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02 de marzo de 2011

La detención de José Angel Pedraza por el crímen de Mariano Ferreyra puso en evidencia que vivía en Puerto Madero, en un departamento en el que sólo las expensas superan los 3.000 pesos mensuales.

El tren de Pedraza

Hoy 1358 / De ferroviario a empresario

La lucha de los trabajadores ferroviarios y la movilización popular exigiendo castigo a los responsables del alevoso asesinato de Mariano Ferreyra obtuvo un nuevo triunfo al disponer la jueza Wilma López el procesamiento de quien dirige el gremio ferroviario desde hace 25 años, José Angel Pedraza, sosteniéndose con el engaño, el fraude y la represión a los trabajadores y la complicidad en los negocios, a costa de los trabajadores, los ferrocarriles y el país, primero con el menemismo y después con el kirchnerismo.

La lucha de los trabajadores ferroviarios y la movilización popular exigiendo castigo a los responsables del alevoso asesinato de Mariano Ferreyra obtuvo un nuevo triunfo al disponer la jueza Wilma López el procesamiento de quien dirige el gremio ferroviario desde hace 25 años, José Angel Pedraza, sosteniéndose con el engaño, el fraude y la represión a los trabajadores y la complicidad en los negocios, a costa de los trabajadores, los ferrocarriles y el país, primero con el menemismo y después con el kirchnerismo.
En sus declaraciones ante la jueza, Pedraza relató que el 19 de octubre, un día antes del crimen, había advertido sobre la protesta de los trabajadores tercerizados al secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. Hecho sobre el cual ya se había precavido el propio Schiavi cuando se produjo el asesinato de Ferreyra, diciendo que él había puesto en alerta a la Policía Federal (¿fue para prevenir o para que “liberaran” la zona?). Pero, además, el día de la muerte de Ferreyra, Schiavi había compartido con Pedraza, a las 9 de la mañana, el acto de inauguración de un congreso patrocinado por la revista Rieles Latinoamericanos. Habían estado juntos en público y cinco minutos en el despacho del sindicalista, rodeados de colaboradores de ambos.
Pedraza, en su indagatoria, también tuvo que explicar el tema de las cooperativas de trabajadores que son contratadas por las empresas ferroviarias como tercerizadas. Pues uno de los allanamientos realizados por la Justicia se efectuó en la Cooperativa de Trabajadores Unión del Mercosur –donde Maximiliano Pedraza, hijo del sindicalista, tiene un despacho–, que regentean su mano derecha Juan Carlos Fernández y Pablo Díaz, directamente involucrados en el crimen de Mariano Ferreyra. Por supuesto que Pedraza negó que las cooperativas fueran la manera de contratar a trabajadores fuera del convenio con salarios deprimidos, presentándolas como una manera de reincorporar a trabajadores despedidos (¿?).

Una historia de traición
Pedraza pasó de ser un joven ferroviario ligado al Partido “Comunista” en los ‘60 (cuando ya la Unión Soviética se había convertido en socialimperialista) a integrar el grupo de “los Gordos” desde los ‘90, siendo cómplice del festival menemista de las privatizaciones, en este caso de la destrucción y entrega de Ferrocarriles Argentinos, dejando a decenas de miles de trabajadores ferroviarios en la calle.
Dejaba así atrás sus antecedentes de luchador contra la “reestructuración ferroviaria” del dictador Onganía, su militancia al lado del dirigente gráfico Raymundo Ongaro en la CGT de los Argentinos y luego en el Grupo de los 25 junto a Antonio Cafiero, en la renovación peronista, con los que había accedido a la jefatura de la Unión Ferroviaria en 1985. En esos años también estuvo con quien fue secretario general de la CGT Brasil y después de la central unificada, el cervecero Saúl Ubaldini.
En 1988 se alejó de Cafiero cuando perdió la puja interna peronista contra Carlos Menem y, luego acompañó a éste en la campaña presidencial y posterior traición al programa del Frejupo (había caído el Muro de Berlín). Así, en 1990 Pedraza obtuvo una gerencia en Ferrocarriles Argentinos, donde fue uno de los gestores de la destrucción y entrega de los ferrocarriles, obteniendo como “premio” de la traición a los trabajadores, la concesión por el gremio del Belgrano Cargas, con lo que comenzaría su “desarrollo” como empresario: allí colocó al frente a su segunda esposa, la contadora Graciela Coria, que hasta hoy se mantiene en el puesto.
Cuando Kirchner asumió, el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, lo sentó a una mesa junto con los principales empresarios del transporte para acordar el sistema de subsidios escandaloso, del que todos ellos siguen sacando tajada. Así Pedraza, de la mano del kirchnerismo, pudo mantenerse en el gremio y ampliar sus negocios con el gobierno y los empresarios amigos, a costa de los trabajadores y de los millones de pasajeros que viajan todos los días en tren.
A Pedraza, además, se lo acusó recientemente por una estafa millonaria a los trabajadores de su gremio consumada por medio de un seguro de sepelio. El procedimiento cuestionado se verificó en que el gremio ordenó aplicar un descuento mensual en los salarios de los trabajadores para garantizarles los servicios fúnebres. Sin embargo, más de la mitad de esos recursos (unos $34 millones) nunca volvió a los ferroviarios, de acuerdo con los informes periciales en el juicio.
En lo político-gremial, Pedraza tomó distancia de la CGT conducida por Hugo Moyano e integra el grupo de “los Gordos”, que componen también los sindicatos de Luz y Fuerza, la Federación de Empleados de Comercio, y de Sanidad. Sin embargo, Pedraza no dejó de pertenecer a la CATT (la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte), que preside el taxista Jorge Viviani pero lidera Moyano.
Aunque distantes, Pedraza y Moyano han venido compartiendo además de su apoyo al kirchnerismo, una participación minoritaria en el Belgrano Cargas, como premio a sus servicios a Franco Macri y sus patrones imperialistas chinos. Pero el asesinato de Mariano Ferreyra y la vinculación directa con el hecho de dirigentes de la Unión Ferroviaria, obligó a que Moyano ordenara el repudio de la CGT por el hecho en un comunicado y en posteriores entrevistas tomara distancia de Pedraza. “Viene poco a la CGT”, dijo, como San Antonio en el prostíbulo. No muy distinto a lo que ahora hacen los socios kirchneristas de José Pedraza.