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19 de enero de 2011


El robo en el precio del trigo

Hoy 1352 / Una consecuencia de la dominación imperialista

A la salida de un encuentro que sostuvo el viernes 17 de diciembre en Bahía Blanca con las bolsas de cereales por el problema del trigo, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, criticó a los molinos y a los exportadores por no pagar el precio lleno del cereal.

A la salida de un encuentro que sostuvo el viernes 17 de diciembre en Bahía Blanca con las bolsas de cereales por el problema del trigo, el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, criticó a los molinos y a los exportadores por no pagar el precio lleno del cereal.
“Cuatro vivos no se puedan quedar con el esfuerzo de 30.000 productores de trigo que pusieron su empeño y esfuerzo para esta cosecha”, dijo Domínguez, en referencia al precio que reciben los productores de trigo, debido al manejo que hacen los monopolios imperialistas de la comercialización del cereal.
Desde 2006 viene funcionando un esquema por el que el trigo para molienda interna tiene un precio un 20% inferior al precio internacional descontadas las retenciones (llamado precio FAS, o precio pleno). Y para que se le pague ese precio al productor, el gobierno subsidia a la molinería por la diferencia. Sin embargo, los monopolios molineros y exportadores le pagan al productor un precio por el que le descuentan ese 20% (con el llamado “precio pisado”, por el acuerdo entre los principales monopolios imperialistas). El pretexto es que los subsidios se demoran o que hay restricciones a la exportación. Pero cuando cobran el subsidio o se les permite exportar no devuelven nada a los productores, se quedan con toda la diferencia.

El pez por la boca muere
Como si el gobierno no tuviera nada que ver con este esquema, implementado a instancias del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, por el que, por ejemplo, los que exportan trigo logran una diferencia a su favor de hasta 50 dólares por tonelada de cereal, el ministro de Agricultura no se privó de criticar a molinos y exportadores. “A nosotros en la documentación nos aparece que la molinería está pagando el cereal a FAS teórico, porque si no, no podrían cobrar los subsidios que tenemos. Si hay una situación encubierta, donde esto lo utilizan para maniobras fraudulentas, el productor lo tiene que denunciar porque la molinería hoy está subsidiada”, sostuvo. Y, en cuanto a los exportadores, dijo: “Es un disparate que se lleven el esfuerzo de los productores”.
Está claro entonces que el gobierno sabe lo que pasa, que “hay connivencia entre el gobierno y los exportadores y molineros subsidiados”, como viene denunciando Federación Agraria. Tema que no se resuelve simplemente con la liberación de las exportaciones, pues aunque el gobierno no se manejara con cupos de exportación y cualquiera pudiera exportar, el problema de fondo es que lo fundamental de la comercialización de los granos está manejado por cuatro o cinco grandes pulpos monopolistas imperialistas: Cargill, Bunge, Nidera, Dreyfus y compañía, que regulan la demanda y determinan los precios que reciben los productores.

El negocio del gobierno y los monopolios
Por cada 100 pesos del trigo que se vende en el mercado internacional, el Estado se queda por retenciones con 23 pesos, por lo que el productor tendría que recibir 77 pesos. Pero como el gobierno ha acordado con los monopolios molineros y exportadores que el precio para la producción interna de harina sea un 20% más bajo que los 77 pesos, esos monopolios pagan de 15 a 20 pesos menos, por lo que el productor con suerte cobra 60 pesos. No importa que después ese trigo se use para molienda o para exportar, siempre los que se benefician son los mismos monopolios: o porque reciben subsidios por la harina como si hubieran pagado 77 pesos por el trigo o directamente porque reciben ese precio al exportarlo.
En definitiva, el resultado de esta política del gobierno kirchnerista es que se benefician principalmente los monopolios imperialistas en la molienda y la exportación, por ser quienes manejan lo principal del mercado, con lo que se castiga a la producción sin que los consumidores se beneficien. Porque, ¿quién puede conseguir el pan a $ 2,40, como supuestamente debería valer según “el esquema” del gobierno?