquis de todo esto? ¿Cómo va a salir Europa de todo esto? ¡España! España es la otra que está ahí, al borde del precipicio. En cualquier momento se precipita y, en tal caso, no sé lo que puede suceder acá en la Argentina.

Las perspectivas son buenas
Yo quiero decir nada más, para terminar, que en la Argentina hay algo nuevo. Eso nuevo ya surgió en Terrabusi Kraft. Surgió en los trabajadores del Subterráneo. Apareció el otro día en el corte del Roca, de los ferroviarios. Vivimos en un país de puebladas, compañeros. Lo de Bariloche fue una pueblada. Y todos los días tenemos una pueblada, por hache o por be.
Resulta que el abogado de la Kraft, Julián De Diego, ha dicho: el tema más grave “no está ligado a lo estrictamente económico”. En efecto, lo que ha crecido es “un cierto estado de rebelión en el mundo laboral”, que “ni siquiera está promovido en forma explícita y mucho menos controlado por los sindicatos y sus líderes”. Desde las bases surgen nuevos niveles de representatividad. “Una, son los delegados que pasaron a tener un protagonismo clave, y por el entorno de poder que crearon. Y dos, el estado asambleario creado en muchas empresas líderes o con grandes dotaciones, a propósito del cuestionamiento de la representatividad de los distintos estamentos de la estructura sindical”, a la que caracterizó por no ser muy democrática. “Con estos fenómenos –agregó– se ha alterado sin duda la paz social reinante en otras épocas. Y la productividad está comprometida por el efecto de las constantes alteraciones, asambleas, reuniones, reclamos, protestas, etc., que se producen en su consecuencia”. Esto dice De Diego.
Esto, compañeros, es lo principal de lo que está sucediendo ahora en la Argentina. No sale en los diarios, no sale en los medios. La rebelión, la rebeldía de los obreros de la carne: 12 mil son los que están en la calle. Pero están en franca rebeldía cortando rutas. Y tenemos el ejemplo de la alimentación, de esos obreros de Córdoba que le torcieron el brazo a la patronal, le obligaron a pagar 35% de aumento, le obligaron a reincorporar despedidos; y produjeron una lucha que conmovió a toda la provincia de Córdoba y que tuvo repercusión nacional.
Lo que ha pasado el otro día en el ferrocarril Roca, es un ejemplo también de esto. Por lo tanto, compañeros, las perspectivas son buenas.
A eso hay que agregar el reciente encuentro que se acaba de hacer de los originarios en La Pampa, donde participaron todos los lonkos de esa provincia, con 700 y pico de representantes de gran parte de las comunidades guaraní, qom, mapuche, etc., etc.
Y se agrega que se está haciendo una experiencia de ocupación de tierra en la Argentina, que es el acampe que están haciendo los campesinos de Asoma en el Parque Pereyra Iraola. Como hacen en Brasil los Sin Tierra, que se quedan al lado de la ruta, al lado de la tierra que exigen, como hacen los compañeros en Paraguay. Anteayer cortaron en Alpargatas, con cerca de 400 con mucha combatividad. 400, en su enorme mayoría campesinos, campesinos pobres.
Es decir que se están creando condiciones para que verdaderamente luchemos por un cambio que permita que la crisis no la pague el pueblo en la Argentina. No podemos esperar esto de los Kirchner. No lo van a hacer los Kirchner. Eso lo hace el pueblo o no se hace compañeros. Ahora están también las luchas de los estudiantes secundarios en la Capital Federal, bienvenidos, nos sacamos el sombrero, porque eso demuestra que está comenzando a florecer el otro sector, que si llega a salir a la calle, ahí sí que le cambiamos el panorama a la Argentina.