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05 de octubre de 2016

El gobierno anunció la implementación a nivel nacional de una ley similar a la que rige en la Ciudad de Buenos Aires desde 2006.

El proyecto de Ley Nacional de Mecenazgo

Sobre la política cultural del macrismo

El pasado 12 de septiembre, en la Usina del Arte, en la Ciudad de Buenos Aires, el presidente Macri junto al ministro de cultura de la Nación –Pablo Avelluto–, ministros de cultura provinciales, numerosos funcionarios y varios gobernadores, presentó el “Compromiso Federal por la Cultura de los Argentinos” y un proyecto de Ley de Mecenazgo a nivel nacional.

El pasado 12 de septiembre, en la Usina del Arte, en la Ciudad de Buenos Aires, el presidente Macri junto al ministro de cultura de la Nación –Pablo Avelluto–, ministros de cultura provinciales, numerosos funcionarios y varios gobernadores, presentó el “Compromiso Federal por la Cultura de los Argentinos” y un proyecto de Ley de Mecenazgo a nivel nacional.
El llamado Compromiso Federal por la Cultura de los Argentinos pretende llevar adelante una política de estado en materia de gestión cultural junto a todas las provincias, generando un marco de diálogo permanente entre referentes del sector y autoridades culturales nacionales y provinciales, basado en los siguientes ejes: “Proteger, preservar y difundir nuestro patrimonio cultural, innovar en el campo cultural, profundizar la dimensión comunitaria de la cultura y apoyar y fortalecer nuestras industrias creativas”. Y, además, promueve una Ley Nacional de Desarrollo Cultural (Ley de mecenazgo), que se enviará al Congreso de la Nación para su tratamiento.
El presidente afirmó que “La cultura es un eje central para unir a los argentinos. […] Y también lo es en el eje de la pobreza cero, porque la pobreza no es solamente la carencia de una vivienda, de un buen trabajo, también es la carencia de tener este lugar de encuentro”. Y agregó que el proyecto “busca una reparación histórica que es esa Argentina federal, que tanto todos deseamos”.
El acto realizado en la sala principal de la Usina del Arte mostró al gobierno nacional con una fuerte iniciativa y nucleando no sólo a los ministros de cultura provinciales, sino también a algunos gobernadores de diversas procedencias, como Juan Manzur de Tucumán, Rosana Bertone de Tierra del Fuego, Juan Manuel Urtubey de Salta, Gerardo Morales de Jujuy, y Gildo Insfrán de Formosa; aunque fueron llamativas las ausencias de Horacio Rodríguez Larreta, jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y de María Eugenia Vidal, de la Provincia de Buenos Aires. El anuncio estuvo plagado de generalidades y no se presentó concretamente el proyecto de ley que el ejecutivo enviará al Congreso. Sin embargo, se sabe que el proyecto está basado en la Ley de Mecenazgo de la Ciudad de Buenos Aires, y de hecho ya se ha nombrado a Juan Manuel Beati –que hasta diciembre pasado presidió el Consejo de Promoción Cultural (Mecenazgo) del Ministerio de Cultura de la CABA– como director Nacional de Mecenazgo. 
 
La Ley de Mecenazgo de la CABA
La ley N° 2264, aprobada por la Legislatura Porteña en diciembre de 2006, crea el Régimen de Promoción Cultural de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires destinado a estimular e incentivar la participación privada en el financiamiento de proyectos culturales.
Es decir, crea un régimen por el cual contribuyentes –ya sean personas físicas o jurídicas– pueden descargar una parte o el total del Impuesto sobre los Ingresos Brutos, financiando proyectos culturales sin fines de lucro, que sean previamente declarados de interés cultural por el Consejo de Promoción Cultural y luego aprobados por el Ministerio de Cultura.
La Ley distingue entre “patrocinadores” y “benefactores”. Son patrocinadores aquellos que quieran que su imagen o su marca aparezca relacionada con el proyecto cultural que financien, en cuyo caso, el 50% de lo que aporten será considerado como pago a cuenta de Ingresos Brutos; los benefactores son aquellos que no relacionen su imagen o marca con el proyecto cultural, y por eso podrán descontar el 100% de lo financiado, a cuenta del mismo impuesto.
 
Algunas consideraciones
Más allá de la hipocresía de Macri, al pretender vincular este proyecto de ley con su supuesta política de “pobreza cero” –después de haber sumado un millón y medio de pobres a los 12 millones que dejó la década kirchnerista–, conviene analizar concretamente esta iniciativa, como una manera de comprender un aspecto de la política cultural que impulsa este gobierno. 
La Ley de Mecenazgo que rige en la Ciudad de Buenos Aires, sobre cuyo texto se elaborará el proyecto de ley a nivel nacional, posee algunos aspectos generales positivos. En primer lugar, es una alternativa para muchos artistas que de otra forma no pueden conseguir financiamiento para sus actividades; en ese sentido, no cabe duda de que hay aprovechar las oportunidades que se abren con la ley. De hecho, muchos proyectos culturales han encontrado financiamiento: en 2015 fueron más de 800 los proyectos aprobados por el Consejo de Promoción Cultural que pudieron salir a buscar sus “mecenas”. Sin embargo, de ese número, no hay registros oficiales de cuántos finalmente consiguieron alguna empresa que los financie, ya que la tarea de buscar patrocinadores o benefactores corre por cuenta de los propios artistas. 
La Ley de Mecenazgo se inscribe en el marco ideológico de la política macrista: así como el gabinete nacional está lleno de “CEOs”, y a cada ministerio, secretaría o dirección del estado se le asignó un representante de una gran empresa, y en muchos casos de monopolios imperialistas –incluso el propio ministro de Cultura, Avelluto, ha sido representante de grandes empresas del negocio editorial, como Espasa Calpe, el Grupo Planeta y Random House–, con esta ley el estado deja en manos de las empresas decisiones importantes sobre la política cultural. A pesar de que es atributo del estado seleccionar a los proyectos culturales que pueden ser beneficiarios, son las empresas quienes tienen la última palabra, ya que, como se ha dicho más arriba, los beneficiarios deben realizar gestiones particulares con las empresas o comerciantes que estén interesados en financiar sus proyectos. Es decir, el estado delega en las empresas privadas la tarea de distribuir los fondos públicos. 
Además del incordio que significa que los artistas –muchos de los cuales llevan adelante sus proyectos a pulmón– sean los que tienen que golpear, una a una, las puertas de las empresas para solicitar su apoyo, es de esperar que estas últimas cuiden muy bien, desde su posición ideológica, a qué proyectos van a financiar. Hasta ahora, la mayoría de los proyectos que pudieron financiarse a través del mecenazgo recibieron aportes de empresas grandes. 
La Ley de Mecenazgo del macrismo va en línea con su proyecto económico y político, que promueve una cultura de orden empresarial y de beneficio económico, que busca crear espectadores acríticos e irreflexivos; una cultura con pretensiones cosmopolitas y globalizadoras, carente de contenidos nacionales y sociales. A eso, quienes trabajamos por otra cultura, debemos oponerle una férrea resistencia, basada en la unidad de amplios sectores populares, que pelee por una cultura nacional, democrática, en manos del pueblo. 
 
Espacio Cultural Doblar El Viento