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09 de marzo de 2021

San Juan

El trabajo de las mujeres

Para que las mujeres avancemos en igualdad con el varón y en libertades, la primera condición es incorporarnos al trabajo productivo, dado que la desigualdad histórica que sufrimos tiene su origen en la división del trabajo: las mujeres, en el ámbito privado al servicio de la familia, y los varones en la producción, comercio, actividades públicas. Así se fue naturalizando el lugar de cada uno, el modo de ser y la conducta esperada para cada uno.

 

Esto se instaló con la monogamia, junto con la división de clases, la acumulación de riquezas, la necesidad de garantizar que los hijos fueran de tal padre para heredarlo, etc. Por muchísimo tiempo, además de lavar, limpiar, cocinar y crianza, la mujer se ocupaba de elaborar lo que consumía la familia; sin derechos económicos, sociales, ni políticos. Trabajó sin reconocimiento alguno, pues era parte del “deber de la mujer”, a la capacidad de gestar se le adosó la falsa idea de que nuestro destino en el mundo era sólo criar y servir a la familia, ella le pertenecía a su familia, al padre, luego al marido a quien debía obediencia, quienes tenían derecho sobre ella, a castigarla, etc.; tiempos donde la autoridad del varón sobre la mujer, estuvo incluso legislada. Y a pesar de los grandes avances en derechos que logramos con la organización y lucha, esas viejas ideas y prácticas  siguen existiendo en la conciencia de una parte de la sociedad, incluidas mujeres (cada vez menos), pues no se ha avanzado en el aspecto clave para nuestra emancipación que es la autonomía económica.

Con el desarrollo del capitalismo nos necesitaron en las fábricas, fue importante salir de las cuatro paredes, vincularnos con otras mujeres, y con el tiempo organizarnos y reclamar, pues las condiciones de trabajo fueron terribles: 12 horas frente a la máquina, sin descanso dominical, y las tareas del hogar que siguieron siendo nuestra responsabilidad.

La lucha de las mujeres creció al calor de la organización gremial y política de los trabajadores y sectores populares que en diversos lugares del mundo se rebelaban contra la situación de pobreza y explotación. Cada vez más mujeres se animaron a participar  y formaron sus propias organizaciones feministas: por el sufragio, salarios y condiciones de trabajo, contra la prostitución, etc. Y fueron protagonistas en grandes jornadas de lucha, en el mundo y en nuestro país con un rol destacado. En ese marco de luchas sucede el episodio que da origen al Día Internacional de la Mujer Trabajadora, 8 de marzo, fecha propuesta por Clara Zetkin, revolucionaria alemana. Hemos avanzado, conquistamos muchos derechos sociales y políticos plasmados en leyes, que se cumplen en forma irregular en el país; pero  el tema de la inserción laboral de la mujer  no se  ha abordado suficientemente. Y hay que analizarlo desde el aspecto de la resistencia a liberarnos de ser parte de la familia y no persona independiente de ella, y de las condiciones económicas concretas que no pueden garantizar el bienestar del pueblo. Hay que estudiar el proceso de la Revolución Rusa y China donde en la construcción del socialismo con el gran desarrollo productivo, al que las mujeres se fueron integrando conquistando derechos y libertades.

 

¿Cuál es la situación laboral de la mujer hoy?

En todo el mundo la tasa de actividad de las mujeres es inferior a la de los varones, en Argentina la brecha ocupacional  es mayor, 43,1% de empleos para mujeres y 67,8% para varones.

Somos más de la mitad de la población (52%), sin embargo, en el campo de las actividades productivas las mujeres que trabajamos o queremos trabajar somos el 31,9% (tasa de actividad) mientras que la tasa de los varones es del 51,7%. Hay mayor número de precarización y desocupación entre las mujeres. Los varones tienen más corto periodo de desocupación.

La tasa de inserción laboral de la mujer cae en períodos reproductivos y un poco menos en periodo de educación de los hijos, la familia numerosa restringe la participación de la mujer. Los sectores medios altos contratan servicio para cuidados. Los sectores populares tienen escasa posibilidad de contar con jardines de infancia estatales, mientras dura la jornada laboral de los padres.

