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12 de febrero de 2020

A más de 100 días de protestas

El pueblo chileno no abandona las calles

A más de 100 días de iniciada la gigantesca rebelión popular que marcó un antes y un después para el pueblo de Chile, viene a la memoria de muchos de sus protagonistas una frase pronunciada por el presidente Piñera el 8 de octubre de 2019 en un programa de la televisión de Santiago: “En medio de una América convulsionada, Chile es un verdadero oasis”. Pero menos de una semana después de esas declaraciones el presidente dijo “el país está en guerra”. Impuso el estado de emergencia, el toque de queda y ordenó la salida de las Fuerzas Armadas a la calle, situación que no se vivía desde los tiempos de la dictadura de Pinochet.

El pueblo chileno, lejos de amedrentarse, generalizó y profundizó un combate que continúa hasta hoy y que ha sacudido los cimientos del modelo político, económico y social que ha regido al país durante las últimas décadas.

La protesta popular, que se extendió a amplias masas a lo largo de todo el territorio chileno, ha provocado una profunda crisis política. El alzamiento que fuera iniciado en Santiago por los estudiantes secundarios, se expandió a nivel nacional. “¡Chile despertó!”, se empezó a escuchar en Santiago, Valparaíso, Antofagasta, Concepción, y en centenares de ciudades y pueblos.

Millones de trabajadores, estudiantes, pobladores y pueblos originarios se sumaron a las calles y barricadas enfrentando la represión policial y militar y desafiando los toques de queda, para exigir aumento inmediato de salarios y pensiones, educación gratuita y de calidad, vivienda y salud dignas, etc. Reclamos que se fueron unificando en torno a la lucha por conquistar una Asamblea Constituyente Soberana para promulgar una nueva constitución que garantice los derechos sociales, económicos, políticos y culturales demandados.

Un pico destacado de la lucha fue la huelga general de dos días del 12 de noviembre de 2019 en la que, sólo en Santiago, se movilizaron alrededor de tres millones de personas. La huelga fue convocada por la Mesa de Unidad Social, que ha venido funcionando hasta ahora como un centro coordinador amplio, integrada por la CUT (Central Única de Trabajadores), el movimiento “No+AFP” contra los fondos de pensiones, movimientos ambientalistas, feministas, partidos políticos y varias decenas de organizaciones sociales y sindicales.
En este proceso, se fueron generando iniciativas de autodefensa de masas contra la brutal represión de Carabineros y FFAA, como la llamada “primera línea”, que se expone a diario a los balines, bombas lacrimógenas y carros hidrantes para resguardar a la multitud de manifestantes e impedir que sea dispersada.

La repuesta del gobierno a la rebelión, además de la más brutal represión desde los años de la dictadura de Pinochet, fue en primer lugar, el envío al Congreso de proyectos de leyes “antibarricadas”, “antiencapuchados” y “antisaqueos”. Y un proyecto para que las Fuerzas Armadas salgan nuevamente a la calle a reprimir la protesta popular, sin necesidad de decretar el estado de emergencia. Proyecto que contiene además la exención de responsabilidad penal para las Fuerzas Armadas ante los crímenes contra el pueblo que pudieran cometer.

Todos ellos aprobados por la mayoría parlamentaria, con algunos votos de legisladores opositores.

Pero pesar de la represión, que ha dejado ya más de 30 muertos (cinco más en las dos últimas semanas), miles de detenciones, 350 pérdidas de ojos, etc., las movilizaciones continúan, vigorizadas las últimas semanas por la lucha estudiantil ante los exámenes de ingreso a la universidad (la infame Prueba de Selección Universitaria, PSU), y por el crecimiento de la lucha de organizaciones feministas que desde el inicio de la protesta vienen siendo protagonistas fundamentales del combate popular.

Junto con la salvaje represión, el gobierno intenta de revertir la situación a través de iniciativas como el “Acuerdo por la paz social y una nueva constitución”, presentado y aprobada por el Congreso a fines de 2019. A través de este acuerdo, se convoca a un plebiscito a celebrarse en abril, para aprobar las condiciones en que se celebrará la Asamblea Constituyente redactora de una nueva Carta Magna.

El “Acuerdo” impone un quórum de dos tercios para aprobar la reforma, quórum de 2/3 que históricamente los representantes de las clases dominantes han usado para mantener el poder de veto de una minoría ante cualquier cambio que se hubiese querido hacer en materia de pensiones, educación, salud, etc. Se excluye la representación de independientes y pueblos originarios en el órgano constituyente, se excluye también la paridad de género. Todo esto desvirtúa el proceso constituyente que ya comenzó a discutirse en las calles y barrios de todo Chile, como señalan integrantes del Partido Alternativa Feminista, formación política gestada luego de la masiva manifestación del 4 de diciembre donde unas 10.000 mujeres interpretaron el himno “Un violador en tu camino”. “Cuando demandamos paridad de género en la Constituyente, estamos hablando de abordar los temas que nos importan y afectan, y también una nueva distribución de poder que nos incluya” agregan las mujeres del PAF.

Actualidad y perspectivas

Al día de hoy, continúan las marchas en varias ciudades de Chile, se generalizan los cabildos y asambleas populares en las poblaciones, siguen las movilizaciones contra la represión y por una Asamblea Constituyente Soberana sin las restricciones que impone el “Acuerdo de Paz”. Mientras, las últimas encuestas señalan que Sebastián Piñera tiene sólo un 6% de aprobación, la más baja de los presidentes de América latina.

Como todos los viernes, este 7 de febrero miles de chilenos volvieron a salir a la ya histórica Plaza de la Dignidad, en Santiago de Chile.
La jornada se desarrolló con gran despliegue de pancartas, como la que rezaba “Renuncia Piñera” y con cánticos como “El pueblo unido jamás será vencido”, “Chile despertó”, y una consigna cada vez más recurrente: “Piñera, asesino igual que Pinochet”, escuchada en las últimas semanas por coros multitudinarios en los estadios por los hinchas asistentes a los partidos de la recién concluida Copa Chile de fútbol.

Se estima que en marzo, tras el fin de la temporada de vacaciones, el movimiento multiplicará su fuerza. “Esto va a tomar aún más fuerza en marzo. La situación sigue abierta y estamos con el plebiscito hacia adelante. A pesar de estar en pleno verano, de que los estudiantes están de vacaciones y las universidades y colegios no funcionan, el movimiento ha seguido con la actividad y sectores de diferentes ciudades de Chile están tomados por movimientos sociales y manifestaciones“, señaló un manifestante el viernes pasado.

La profunda crisis política generada por la histórica lucha del pueblo chileno aun está en curso. La dificultad para avanzar en un desenlace a favor del pueblo es que no aparece allí hasta ahora una vanguardia capaz de conducir a esas masas a la lucha por el poder.
Desde aquí nos comprometemos a impulsar actos de solidaridad con el heroico pueblo chileno.

Hoy N° 1802 12/02/2020