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25 de octubre de 2023

Otto Vargas, primer secretario general del Partido Comunista Revolucionario

El PCR: su misión histórica

Reproducimos extractos de una charla brindada por el camarada Otto Vargas, primer secretario de nuestro Partido fallecido el 14 de febrero de 2019. La charla fue en ocasión de la Campaña Financiera, en la Capital Federal, el 30 de julio de 2010. Publicado en el hoy 1334, del 8 de septiembre de 2010.

Somos comunistas

Claro, muchos dirán: ¿y qué quiere decir eso de comunista, si el comunismo ya no existe más? Porque lo que se dice ahora es que el comunismo no existe más. Da lo mismo Stalin que Hitler. Fue la bandera roja la que se clavó en el Reichtag y que aplastó a esas bestias del nazismo. Fue la bandera roja. Pero resulta que ahora algunos dicen que los crímenes del nazismo “sirven para cubrir los crímenes que hizo el stalinismo”. Y hay una ofensiva anticomunista feroz. Mao habría sido un simple asesino, no el liberador de la China feudal, de la China entregada al imperialismo, de la China donde morían de tres a cuatro millones de personas por año de hambre, de peste, de inundaciones. Y el comunismo “no existe más”.

Entonces ¿cómo nosotros somos comunistas? Esa es la historia, compañeros, de la clase obrera. Dijo Mao, que la dialéctica de los obreros y de los explotados es luchar, fracasar, para volver a luchar y volver a fracasar y así hasta triunfar. Y cuando uno estudia la historia de la Humanidad, eso no es una muletilla; porque el primer intento del proletariado de tomar el poder fue con la Comuna de París. Duró unas pocas semanas. Se unieron los alemanes con los franceses, los aplastaron. Y como dice la canción que se llama “el tiempo de cerezas”, florecían los cerezos cuando la burguesía francesa fusiló a 70 mil obreros en lo que se llama el Muro de los Fusilados en París.

Y los burgueses se quedaron tranquilos: habían terminado con el comunismo. Habían matado a 70 mil obreros y luchadores que estuvieron en las barricadas exigiendo un gobierno de los obreros, e implantando un principio que hasta hoy rige para nosotros: que ningún funcionario va a ganar más que un obrero calificado, y que son renovables. Esos principios que implantó la Comuna, sirven hasta hoy.

De la Comuna de París se escapó una mujer, Luisa Michel, que dirigió los piquetes femeninos. Fue a La Polinesia y de La Polinesia se fue a Chiapas, porque las ideas socialistas llegaron a Chiapas con Luisa Michel. Y muchos años después, uno que había sido estafeta de Luisa Michel entre los batallones femeninos, que tenía 13 años cuando La Comuna, Andrés Dupont, ya viejito, con su mujer ciega, llegó al pueblo de Casilda, creó los sindicatos anarquistas, después creó la filial del Partido Comunista de Casilda, donde afilió a Florindo Moretti, un ferroviario, que sería secretario del Partido Comunista de Santa Fe.

Es decir que no mueren las ideas del comunismo. 70 mil fusilados, pero no terminaron con las ideas del comunismo. Porque estas ideas son ideas que tienen los oprimidos desde que la sociedad de clases se instauró. Algún día vamos a acabar con la explotación del hombre por el hombre. Algún día todos los hombres van a ser iguales, y se va a terminar con esta situación actual que tenemos. Y entonces ¿por qué vamos a dejar de ser comunistas? Vamos a seguir luchando por el comunismo, hasta que el comunismo triunfe, no tengo ninguna duda de que va a triunfar.

No sabemos el camino. Así como ni Marx ni Engels se imaginaron que el camino de la revolución iba a ser el que fue, ni Lenin tampoco se imaginó que iba a ser el que fue, nosotros no podemos imaginarnos cómo va a ser el camino. Pero que la clase obrera y los oprimidos se van a abrir camino y van a triunfar más tarde o más temprano sobre sus explotadores, no me cabe ninguna duda. Tenemos plena confianza en eso.

 

Somos revolucionarios

Dicen: ¿por qué revolucionarios? Y bueno, todavía hay algunos que se llaman comunistas y no lo son. Más vale que nos diferenciemos, porque miren si nos confunden… por eso somos revolucionarios, y no porque menospreciemos la utilización de las formas democráticas institucionales.

No menospreciamos la lucha por las reformas. Pero, compañeros, si no hay revolución no vamos a cambiar nada en la Argentina. Con motivo de la crisis dijimos: si no hay revolución y se destruye este Estado, inexorablemente la clase obrera va a pagar la crisis. No hay otro camino. Podrás conseguir una reivindicación, en una fábrica podrás conseguir que te reincorporen algunos de los que echaron, pero la realidad va a ser ésa, compañeros. Por eso nosotros seguimos siendo revolucionarios. Y en esto nosotros recogemos las mejores tradiciones de la historia argentina.

