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16 de octubre de 2019

Ahogando la actividad económica no se acaba con la inflación

El veneno de las tasas de interés

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) anunció a mediados de septiembre el aumento del 58% al 78% durante septiembre del límite inferior para la tasa de interés de las Letras de Liquidez (Leliq) y al 68% para octubre, supuestamente para “defender la estabilidad monetaria y financiera”. Al mismo tiempo anunció una flexibilización en la tasa monetaria a un 2,5% en septiembre y octubre, lo que implica un abandono vergonzante a la política de cero crecimiento de la base monetaria –el dinero en circulación o en depósitos a la vista–; la mal llamada “emisión cero”.

Decimos mal llamada “emisión cero” porque el congelamiento de la base monetaria en verdad se sostenía y sostiene a través de la toma de los pesos del mercado emitiendo las Leliq a tasas de interés que hacen que el dinero se retenga en el sector financiero, ahogando toda posibilidad de crédito para la producción y el comercio. El resultado no podía ser otro que el aplastamiento de la actividad económica y su continuada caída, derivándose todo el “ahorro” hacia la especulación y no a la inversión. Esto se expresa en la acumulación en el stock de Leliq y los intereses que está pagando, que ya es una cifra equivalente al total de la base monetaria. Es decir que la cantidad de dinero que está retenida en la especulación con las tasas de interés que paga el Banco Central ya es equivalente al total del dinero que se utiliza hoy para la actividad productiva, sin sumar los “ahorros” en dólares que tampoco retornan al circuito económico.

Aunque ahora se convalide una tasa de crecimiento de la base monetaria de 0% a 2,5% –aflojándola en ese pequeño porcentaje en relación a la inflación que ya tenemos–, el stock de Leliq seguirá aumentando a más de 120% por las tasas de 70/80% que capitalizan cada siete días. Si no se termina drásticamente con este “modelo” monetario y financiero macrista, ese aumento en la emisión de Leliq –equivalente a los pesos y sus intereses retenidos por el BCRA– no hará más que acumular la necesidad de una mayor emisión futura de pesos para cubrirlas y en consecuencia una mayor inflación con mayor recesión.

Hoy ya tenemos una inflación rezagada del último shock cambiario, que se manifiesta en la brecha entre los precios mayoristas y minoristas y que crecerá con el aumento de los combustibles concedido a los monopolios petroleros y gasíferos. No sirve ninguna política monetaria a esta altura, si no se acaba drásticamente con la dolarización de la economía impuesta abierta o encubiertamente por el “modelo” macrista.

Hoy N° 1787 16/10/2019