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24 de octubre de 2018

La monopolización de la tierra en Argentina

El poder de los pooles

Los pooles de siembra, fideicomisos o fondos agrícolas son formas de asociación de grandes terratenientes e inversionistas para el alquiler de campos, para ponerlos bajo una única administración. De esta manera monopolizan el manejo de grandes extensiones de tierra cultivable, que les permite apropiarse de todo el beneficio extraordinario que surja por la operatoria de las leyes de la renta en la explotación capitalista del suelo, recuperando el dinero adelantado con creces.

Este sistema ha pasado a ser predominante en la producción de los granos (cereales y oleaginosos), donde dos tercios de sus cultivos en el país es controlado por los grandes operadores de fondos y grandes terratenientes que, además de la tierra propia, conforman fideicomisos para arrendar grandes extensiones en distintos lugares del país (e incluso en los países vecinos), que hacen producir a través de contratistas, que ponen los equipos y emplean los maquinistas, tractoristas y demás obreros rurales.

Los pooles no favorecen el desarrollo del capital agrario sino el monopolio por el capital financiero de enormes extensiones de tierra, reforzando el latifundismo y elevando la renta del suelo. Reuniendo grandes sumas de dinero, los pooles compiten ventajosamente en el alquiler de las tierras con los capitalistas agrarios (arrendatarios o contratistas), que tienen que terminar trabajando en los suelos administrados por los pooles. De lo que resulta una mayor renta que la que hubieran tenido que pagar si ellos arrendaban directamente el campo. Una renta de monopolio que surge de una mayor explotación de los obreros rurales, que es apropiada por los terratenientes y pooles subordinando a los contratistas a través del control de la tierra y de su producción.

Los fondos administrados por los pooles o el sistema de fideicomiso han obtenido fabulosas ganancias los últimos años. ¿De dónde surge su capacidad de absorber una parte importante del trabajo agrario? Fundamentalmente del control de grandes extensiones de tierra, a través de su alquiler, organizando la producción en gran escala sobre ellas. Monopolizando la fuente de la renta y el fruto de la producción aumentan su capacidad de absorción del resultado de la explotación obrera (la plusvalía agraria) en el producto que “les pertenece”, por haberse hecho antes “dueños de la tierra” y haber adelantado el dinero para pagar ciertos insumos y “los servicios” de los capitalistas contratistas.

Escribe Eugenio Gastiazoro

Hoy N° 1740 24/10/2018