Porque aquí han trabajado meticulosamente, desde la escuela primaria hasta la universidad, para hacernos creer que el 25 de Mayo fue una manifestación de muchachos blancos, bien vestidos, con paraguas, que querían saber –“El pueblo quiere saber de qué se trata”–, y no que fue una gran insurrección popular como escribió Moreno, que estuvo inspirada en la insurrección del 12 de agosto de 1806, que derrotó a los ingleses; y que el 25 de Mayo tuvo que entrar Berutti a decir “bueno, basta señores, o terminan de decir pavadas o nosotros traemos a los hombres que tenemos allí armados y organizados para terminar con todo esto”, con otras palabras, desde ya.

¿Y por qué los radicales se olvidan que ellos surgieron de una insurrección? Traicionada después por esos dirigentes que fueron a terminar en el pacto de Mitre con Roca.

E hicieron varias insurrecciones y movimientos populares. Pero cuando se olvidaron de eso, el radicalismo terminó donde terminó. Piensen que fue dentro de todo un gobierno que realizó reformas relativamente progresistas. Pero cuando los obreros se les cruzaron los mataron sin asco, a miles, miles de obreros. En la Patagonia, en la Semana Trágica. Pero se olvidaron de aquello.

Y compañeros, ¿qué fue el 17 de octubre de 1945? ¿Qué fue? El 17 de octubre de 1945 fue una gran pueblada insurreccional que logró romper a las fuerzas armadas que se habían hecho fuerte en Campo de Mayo, logró dividirlas, logró atraer a una parte hacia ellos, e impuso lo que ellos consideraban que era la tarea del momento: liberar y poner al coronel Perón en el poder. Desde ya, en este caso, por el camino electoral, pero después de haber hecho el 17 de octubre. Fue una insurrección popular.

También fue una insurrección cuando en el año ‘55 salió el pueblo de Rosario -junto con el Regimiento- e impidieron durante una semana que el Ejército de la Libertadora entrara a la ciudad. Y fue una pueblada la del Cordobazo y también la del Argentinazo.

No pudimos coronar en el Argentinazo. No teníamos aquella coordinadora que habíamos formado con el MTA, la CTA, la CCC, la FUA, la Federación Agraria, etc., que hizo dos Marchas Federales.

Y cuando vino el Argentinazo no hubo una coordinación. Tampoco la clase obrera pudo jugar en las condiciones de entonces, con la crisis terrible que sufría, con la desocupación, el rol de vanguardia que tuvo que haber jugado.

Es decir, le podemos contar las costillas flacas al Argentinazo, sabemos cuáles son. Pero aprendimos que hay un camino, que en ese caso nos permitió voltear un gobierno. Pero que en otras condiciones nos puede permitir también instaurar un gobierno.

Y la rebelión agraria nos completó el boceto. Porque un gran problema, compañeros, era cómo esta lucha del proletariado concentrado en las ciudades en la Argentina, podía arrastrar al combate a esas masas campesinas, vinculadas a la producción agropecuaria.

Y la rebelión agraria demostró, desde ya donde nuestro partido era fuerte, donde los campesinos pobres y los obreros rurales eran fuertes como en el Sur de Santa Fe, o en el corte de Paraná-Santa Fe, mostró que podíamos hegemonizar. Y en otros lugares hegemonizó la burguesía, o los terratenientes. Ahora hay muchos que tienen pavor a decir la palabra terrateniente… bueno, qué le vamos a hacer. Golpeamos juntos con sectores terratenientes, si no hubiéramos golpeado junto con ellos no hubiéramos logrado lo que logramos. Pero al mismo tiempo, donde hubo hegemonía del campesinado pobre y de los obreros rurales, tuvo una dirección el movimiento. Y donde hegemonizó la burguesía agraria tuvo otro camino: confiaron en la salida electoral.

Es decir, que tenemos bocetado el camino que lleva a la revolución, compañeros. Tenemos bocetado el camino de la revolución. Sabemos cuál es el camino. Ustedes nos dirán, sí pero todavía falta una parte del boceto, que es la parte de los sectores militares, que tienen que unirse. Porque como dijo Rosa Luxemburgo, y le gustaba repetir a Lenin, aunque Lenin la corregía: la rebelión no se hace contra el ejército; se hace con… ella decía “con el ejército al frente”. Habría que decir, como decía Lenin: “con una parte del ejército al frente”. Y esa parte del boceto la vamos a complementar, yo creo. Porque en la medida en que la clase obrera y el pueblo salgan a la calle, esa mezcla que hay ahí en las fuerzas armadas, donde hay sectores fascistas, se va a separar.

Por lo tanto nosotros, el camino para conseguir el triunfo de la revolución en la Argentina lo tenemos bocetado. Si vamos a ser capaces o no de recorrerlo, ya depende de una cantidad de cuestiones que tendremos que ver, tenemos que construir, y para eso precisamos un fuerte Partido Comunista Revolucionario.

 

Hoy N° 1984 25/10/2023