La movilización fue una piña al gobierno y su política. Fue muy masiva en todo el país, y con un alto grado de unidad. Recorrió cada rincón del país: En cada lugar donde había una facultad o una sede universitaria se hizo una marcha. Fuimos más de un millón en las calles de toda la Argentina y contó con el apoyo de la CGT, las organizaciones sociales como la UTEP, padres y madres, comerciantes, pequeños y medianos empresarios.
El reclamo en defensa de la universidad pública es lo que nos unió a los estudiantes junto con la necesidad del aumento del presupuesto acorde a la inflación, que se aumenten las becas, por boleto educativo, para que se derogue el DNU 70 que nos hace imposible alquilar y el rechazo al arancel. También por el aumento salarial de docente y no docentes.
El gobierno de Milei no la ve. Primero inventó que existía un acuerdo con los rectores de aumento de presupuesto para desactivar la marcha, pero los rectores lo desmintieron. El día previo a la marcha transfirió a las universidades dos partidas mensuales con un 70% de aumento, pero que solo van a una parte pequeña del presupuesto y por debajo de la inflación del 287%. Los salarios, que son el 95% del presupuesto, no los aumentó. Todo esto en medio de una gran campaña de difamación de la Universidad pública encabezada por Milei, donde pretende instalar la idea de que los estudiantes somos adoctrinados, como si fuéramos estúpidos sin capacidad de criticar, opinar y debatir en las aulas. El martes 23 de abril, le demostramos que esto no es cierto y que no somos estúpidos, que tenemos cabeza propia.
Fuimos más de un millón, pero Milei no la ve. Al día siguiente en la red social X salió a decir que los que nos movilizamos fuimos usados por referentes del gobierno anterior y sectores del radicalismo para sostener sus privilegios. Nuevamente subestima a los estudiantes que salimos a defender nuestro derecho a estudiar, a que la universidad siga siendo pública y para que también tengamos otra universidad donde puedan entrar más jóvenes y nos formemos al servicio de las necesidades populares y de la patria. Incluso varios que lo votaron no acuerdan con el ataque a la educación pública. Subestima que muchos también cuestionamos la insuficiencia del presupuesto en gobiernos anteriores, la falta de horarios de cursadas, del boleto, de las becas, los problemas para alquilar. Con la política del gobierno de Milei, todos esos problemas no solo persisten, se agravan y no se resuelven. Nuevamente nos trata de tarados.
Los estudiantes en unidad con docentes y no docentes nos movilizamos masivamente y queremos que se escuche lo que venimos reclamando. El gobierno tendrá que decidir qué hace, si abre la mano para el presupuesto o sigue con su política de déficit cero y engordando los bolsillos de monopolios y terratenientes. Si elige lo primero será un avance muy importante en la lucha y para seguir reclamando otros puntos; y si elige sostener el ajuste, va a escalar el conflicto. En ambos escenarios se va a encontrar con miles de estudiantes que tenemos la voluntad de seguir peleando junto a otros sectores del campo popular.
Escribe Nehuen Corbeletto, coodinador nacional de la CEPA
