Noticias

15 de abril de 2015

El programa nuclear de Irán

Pre acuerdo de Lausana

El 3 de abril, en Lausana, Suiza, tras arduas negociaciones Irán y las seis potencias más grandes de mundo: Estados Unidos, China, Rusia, Alemania Gran Bretaña y Francia, llegaron a un pre acuerdo para limitar el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones internacionales al país persa. El acuerdo definitivo se firmaría el 30 de junio de 2015 si Obama logra demostrar las bondades del acuerdo a la opinión pública estadounidense y a los congresistas republicanos y demócratas, y doblegar la resistencia del gobierno de Israel y Arabia Saudí, sus principales aliados en el Medio Oriente, disconformes con el acuerdo.
 
Las “razones iraníes”
Desde el punto de vista de los intereses iraníes, el preacuerdo permitiría avizorar un alivio para el pueblo iraní y su economía. En lo económico Irán está atravesada por indicadores en rojo: con aumento de la pobreza y el desempleo, depreciación del Rial –moneda nacional- por la inflación, motivados en lo fundamental por la situación de aislamiento al que es sometido el país por las potencias imperialistas occidentales y, en este marco, por las políticas de los distintos gobiernos que han favorecido a la usura, la corrupción y las desigualdades sociales y de hecho a la clase dominante persa, con el acuerdo de los ayatolas (religiosos que están detrás en el poder). La economía iraní depende de la extracción y exportación de petróleo, es el segundo mayor productor de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), vende ingentes cantidades de petróleo a grandes países industrializados como China, India, Corea del Sur, Japón e Italia. Las sanciones estadounidenses que prohíben la importación de petróleo iraní, y la presión de Francia a la Unión Europea (UE) para que considere un veto al petróleo iraní, para desalentar su programa nuclear, han puesto en jaque a la economía persa.
En lo político el expansionismo chiita -principal componente de la población iraní-, sosteniendo a distintos grupos políticos de la zona: en Yemen, Líbano, Irak, Siria y Bahréin, le ha creado enemigos locales con apoyatura imperialista como Arabia Saudita e Israel que se oponen al acuerdo y otros como el grupo fundamentalista sunnita del Estado Islámico. Con una base económica debilitada, con una tasa de desocupación superior a 25%, con una inflación superior al 40% y una población con más del 50% de jóvenes menores de 30 años, este expansionismo es inviable.
Para los dirigentes israelíes, la amenaza iraní se concreta un poco más tras el acuerdo logrado en Lausana. El gobierno israelí considera que solo el aislamiento internacional, un aumento de las sanciones económicas contra Irán y la interrupción total de sus actividades de enriquecimiento de uranio pueden impedir que Teherán se convierta en una potencia nuclear.
 
Las ‘razones’ de los Estados Unidos
“Es un buen acuerdo” dijo Obama, quien sostiene que el pacto cierra cualquier vía de Irán hacia el arma nuclear. Si Teherán decide hacerse con el arma, necesitará un año como mínimo, lo que dará tiempo a Estados Unidos y a sus aliados para reaccionar.
Obama se juega mucho. Desde que ambos países rompieron relaciones diplomáticas tras la revolución islamista, ningún presidente se había acercado tanto a Teherán. Tras más de una década de guerras sin victoria en Irak y Afganistán, Obama expone las negociaciones con Irán, como un ejemplo de política exterior: diplomática, multilateral y abierta al diálogo con los enemigos.
Pero tiene detractores internos para esta política. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner dijo que el acuerdo preliminar supone una “salida alarmante” de los planes iníciales de Obama. “En las próximas semanas, republicanos y demócratas en el Congreso continuarán presionando a esta Administración en los detalles de estos parámetros y en las duras preguntas que continúan sin ser respondidas”, señaló.
Por otro lado, el republicano presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, pidió que el Congreso pueda revisar cualquier acuerdo final para garantizar que se “elimina la amenaza del programa nuclear de Irán”. También el senador Marco Rubio y posible candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2016 calificó de “muy preocupantes” los detalles iniciales del acuerdo.
Por su parte, el senador demócrata Bob Menéndez -partidario de nuevas sanciones a Irán si fracasan las negociaciones-, dijo que el pacto requiere de un análisis “riguroso” y subrayó que el Congreso debe cumplir “sus responsabilidades de supervisión” de un acuerdo que “alterará fundamentalmente” la relación con Irán y las sanciones impuestas.
 
