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28 de abril de 2021

Día Internacional de los Trabajadores

El Primero de Mayo

Estamos a pocos días de un nuevo Primero de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores. Llegamos a esta fecha en medio de la pandemia de coronavirus, que ha agravado la emergencia sanitaria, social y económica en nuestro país y el mundo.

La jornada de lucha del Primero de Mayo nació de una propuesta de Federico Engels al Congreso Internacional Socialista de París de 1889, que propuso el 1 de mayo de 1890 para manifestar en todos los países y ciudades a la vez, reivindicando la huelga por las ocho horas de trabajo iniciada un 1 de mayo de 1886 en Estados Unidos.

Durante el año 1885 y los primeros meses de 1886 un volante recorrió las fábricas y talleres en los Estados Unidos. Con las siguientes palabras hacía un llamamiento a realizar acciones de toda la clase obrera el 1° de mayo de 1886: “¡Un día de rebelión, no de descanso!

Un día en que con tremenda fuerza la unidad del ejército de los trabajadores se moviliza contra los que hoy dominan el destino de los pueblos de toda nación. Un día de protesta contra la opresión y la tiranía, contra la ignorancia y la guerra de todo tipo. Un día en que comenzar a disfrutar ‘ocho horas de trabajo, ocho horas de descanso, ocho horas para lo que nos dé la gana’”.

 

Los mártires de Chicago

La lucha por la jornada de 8 horas había sido tomada ya como bandera política en 1866, por los obreros en ambas márgenes del Océano Atlántico. En Estados Unidos, en el Congreso General del Trabajo reunido en Baltimore y, en Europa, en el Congreso Obrero Internacional de Ginebra (Suiza), a propuesta de Carlos Marx, el fundador del socialismo científico junto a Federico Engels.

Muchos de los comuneros exiliados luego de la derrota del primer gobierno obrero, la Comuna de París, en 1871, engrosaron las filas del movimiento obrero norteamericano. Así las semillas de la Comuna germinaron Estados Unidos, donde los trabajadores se unificaron en la reivindicación de las 8 horas.

El 1º de mayo de 1886 se inició una huelga general por tiempo indeterminado con grandes concentraciones en todos los Estados Unidos. El 3 de mayo comenzó la sangrienta represión de las clases dominantes yanquis, que alcanzó su mayor barbarie en la ciudad de Chicago. La policía cargó sobre los manifestantes, que respondieron con la organización y los elementos que tenían para ese tipo de movilizaciones, desatándose una batalla con muchos muertos por ambas partes.

El gobierno declaró el Estado de Sitio, allanando domicilios y deteniendo a centenares de trabajadores, a los que sometió a juicios fraguados. Cinco de esos trabajadores fueron condenados a morir ahorcados el 11 de noviembre de 1887: Adolfo Fischer, George Engels, Albert Parsons, Augusto Spies y Louis Lingg. Este último se suicidó la mañana del día de la ejecución. Los mártires de Chicago murieron proclamando su convicción en la victoria definitiva de la clase obrera.

 

Una jornada internacional

En 1888, el Congreso de la Federación Americana del Trabajo decidió organizar una manifestación en todo el país para el 1º de mayo de 1890.

En 1889, a propuesta de Federico Engels, el Congreso Internacional de París adoptó esa fecha para manifestar en todos los países y ciudades a la vez. La lucha por la jornada legal de 8 horas, una lucha política porque enfrentaba el poder de las clases dominantes, unió a los trabajadores de América y Europa. Por eso Engels pudo escribir el 1º de mayo de 1890, que “hoy el proletariado de Europa y América pasa revista a sus fuerzas, movilizadas por primera vez en un solo ejército, bajo una sola bandera y para un solo objetivo inmediato: la fijación legal de la jornada legal de ocho horas, proclamada ya en 1866 por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra y de nuevo en 1889 por el Congreso obrero de París. El espectáculo de hoy demostrará a los capitalistas y a los terratenientes de todos los países que, en efecto, los proletarios de todos los países están unidos. ¡Oh, si Marx estuviese a mi lado para verlo con sus propios ojos!” (Prefacio a la edición de 1890 del Manifiesto del Partido Comunista, de Carlos Marx y Federico Engels).

