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06 de septiembre de 2020

Por una política agropecuaria que tenga en vista el desarrollo el país

El proyecto de cría de cerdos para China

“Una política agropecuaria que tenga en vista el desarrollo el país debe tener en cuenta qué producir, cómo producir y para qué producir. En ello se asienta. No queremos que nos pase como con la soja, que pasamos en pocos años a triplicar la producción de granos  y exportar 80%, en medio de un proceso de falta de laburo, pobreza, desindustrialización y endeudamiento nacional”. Pablo Paillole (Director Distrito VI de la Fed. Agraria) en el panel organizado por el Instituto PATRIA, con la participación del Secretario de Agricultura de la Nación.

El proyecto de cerdos para China nace ante la pérdida de casi la mitad de cerdos en China (primer productor y consumidor mundial). Por un brote de Peste Porcina Africana fueron sacrificados entre 180 y 250 millones de animales.

Hacia el mes de julio se conoció el proyecto de inversión de conjunta de unos 4 mil millones de dólares –que no es poco-, una gran represa tiene un costo similar.

 

Síntesis del proyecto

Según el documento de trabajo dado a conocer por el Ministerio de Relaciones Exteriores a cargo de las negociaciones con China, en cuatro años se buscará incrementar el plantel de madres reproductoras en nuestro país en 300.000 cabezas, producir 882.000 toneladas de carne por año por sobre las actuales 700.000 ya producidas, generar exportaciones por USD 2.500 millones y crear 9.500 nuevos puestos de trabajo directo y arriesgan unos 30.000 indirectos.  Todo este despliegue de números prevé una inversión de US$ 3.800 millones durante los próximos cuatro años aportados por capitales de empresarios chinos asociados a argentinos. Consistiría en la instalación de 25 enormes granjas con 12.000 madres por unidad, y terminación de 375 mil chanchos por año cada una. Todas con fábrica de alimentos balanceados, matadero-frigorífico, tratamiento de efluentes, y posiblemente instalaciones para el aprovechamiento-producción de biogás y fertilizantes. La inversión calculada es de 150 millones de dólares por granja, y  la ubicación fuera de la zona núcleo pampeana, en provincias del norte, y noroeste, como Salta, Formosa, Chaco, Corrientes, Catamarca… Cercanas a centros de producción de granos pero lejos de grandes centros poblados y en lo posible en sitios altos, para evitar la contaminación. Se necesitará alrededor de 3, 5 millones de toneladas de granos (4% de nuestra producción de maíz y soja), el alimento  representa el 70% del costo de producción, y se obtiene un ahorro de 40 dólares por Tn de granos que no será necesario transportar a China.

El proyecto prevé la asociación con inversores argentinos, que obviamente deberán tener capacidad de de invertir asociativamente con empresas chinas. Hoy los principales capitales que están invirtiendo para dominar el negocio son Carlos Blaquier (Cabaña La Argentina) de la familia del mayor productor de azúcar del país y gran terrateniente con más de 154 mil has. y 50 mil de caña, Paladini, Campofrío (España), Juan Born (hijo) de la familia ex controlante de Bunge y Born, históricos terratenientes y exportadores de granos, y otros, con granjas de hasta 10.000 madres.

Para los pequeños y medianos productores, que son la mayoría en Argentina, se estudian opciones de “ir incorporándolos a las cadenas productivas”.

 

La producción porcina en Argentina hoy

Existen unas 5.500 explotaciones comerciales de porcinos, la gran mayoría con menos de 50 madres en producción; otra franja muy importante de granjas entre 100 y 300-400 madres, un grupo con más de 500 madres y un pequeño número que va de 5 y 10 mil madres. Existen además decenas de miles de productores pequeños y medianos con hasta 10 madres que producen para el autoconsumo y la venta eventual o de temporada. En Misiones y otros lugares del Nordeste y Noroeste es común la venta en las denominadas Ferias locales con un régimen especial de faena y traslado para la venta directa del productor al consumidor y al pequeño comercio con pocas excepciones. Las principales provincias productoras son Bs. As., Santa Fe y Córdoba. El consumo de carne de cerdo en el país se ha más que triplicado en los últimos 15 años,  se pasó de 4,5Kg/habitante a los más de 16-17kgs actuales. El proyecto con China espera duplicar en 4 años la producción para la exportación.

Hasta hace dos años Argentina todavía importaba carne de cerdo, y nuestro mercado se expandió con enorme posibilidad de crecer pues se necesita llevar proteínas a millones que están desocupados y el 50% de población en la pobreza. La transformación de granos en carne agrega valor a la producción primaria y tiene que ser un objetivo incorporar trabajo y aumentar el consumo interno. Tanto la situación sanitaria y la calidad de la producción local es muy buena, y existe larga experiencia e investigación para la cría y engorde en sistemas de confinamiento, sistemas mixtos y a campo sin confinamiento.

