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21 de agosto de 2019

Promueve la especulación y ahoga la actividad económica

El veneno de las Leliq

Sigue creando gran preocupación el crecimiento exponencial de las Leliq, los títulos de corto plazo que emite el Banco Central, en función del pacto del gobierno macrista con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para mantener congelada la base monetaria (la suma del efectivo circulante y depósitos a la vista). Entre Leliq, encajes y otros instrumentos, el 75% de los fondos que manejan los bancos termina en el Banco Central, por la tasa de interés que éste les paga.

Esta situación prácticamente impide que los bancos vuelquen crédito al sector privado, lo que explica la brutal caída que sufrió el financiamiento en el último año. La tasa de interés superior al 60% que paga el Central es casi imposible de mejorar con préstamos a individuos o a empresas. Lo que hace que se agrave la caída de la actividad económica, en particular en la pequeña y mediana producción, el comercio y los servicios.

De esta forma, el fuerte crecimiento de las Leliq tiene dos efectos venenosos para la economía. Por un lado, está el costo cuasifiscal que tiene para el Central. Con un stock superior a $1,2 billones y una tasa de más de 60% anual, implica un compromiso de emisión futura de pesos o de emisión de más deuda del orden de los $750.000 millones por año. El costo financiero para las arcas del Central es gigantesco. Por otro lado, las tasas tan altas llevan a una preferencia por las inversiones financieras en lugar de la inversión en proyectos productivos, y esas tasas se terminan trasladando a los precios del resto de la economía.

Así las cosas, las altas tasas se han mostrado ineficaces para ponerle contención a la inflación, que aceleró del 34,4% anual en agosto de 2018 a cerca del 55% en julio de 2019, aun manteniendo el compromiso asumido ante el FMI de crecimiento “nulo” de la Base Monetaria hasta diciembre de 2019, en 1.343.000 millones de pesos ($1,34 billón). En tanto, con el aumento de la Leliq y sus intereses se acumula todo el ahorro nacional en la especulación financiera, retrayéndose su inversión en la producción y el comercio ya que no hay actividad económica que pueda subsistir a las tasas de interés que implica sostener la política monetaria vigente.

Hoy N° 1779 21/08/2019