Los verdaderos motivos del acuerdo de Lausana
Los verdaderos motivos de la política de Estados Unidos hacia Medio Oriente están determinados por el cambio de rumbo estratégico de su política global. El giro estratégico, según lo denomina Barack Obama, se basa en concentrar sus fuerzas armadas en el Océano Pacífico y no en el Atlántico, con el objetivo de establecer un cerco a China, al que considera el nuevo imperialismo que le disputa la hegemonía mundial. Esto ha implicado una disminución de su atención en otras zonas, como Medio Oriente y Europa, con consecuencias que tiñen la política internacional. Una de ellas: las renovadas ambiciones de Rusia de recuperar su poderío como un imperio euro‐asiático, lo que se evidenció en la ocupación de Crimea y en sus amenazas expansivas en Ucrania y los países del Báltico. Otra: Estados Unidos delegó en Alemania, y en menor medida en Gran Bretaña, la atención de los conflictos en Europa. Todo esto tiene repercusión directa en la Argentina. Se ha acrecentado el valor estratégico de las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, porque son la llave del paso entre el Atlántico y el Pacífico y su importancia, en caso de guerra, es enorme.
Adquieren al respecto mucha trascendencia las declaraciones del secretario de Defensa británico, Michael Fallon, hace pocos días -sorprendiendo a muchos con la noticia- cuando dijo “Necesitamos modernizar nuestras defensas allí (Malvinas), para garantizar que contemos con suficientes tropas y que las islas sean defendidas adecuadamente en términos de defensa marítima y aérea“.
Ha crecido el poderío económico y militar de China, que espera superar económicamente a los Estados Unidos en el 2020. Al respecto, Jeffrey Sachs, economista estadounidense dijo: “La mayor noticia económica del año (2014) llegó casi sin aviso. China ha reemplazado a los Estados Unidos como la mayor potencia económica del mundo, según los números del FMI: su producto bruto será este año de 17,6 billones de dólares frente a los 17,4 billones de los Estados Unidos”.
En los hechos tenemos un mundo multipolar, con tres potencias principales: Estados Unidos, China y Rusia. De las tres, por ahora, sólo Estados Unidos es la única superpotencia económica y militar de alcance global. Los yanquis han reforzado su cerco a China con nuevos acuerdos militares con Japón, con Filipinas (han conseguido allí una nueva base), con un acercamiento político y económico a Vietnam y con el reforzamiento de los lazos con la India (con cuya flota realizan maniobras militares conjuntas todos los años). Mantienen fuerzas en Afganistán y relaciones con Pakistán. No es un secreto para nadie que atizan la rebelión nacional en el Tíbet, en la región autónoma Uigur, etc. Simultáneamente, los chinos se han convertido en la más poderosa potencia imperialista en África y penetran profundamente en América Latina. La decisión de construir un canal bioceánico en Nicaragua, que traerá graves consecuencias ecológicas a la región, es una de las demostraciones más claras de esta penetración. 
Por este motivo Estados Unidos, particularmente Barack Obama, prefiere un Irán aliado y controlado, que apoyado en China y Rusia con los que éste es aliado en Siria y otros países de M. Oriente. A la vez, la firma del acuerdo definitivo (el 30 de junio de 2015) le permite a Estados Unidos una salida más airosa de sus tropas en Afganistán y Pakistán.
Pero esto genera una gran preocupación en Benjamín Netanyahu -actual primer ministro de Israel- y en Arabia Saudita, porque observan el papel que adquiere Irán, con este acuerdo, en los planes estratégicos de Estados Unidos, relativizando la importancia que por ahora tienen. Israel ha sido por años, la punta de lanza del imperialismo yanqui en la zona, especialmente a partir de la política de George Bush que consideraba.
Observamos un mundo en movimiento permanente, con reacomodamientos rápidos, donde nada es igual en cada momento aunque no lo percibamos. Como decía el gran líder chino Mao Tsetung: “los árboles preferirían estar quietos pero el viento no los deja”. En este sentido la política exterior argentina se ha movido de manera zigzagueante, promoviendo un alineamiento con Rusia y con China (como la base militar China en Neuquén y las concesiones a Rusia en el sector Antártico argentino) en vez de mantener nuestra independencia en la toma de decisiones en los conflictos mundiales.