 

Discusiones en marcha

Recientemente se realizó una reunión de la dirección del Partido Justicialista con el Ministro Felipe Solá y el Ministro de Agricultura Luis Basterra. Recordó este último las políticas que impulsó Perón en sus gobiernos para el cuidado del ambiente con la producción, con respecto al proyecto con China Basterra señaló, “estamos estudiando los modelos productivos a impulsar y aun no se ha tomado una resolución definitiva”. Esto fue antagónico  con la posterior exposición de Felipe Solá, principal impulsor del convenio, quien manifestó: “hay que ser realistas, entrarán 2500 millones de dólares por año y podemos producir para el mundo en un país deshabitado como el nuestro”; “llamo a no caer en la sensibilización que llegó a sectores urbanos con la cuestión ambiental”. Esto último fue en evidente respuesta a las declaraciones críticas del proyecto, entre ellas, de un grupo de intelectuales, profesionales, Ongs y universidades, contrarias a que Argentina se transforme en “una factoría de cerdos para China, ni en fábrica de nuevas pandemias”.

Paillole y Peretti (productores y dirigentes rurales) en la reunión pública del instituto PATRIA y en otros trabajos y exposiciones ponen el centro en que el problema es el desarrollo y no el volumen productivo. “Ciertamente, no habrá desarrollo si la producción se hace con mecanismos de concentración económica, ya hemos tenido la experiencia de pasar de producir 35 millones de toneladas de granos en los 80´, a casi 150 millones de toneladas en 2019. Esto se ha hecho con un enorme éxodo rural y la desaparición de casi el  35% de los productores. No es lo mismo producir esas grandes cosechas con un millón de chacras mixtas, que con 4 o 5 mil grandes pools de siembra y 5 grandes exportadoras monopólicas. Son dos caminos, que sean productores los que realicen la actividad es una decisión política”.

El Grupo Porcino de INTA Marcos Juárez, de los más importantes en la investigación y extensión para la producción, plantea la gran posibilidad de expandirla apoyándose en el pequeño y mediano productor, pues este “puede alcanzar eficiencia productiva, calidad de producto y la escala productiva para la venta y la compra asociándose o integrándose”. “No podemos aceptar que estos productores que generan miles de puestos de trabajo y arraigo rural no sean parte de este brillante futuro que ayudaron a construir”.

En tanto el ex ministro y presidente de la Sociedad Rural Argentina M. Etchevehere, el ex presidente Macri con el permanente acompañamiento del director de Clarín Rural Héctor Huergo, sostienen impunemente que “uno de cada tres empleos en Argentina se genera directa o indirectamente en el campo”. Y la  Fundación Mediterránea, oráculo de los poderosos, que supo integrar Domingo Cavallo, que “por cada 10 millones de toneladas adicionales se podrían crear 40.000 puestos de trabajos directos”;  impulsan una política agraria (para el que buscan consenso social) de que nuestro país abandone cualquier pretensión de desarrollo industrial, y se especialice en producción agropecuaria para la exportación, importando todo lo demás, para ello no dudan afirmarse en falsedades y suposiciones, con sus “informaciones”, se abrían creado no menos de 400 mil puestos nuevos de trabajo con la “revolución de las pampas”. Así llaman a esta orientación productiva que ha llevado a una agricultura sin agricultores y millones de empobrecidos en asentamientos precarios en las ciudades, con cientos de pueblos en desaparición.

Pone en claro la realidad una reciente publicación: “Los números rojos de la Argentina verde” (J. M. Villulla, D. Fernández y B. Capdevielle,  investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas –UBA, octubre 2019), allí rebaten al detalle estas falsas ideas y propuestas afirmando que “estamos ante un modelo que expulsa trabajadores y productores”;  “para 2017, … el campo no demandaba más del  5% de los trabajadores y trabajadoras empleados entre todos los sectores  económicos de la pampa húmeda”. Y refiriéndose al periodo 2008 al 2018 donde los apologistas del llamado agronegocio celebran las “cosechas record” y la “revolución ganadera”, fruto del proceso concentrador quedaron “fuera del mapa” entre 21.700 y 42.300 productores, así como 11.839 trabajadores registrados, en la Pampa Húmeda Argentina.

Ello ya fue anticipado por los Censos Nacionales Agropecuarios de los años 2002-2018 que registran 69.050 explotaciones eliminadas en Argentina en el período, 23% del total. Si tomamos el periodo 1988-2018, resultaron eliminadas 149.982 explotaciones, el 39.64% (cifras provisorias del 2018).

Quedan claramente enfrentados dos modelos de política agropecuaria, con los resultados a la vista.

A todas luces, la inversión de las empresas chinas asociadas a empresas argentinas tiene un solo final, beneficiar con las ganancias que se obtienen con las ventajas comparativas que ofrece nuestro país, a un puñado de grandes inversores y terratenientes para abaratar los costos de China. Una vuelta de tuerca más al cepo de la dependencia económica de nuestro país.

 

Escribe Víctor Rosenfeld