Entre las mujeres solo el 39,6% tienen correspondencia entre el nivel de estudio y la tarea que desarrollan, entre los varones esa correspondencia es del el 48,6%, además la mayoría de las mujeres ocupadas están sub calificada (58,4%).

El 57,4% de los varones desocupados no tiene educación nivel medio. En cambio el 60,8% de las mujeres tiene nivel secundario terminado, incluso inicio del terciario. El 75% del trabajo doméstico es en negro. La mujer tiene mayor nivel de precarización y desocupación. Menos tiempo libre. De las mujeres entre 16 y 59 años sólo el 62% participa del mercado laboral.

Siendo que la tecnología facilita la posibilidad de que la mujer tome las mismas tareas que los varones, genera también una expulsión de trabajadoras remplazadas por la máquina, sobre todo en el campo.

Podemos visualizar que principalmente las mujeres desarrollan tareas en educación (21%), Servicio Doméstico (17,9%), Comercio (17%), Industria (12,1) y en la Administración Pública (11,2%)

En los últimos 30 años se ha modificado la composición del hogar, en 1990 a 1995 el 19% de los hogares estaba a cargo de una mujer. En el 2000 esa participación creció al 22,4%, en el 2009 creció al 32,3% y 10 años después en el 2019 el 43,1% de los hogares, está a cargo de una mujer.

Estas mujeres jefas de hogar están ocupadas el 44,6%, el 0,9% están desocupadas y el 54,5% son económicamente no activa, entre ellas el 85,3% son jubiladas o pensionadas y solo el 13,9% se considera Ama de Casa. Una importante cantidad de desocupadas es beneficiaria del Potenciar Trabajo.

La situación de desocupación más flexibilización laboral atenta contra la independencia económica de la mujer.

Un aspecto insoslayable de la desigualdad de oportunidades laborales para la mujer es la situación económica, el plan de desarrollo del país.

La Argentina es rica en materias primas, que no industrializa en el país. Acá se saca y exporta, la fabricación se realiza afuera, en otros países, mientras hay una tremenda masa de desocupados varones y mujeres, según el INDEC en el 3º trimestre del 2020 en Argentina había 1.415.000 desocupados y en San Juan 15.000. Este modelo productivo imperante en el país, generador del atraso y la dependencia, generador de pobreza; pero de grandiosas ganancias para poderosos monopolios y terratenientes, merece un análisis especial para entender lo que nos pasa.

Hoy desde la CCC, desde el PTP realizamos un esfuerzo para que las Unidades Productivas desarrollen su producción y la comercialicen, adquieran algunas maquinarias, mejoren la calidad del producto para que  arrimen un peso más. Pero es totalmente insuficiente para llegar a la canasta mínima. Con relación al trabajo rural se paga entre 350 y 600$ diarios, de 8 a 10 horas. Muchas mujeres llevan los niños.  En la construcción se paga 100$ la hora. Entonces tenemos que hablar de salarios a la baja, en negro, que equivalen a medio o un kilo de carne por día.  Esta grave situación que no está siendo resuelta en favor del pueblo, por el gobierno nacional, y tampoco en San Juan que anuncian un cupo de trabajo en minería que instalarían, donde las mujeres estamos fuera. Sueñan con capitales que van a venir y para eso hay que portarse bien, no pedir aumentos, etc.

Las docentes marcaron el camino arrancando un aumento, insuficiente, pero que no tenían previsto dar.

Es posible generar trabajo para miles de mujeres, es posible instalar fábricas en cada departamento, envasar lo que se cosecha, surtir el mercado interno y exportar el sobrante como viene proponiendo el PTP-PCR. Con apoyo del Estado, que de paso sea dicho apoya y apoyó siempre a las grandes empresas con prebendas, empresas que sólo aportaron algunos puestos con magros salarios y se fueron con los bolsillos llenos.

 

Los derechos de las mujeres se deben materializar desde las políticas públicas. Por ello reclamamos:

  • Emprendimientos laborales para mujeres.  Salarios acorde a la canasta básica.
  • Jardines de infancia jornada completa.  Escuelas jornada completa.
  • Declaración de Emergencia Nacional en Violencia contra la Mujer.
  • Cumplimiento efectivo de toda la legislación vigente en derechos específicos.

 

Escribe Perla Welner