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05 de julio de 2017

El trabajo cultural del PC (3)

Crónicas proletarias - 274

 A comienzos de la década del 20, el cine ya estaba en camino de convertirse en el arte de masas de casi todo el siglo. Aún antes del cine sonoro (1927 a nivel mundial, 1931 en la producción nacional) los espectadores de cine duplicaban a los del teatro, y estaba en auge la producción nacional. En 1920 ya se contaban 30 películas argentinas (de ficción y documentales). Las corrientes obreras mayoritarias, anarquistas, socialistas y comunistas, utilizaron la difusión de películas como parte de la comunicación de sus posturas políticas e ideológicas. En el caso del Partido Comunista, la exhibición de películas era parte de las “veladas culturales” que desarrollaba, continuando una larga tradición de los socialistas. El PC, como parte de su defensa y difusión de la obra de la Revolución Rusa, prestaba particular atención a la difusión de la naciente filmografía soviética. 
Vale recordar que el jefe de los bolcheviques, Lenin, planteó en 1922: “De todas las artes, el cine es para nosotros la más importante”, y que se interesó particularmente en la producción de películas soviéticas, en una amplia temática que iba desde la ficción hasta los noticieros. Lenin recomendaba en un texto: Directivas acerca de la cinematografía (Obras Completas, Tomo 44, pág. 391), dirigido al Comisariado de Instrucción Pública, la exhibición y producción de películas recreativas “por supuesto que no sean inmorales ni contrarrevolucionarios”, y de películas variadas “Sobre la vida de los pueblos de todos los países”, de claro contenido propagandístico, dándole a los productores “amplio campo para desarrollar su iniciativa”, pero “examinados por marxistas y literatos probados”. Una nota al pie de esta edición recuerda que Lunacharski, primer responsable de cultura y educación de la Rusia Soviética, decía en sus memorias que Lenin impulsaba la creación de “documentales impregnados de ideas comunistas” aunque se exhibieran mezclados con “una película inútil del tipo más o menos común”. Parte de estas películas se exhibirían en las actividades del PC en los locales, centros culturales, bibliotecas o salones alquilados al efecto, durante la década del 20. Un programa de una velada cinematográfica en Berisso, el 1° de Mayo de 1925, decía: “1º ‘Un glorioso cuarteto’, cómica en tres actos, por Chiripa. 2º ‘El XV preludio de Chopin’, 7 actos de Russ Film. 3º Conferencia por la compañera Mica Feldman”. Así llegaron a nuestro país la películas de Serguei Eisenstein Huelga (1924), El acorazado Potemkin (1925), Octubre (1927), Lo viejo y lo nuevo. La Línea General (1929) realizadas y distribuidas en el mundo por la productora soviética Russ Film.