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13 de noviembre de 2019

A las marchas se suma un paro general

El pueblo chileno va por más

Desde hace más de tres semanas, miles y miles se vuelcan a las calles en repudio al gobierno de Piñera y exigiendo cambios de fondo para Chile. 

En Santiago y otras ciudades, las marchas cotidianas son sistemáticamente reprimidas por los Carabineros (policía). Los combates populares se extienden por horas, y los “cabros” y las “cabras”, como se le dice a la juventud en el país hermano, en estos días están mostrando un valor, una solidaridad y una bronca que despierta la admiración de sus mayores en Chile, y la simpatía en todos los pueblos de América Latina y el mundo.

Se mantienen las demandas de renuncia de Piñera, y de una Asamblea Constituyente para plasmar los reclamos populares de trabajo, jubilaciones, salud, educación y vivienda dignas. A las consignas “Chile despertó”, y “no son 30 pesos (por el aumento del metro) son 30 años”, las masas movilizadas agregan con fuerza “Esto no ha terminado”.

 

Huelga general

Escribimos estas líneas en momentos que se desarrolla en Chile una huelga general con movilización (12/11), convocada por la CUT (Central Unitaria de Trabajadores) y la Mesa de Unidad Social. Para conocer un poco más de sus alcances, en una medida en la que anunciaron su participación gremios de los sectores portuario, minería, construcción, industria, comercio y servicios financieros, educación, salud, agricultura, agroindustria y de servicios públicos, conversamos con dirigentes sindicales chilenos.

Antonio Gálvez es secretario de negociación colectiva de Constramet (sindicato que agrupa a trabajadores de la industria extractiva y transformadora, minería, metalúrgica, entre otros, y que está afiliada a Industri All Global). En los días previos a la huelga nos decía: “Nosotros no tenemos la cultura de huelga general que tienen otros países. Tenemos el sindicalismo dividido, y salimos de la dictadura sin negociación por rama, lo que se mantiene hasta ahora. Hay más de un sindicato por empresa en algunas. Esto nos llevó a no tener fuerza contra este modelo neoliberal que se ha impuesto. El sistema de salud y el de pensiones es carísimo para los trabajadores. Un compañero que trabajó toda su vida se está jubilando con el 25% de su remuneración. Se jubila y cae en la pobreza inmediatamente”. Gálvez recuerda que hubo muchas luchas contra las políticas de estos gobiernos “el trabajo se fue precarizando, y llevó a este estallido social, en el que el alza del metro fue lo que rebalsó”. Sobre las demandas más generales, nuestro entrevistado opina: “Como CUT pensamos que la petición que se vaya Piñera a la larga puede ser beneficioso para la derecha, porque van a cambiar al mono y el mono nuevo va a tener más aire. Más que nada peleamos por una Asamblea Constituyente por una nueva Constitución, porque todo nuestro petitorio gremial choca con la constitución actual”.

Conversamos también con Miguel Soto, dirigente sindical de la misma Constramet y coordinador del Movimiento Litio para Chile, el viernes 8, a la vuelta de su participación en la multitudinaria marcha en Santiago. Soto, que fue preso político durante la dictadura pinochetista, afirma que “El pueblo de Chile se cansó definitivamente de un modelo que arrasó con sus principales derechos”. Soto enumera los principales aspectos de la “desigualdad grosera” que impera en Chile: “Los derechos mínimos de salud, educación, vivienda, jubilación, están privatizados. Los remedios salen 10 o 20 veces más que otro lugar del mundo. Una enfermedad puede ser terrible para una familia. Si un trabajador pierde el empleo se le derrumba todo, porque vive del crédito, y ya no lo puede pagar. Chile es el país donde hay mayor temor de llegar a la jubilación. La tasa de suicidios de las personas mayores que están en momento de jubilarse es dramática, porque no tiene como sostenerse con pensiones que son absolutamente miserables”.