Así, desde 1890, el 1º de Mayo es el Día Internacional de los Trabajadores, una jornada de unidad y de lucha. El día en que la clase obrera de todos los países del mundo pasa revista a sus fuerzas y renueva su compromiso de lucha por la emancipación, hasta poner fin a la explotación del hombre por el hombre.

 

Una larga lucha

Imponer la jornada legal de 8 horas, así como el reconocimiento de las organizaciones sindicales, cooperativas, etc. y el derecho a la actividad política de los obreros, costó años de esfuerzos y mucha sangre a los trabajadores de todos los países del mundo.

En esa lucha, también el proletariado argentino aportó con su esfuerzo y su cuota de sangre durante décadas en que sus demandas a los capitalistas y terratenientes les fueron negadas, sus organizaciones perseguidas, sus manifestaciones reprimidas, su actividad política proscripta. Sin embargo, venciendo todas las dificultades, en el siglo 20 logró avanzar, como avanzó el proletariado en el mundo, que dirigió grandes revoluciones como la rusa y la china, que mostraron la posibilidad de una nueva sociedad sin explotadores ni explotados, la sociedad comunista. Esto obligó a los capitalistas y terratenientes a hacer importantes concesiones a los trabajadores en todos los demás países, a reconocerles importantes derechos aun dentro del marco de su dominación constitucional, de su limitada democracia basada en la explotación del trabajo asalariado. En nuestro caso, esto se logró principalmente bajo los primeros gobiernos peronistas, y pudo en parte retenerse con heroicas luchas contra las dictaduras militares posteriores y los gobiernos civiles surgidos de las proscripciones que esas dictaduras impusieron.

Con las derrotas del proletariado y la restauración del capitalismo en los ex países socialistas, principalmente primero en Rusia en 1957 y después en China en 1978, se desató una reacción contra el proletariado en todos los países del mundo.

En nuestro país, eso coincidió con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que, asesinando y “desapareciendo” 30.000 personas incluidas centenares de niños, barrió con la mayoría de las conquistas del movimiento obrero argentino arrancadas y mantenidas durante casi un siglo de lucha.

 

Este 1º de Mayo

Este año en muchos lugares no saldremos a las calles y las plazas, debido a la pandemia. En otros, además de la pandemia y sus terribles consecuencias sanitarias, económicas y sociales, la clase obrera enfrenta una feroz represión, con la ilegalización del derecho de huelga, con presos, perseguidos y mártires.

Este Primero de Mayo, donde no podamos salir a las calles, haremos flamear las banderas rojas en los lugares de trabajo en los que estemos, en las redes y sobre todo en los comedores populares, merenderos y copas de leche en los que miles de compañeras y compañeros dan la batalla cotidiana por llegar con un plato de comida a los millones de hombres y mujeres de nuestro pueblo que saben que con hambre no hay cuarentena que valga.

Pese a la pandemia, haremos honor al carácter internacional de una jornada que nos une con los trabajadores de todo el mundo y los pueblos y naciones oprimidas, en la lucha contra los imperialistas y por terminar para siempre con toda forma de explotación y opresión de unos hombres por otros.

Porque como decía Rosa Luxemburgo en 1894: “Mientras dure la lucha de los obreros contra la burguesía y la clase dominante, mientras todas las reivindicaciones no hayan sido alcanzadas, el 1° de Mayo continuará siendo la expresión anual de estas reivindicaciones. Y, cuando amanezcan días mejores, cuando la clase obrera del mundo haya ganado su libertad, entonces la humanidad también celebrará, probablemente, el 1° de Mayo en honor a las luchas amargas y los muchos sufrimientos del pasado”.

 

Hoy N° 1861 28/04/2021