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02 de octubre de 2010

El triunfo de la Revolución Cubana

Hoy 1248 / Hace 50 años, en las barbas del imperialismo yanqui

En marzo de 1952 se produjo el golpe militar de Batista, apoyado por el imperialismo yanqui, cerrando un nuevo ciclo de democracia burguesa en Cuba.
El movimiento juvenil que encabeza Fidel Castro se propone, entonces, iniciar la lucha armada contra la dictadura con la toma del cuartel Moncada, situado en la ciudad de Santiago. El objetivo era lanzar una proclama revolucionaria y repartir armas al pueblo. El ataque al cuartel se realiza el 26 de julio de 1953; el mismo fracasa y es ferozmente reprimido. Pero el movimiento de jóvenes del Moncada –que pasará a llamarse Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR26)– ganará la admiración y el apoyo popular. Fidel Castro se transformará en el símbolo de la lucha contra la dictadura de Batista, cada vez más odiada por el pueblo. Desde el exilio en México preparará un grupo de guerrilleros, al que se integrará nuestro compatriota el “Che” Guevara, con el objetivo de reiniciar la lucha armada para derrocar a Batista.
82 jóvenes encabezados por Fidel Castro desembarcarán en Cuba el 2 de diciembre de 1956. Descubiertos y ferozmente reprimidos por el ejército de Batista, el pequeño grupo de sobrevivientes se refugia en la Sierra Maestra, auxiliados por integrantes del MR26 de la ciudad de Santiago que dirigen Celia Sánchez y Frank País. Son acogidos por campesinos pobres y obreros rurales –muchos de ellos trabajadores temporarios de los ingenios azucareros–, que viven en la Sierra Maestra. Algunos, como Crescencio Pérez, han dirigido levantamientos armados campesinos y son miembros o simpatizantes del PSP o del MR26. Esto permitió al grupo guerrillero afianzarse en la Sierra y transformarse en un ejército de campesinos “guajiros”. El llamado “foco” en Cuba fue en realidad una base revolucionaria.
Mientras el ejército rebelde combatía en la sierra y derrotaba al ejército de la dictadura, en La Habana y otras ciudades crecían las huelgas y la lucha de masas. La integración de la lucha armada en el campo con la lucha popular en las ciudades y la coordinación política y el frente único con las otras fuerzas opositoras a la dictadura de Batista, como el Directorio Revolucionario y el PSP, fue decisiva para el triunfo.
El avance del ejército rebelde desde la Sierra al llano, siguiendo la misma ruta que habían intentado los patriotas en la lucha colonial contra España, se combinó para el triunfo de la revolución con una huelga general, que duró cinco días, con el levantamiento insurreccional en las ciudades, basado en el ejército rebelde que tomó por asalto las comisarías y los cuarteles, y el frente único opositor.
Sobre esta base se pudo imponer un Gobierno Provisional Revolucionario, de frente único muy amplio y heterogéneo, que permitió derrocar a la dictadura de Batista y destruir al estado oligárquico imperialista. Se abrió luego, una feroz lucha de clases en el frente antidictatorial sobre el curso a seguir. Fue el ejército rebelde y sus principales líderes, muchos de ellos con formación marxista, los que garantizaron que la revolución se profundizara. Así fue posible en Cuba garantizar la hegemonía obrera, basada en la férrea alianza con el campesinado pobre gestada desde la Sierra Maestra, que permitió realizar los profundos cambios de la etapa democrática popular, agraria y antiimperialista de la revolución y su marcha ininterrumpida al socialismo.
Con el triunfo de la revolución cubana se instaló en América Latina, en las puertas del imperialismo yanqui, la primera revolución liberadora que resolvió las tareas inconclusas de la gesta emancipadora por la independencia del dominio colonial, con la reforma agraria y la expropiación de los monopolios imperialistas.
Cuba significó para millones la posibilidad del socialismo hablado en castellano.