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12 de diciembre de 2019

Tras 50 días de rebelión popular

El pueblo chileno no abandona la calle

El viernes 6 de diciembre, día 50 desde el inicio de las movilizaciones populares, miles de personas se manifestaron en Santiago, en otras comunas de la región Metropolitana y en las principales ciudades y pueblos del norte y sur de Chile. Continúa así viva la llama de la mayor rebelión popular de los últimos 30 años que dio paso a una profunda crisis social y política.

En Santiago, en los alrededores de la plaza Dignidad (ex plaza Italia), se fue preparando desde las primeras horas de la tarde del viernes la autodefensa popular, con escudos, piedras, dispositivos de rayos láser, elementos para contrarrestar los gases lacrimógenos, etc., y una “primera línea” que organiza al resto de los manifestantes para contrarrestar la violencia policial y evitar que la protesta sea disuelta por las fuerzas represivas.

Momentos antes del inicio de la marcha, unas 300 mujeres llegaron a la plaza entonando el ya mundialmente famoso cántico “Un violador en tu camino” del colectivo feminista Las Tesis, quienes fueron recibidas con una gran ovación por parte de los manifestantes.
Desde el inicio de la rebelión popular, los días viernes no anticipan el descanso del fin de semana. “Nosotros no podemos bajar los brazos, hay que seguir esto porque el gobierno no nos ha dado absolutamente nada de lo que estamos pidiendo”, dijo una de las manifestantes de plaza Dignidad.

El pueblo vuelve constantemente a las calles para exigir profundos cambios sociales: aumento de salarios, no a la precariedad laboral, salud digna, educación gratuita y de calidad, no más AFP (Administradora de Fondos de Pensión), servicios básicos como agua, gas y luz accesibles para el pueblo, basta de saqueo y entrega y, unificando todas las demandas de esta agenda inmediata, una nueva Constitución para Chile.

Recogiendo el reclamo por una nueva Constitución, la Mesa de Unidad Social emitió un documento el 4 de diciembre pasado donde propone una serie de “aspectos básicos para una asamblea democrática, libre, soberana, paritaria y plurinacional”, donde señala que el “Acuerdo para la paz y una nueva Constitución” suscrito el 15 de noviembre “a espaldas del movimiento social y en el marco de la conocida cocina parlamentaria, debe ser contrastado por una propuesta del movimiento social que fije las condiciones básicas para avanzar hacia una Asamblea Constituyente Libre, Soberana, Plurinacional y Paritaria” (puede verse el texto completo del documento en www. unidadsocial.cl).

La respuesta del gobierno
Piñera responde sólo con más represión. Ha optado nuevamente por la guerra contra el pueblo. El 4 de diciembre se aprobó el primero de tres proyectos represivos que envió al Parlamento: la llamada “ley antisaqueos”. A pesar de su nombre, no castiga a los verdaderos saqueadores del régimen oligárquico imperialista. Se trata de una ley de criminalización de la protesta y de cercenamiento de derechos, que contempla penas de hasta cinco años de prisión.

El 5 de diciembre, el movimiento Unidad Social hizo pública su posición al respecto. Señala que con esta ley se penalizarán con cárcel los paros laborales en actividades que interrumpan servicios públicos, el derecho a la autodefensa popular frente a la represión policial, la interrupción del tránsito de personas o vehículos (lo que en los hechos implica una prohibición de hacer movilizaciones, mucho menos barricadas para defenderse de la violencia policial). También penaliza las tomas de terrenos, edificios (téngase en cuenta que actualmente se hallan tomadas algunas facultades de la Universidad de Chile) o cualquier forma de reivindicación territorial.

Otra disposición de suma gravedad de esta “ley”, es que se castiga directamente a quienes se organizan junto a otras personas, estableciendo penas más graves en caso de que algunos de los hechos mencionados en el párrafo anterior sean cometidos por “participantes de una agrupación u organización de dos o más personas”. O sea, se criminaliza a una agrupación u organización social que participe en las luchas por los derechos del pueblo.

Finalmente, la Mesa de Unidad Social llama a “seguir movilizados, a no ceder ante las políticas de terror del gobierno y a impulsar la iniciativa popular de asamblea constituyente soberana, paritaria y plurinacional y la agenda social de transformaciones urgentes que hemos puesto sobre la mesa. Nos organizamos contra la impunidad de los verdaderos criminales que son los responsables materiales y políticos de la violación sistemática a los derechos humanos, exigimos juicio y castigo, reparaciones a las víctimas y liberación inmediata de los más de mil presas y presos políticos del Chile que despertó”.

El combate popular no se detiene. Junto a las movilizaciones en las calles, se fortalecen instancias como las asambleas y cabildos populares y otras formas de democracia directa. También crecen diversas instancias de coordinación de las luchas cuya expresión más destacada es hoy la Mesa de Unidad Social. Ya nada será igual en Chile luego de esta rebelión que adquiere dimensiones históricas. Pero su desenlace inmediato es aún incierto. La dificultad que se presenta para que corone a favor del pueblo es que no se avizora, hasta ahora, una organización política de vanguardia capaz de dirigir a las masas a la lucha para conquistar el poder. Será tarea de la clase obrera y del pueblo chileno construir tal herramienta, imprescindible para triunfar.

Hoy N° 1795 12/12/2019