Miles de egipcios marcharon el viernes 15 en El Cairo y Alejandría, las dos mayores ciudades del país reclamando justicia por el asesinato de cientos de manifestantes durante las jornadas populares que derrocaron al dictador proyanqui Hosni Mubarak en enero. Las marchas fueron bautizadas “El viernes de la última advertencia”.
Miles de egipcios marcharon el viernes 15 en El Cairo y Alejandría, las dos mayores ciudades del país reclamando justicia por el asesinato de cientos de manifestantes durante las jornadas populares que derrocaron al dictador proyanqui Hosni Mubarak en enero. Las marchas fueron bautizadas “El viernes de la última advertencia”.
En la capital rodearon un edificio de las fuerzas de seguridad coreando “Policía ¡ustedes son unos criminales!” y reclamaron la investigación y juzgamiento de los responsables. “Queremos limpiar las instituciones del país”, dijo un manifestante de pie en un escenario en la plaza Tahrir donde aún acampan varios cientos de personas. La gente expresó su determinación de mantener la movilización hasta que sus demandas sean cumplidas.
En Alejandría, miles de personas se congregaron frente a la sede local del Ministerio del Interior, le arrancaron la bandera policial y la reemplazaron por la bandera nacional de Egipto, pintaron consignas contra la policía en las paredes y cubrieron el emblema dorado del ministerio con las palabras “Ministerio de Tortura”.
La lucha continúa
El llamado “gobierno de transición” egipcio, a cargo del ejército -con fuertes lazos con los Estados Unidos- lanzó amenazas a los manifestantes advirtiendo que están “perjudicando el interés público”. Los generales siguen de cerca la oleada de protestas, sentadas y huelgas que sacuden al país desde el levantamiento de enero. En forma siniestra, el general de división Mohsen el-Fangari llamó a los egipcios a “enfrentar cualquier acción que impida la vuelta a la normalidad”, lo que en criollo significaría el retorno a la represión del “antiguo régimen” mubarakista. En estos meses se calcula que los tribunales militares juzgaron al menos a 10.000 personas, por presuntos “delitos contra la seguridad” desde finas de enero. Se afirma que muchos activistas han sido torturados e incluso asesinados desde que comenzó el movimiento.
En Suez y en Alejandría varias decenas de manifestantes iniciaron huelgas de hambre en reclamo de democracia y justicia.