 

El compañero Soto nos comenta también que es muy grave “el derecho al agua, que en el norte del país es dramático. El 80% del agua para consumo humano está en manos de las mineras, son privados”. Sobre el papel de los jóvenes, tras enviarnos una foto en la que se lo ve marchando junto a una niña con el pañuelo verde por el aborto legal, Soto nos dice: “Es mi hija que tiene 10 años, pero tiene claro que no tiene ninguna posibilidad de transformarse, de ir a la universidad, en las condiciones actuales. El papel de los jóvenes ha sido fundamental. Pueden realizar las acciones que los trabajadores no podemos hacer por el temor a la pérdida del trabajo. Son nuestros hijos y nuestros nietos los que están en la calle. Ellos no sintieron el peso de la dictadura, las masacres de Pinochet”.

Sobre la huelga general, ambos entrevistados coinciden que su principal demanda es la Asamblea Constituyente, además de una serie de reclamos laborales, y la exigencia al Parlamento que “no legisle ninguna de las leyes que está proponiendo el gobierno, que prometió crecimiento pero aprieta más a la clase trabajadora profundizando el modelo neoliberal. Esta es la esencia de lo que nosotros queremos, para construir una sociedad mucho más democrática, igualitaria y participativa en términos de la riqueza que tiene este país”, concluye Miguel Soto.

 

Piñera quiere apagar el fuego con nafta

El presidente chileno, la semana pasada anunció más medidas para criminalizar la protesta y convocó al Consejo de Seguridad Nacional (COSENA) en el que participan líderes parlamentarios. Tanto desde senadores como de diputados rechazaron estas nuevas medidas represivas. Esto, como se vio en la multitudinaria marcha del viernes 8, no fue obstáculo para que nuevamente los carabineros descargaran una cruenta represión, con decenas de heridos y detenidos. Nos decía Miguel Soto, con referencia a que más de 180 personas han sufrido pérdida parcial de su visión porque los carabineros disparan a la cara, “Ni siquiera en la Franja de Gaza, en la represión contra el pueblo palestino, se vio semejante cifra de mutilados. Las FFAA siguen con la misma estructura que tenían en la dictadura de Pinochet. Guardan en su esencia ser represores de su propio pueblo”. En las marchas es común ver, junto a los que en primera línea enfrentan a los “pacos”, a los que, rociador en mano, asisten a los afectados por los gases, porque la lucha no se detiene.

En los últimos días han llegado a Chile dirigentes de derechos humanos como la Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú, y nuestra Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora entre otros, para apoyar las múltiples denuncias a violaciones a las libertades democráticas, como los más de 20 muertos, los más de cinco mil detenidos, violaciones a mujeres y hombres, detención de menores de edad, torturas, entre otras bajezas promovidas por el presidente Piñera que, recordemos, a comienzos del conflicto planteó que estaban “en guerra”.

 

La lucha popular no se detiene

Ni la represión abierta ni las maniobras legislativas de “paquetes” económicos y sociales que sólo maquillan el ajuste pueden detener la marea popular que viene atravesando todo Chile.

En el correr de esta inmensa oleada de luchas, miles vienen protagonizando combates populares, democratización de las más variadas organizaciones sindicales, estudiantiles y sociales, o buscan nuevos cauces organizativos.

En el sur chileno, los mapuches vienen saliendo a las calles sumando sus reclamos específicos y reclamando justicia por asesinatos de las fuerzas represivas.

Hasta las barras bravas de los clubes de fútbol más importantes se han pronunciado por marchar unidas, sumándose a las demandas de la población. Días pasados las barras repudiaron la decisión oficial de retomar el campeonato el 15 de noviembre y plantearon “en el contexto que estamos viviendo como país, el fútbol pasó a un segundo plano, porque estamos luchando por cosas mayores”, como expresó la “garra blanca”, barra del Colo Colo.

De la marcha del viernes 8 en Santiago participaron miles de mujeres organizadas en distintos colectivos, desde estudiantes, trabajadoras, músicas, jugadoras de fútbol, entre otras. Sobre el cierre de la marcha, nuevamente los carabineros descargaron una violenta represión. En ese contexto fue atacada la parroquia La Asunción, horas después que el administrador apostólico de Santiago, monseñor Celestino Aós pidiera una nueva Constitución para Chile.

Desde este lado de la Cordillera redoblamos nuestro abrazo solidario con esta gran lucha, y llamamos a todas las organizaciones de masas y al pueblo en general a hacer efectivo el apoyo al bravo pueblo chileno.

 

Hoy N° 1791 13/10/2019