Este proceso totalmente amañado, ley de acople mediante, que contó con una enorme cantidad de dinero otorgado por el gobierno nacional, le permitió al gobernador ganar con el 78% de los votos “positivos” (el 55% del padrón total).
Los comunistas revolucionarios hicimos campaña por la abstención, el voto en blanco o nulo. No nos oponemos por principio a participar de las elecciones porque hay momentos en los que éstas pueden servir para abrir un período revolucionario, pero hoy nacional y provincialmente, sólo sirven para dividir y confundir a los sectores populares, tratar de parar las luchas que surgen en todo el país y apagar las brasas del Argentinazo del 2001. Nos quieren hacer creer que por este camino se pueden hacer los cambios necesarios que nunca llegan.
En el caso de Tucumán, la trampa era tan clara que ya se sabía de antemano lo que iba a suceder, pero la mayoría de los partidos políticos avalaron este proceso fraudulento. Hasta algunos partidos de izquierda confiaron e hicieron campaña activa contra el voto bronca, llamando a la gente a participar; pero su sueño reformista y oportunista tuvo un amargo despertar, cuando fueron aplastados por la perversa maquinaria montada para favorecer al oficialismo.
La inauguración de obras públicas con el dinero enviado desde la Nación, fue el maquillaje con el que el gobierno escondió la miseria y la de- socupación, e impuso mediante una gigantesca propaganda la idea que “roban pero hacen”. Ese dinero, en lugar de ser usado para pagar salarios dignos a los trabajadores y no los sueldos miserables con más del 40% en negro, otorgar el 82 % móvil a los jubilados transferidos, generar trabajo genuino para los desocupados, fue usado con total impunidad en la campaña electoral.
Actualmente, de acuerdo a cifras oficiales, Tucumán es una de las cuatro provincias con más desocupados, y una de las más caras con una inflación que ya ronda el 20%. La pobreza y la indigencia castigan a decenas de miles, y ocupamos uno de los primeros lugares en trabajo infantil, de acuerdo con las cifras publicadas por el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Haciendo un uso desvergonzado de la miseria, la maquinaria electoral del oficialismo se lanzó a la compra de voluntades distribuyendo electrodomésticos, bicicletas, material para la construcción, bolsones y dinero. Las ofertas eran diversas, se pagaba entre 10 y 35 pesos por voto, llegando hasta ofrecer 50 pesos. La famosa ley de acople potenció el oportunismo y la falta de principios. Así vimos a bussistas y radicales y también a la oposición de dentro del peronismo saltar el cerco y venderse para poder acceder a un cargo. El gobernador distribuyó generosamente los fondos del Estado a todos sus acoplados, sin importarle si venían del partido del asesino Bussi o del Partido Reivindicación Histórico y Social que está conformado por ex soldados que participaron del Operativo Independencia, fervientemente apoyado por el secretario de Derechos Humanos de Alperovich.
El sistema funcionó a la perfección. Veintitrés partidos o frentes electorales que se acoplaron a la fórmula oficialista obtuvieron un poco más de 213.000 votos, es decir más del 40% del total de los votos que obtuvo Alperovich.
No todo se compra
Pero el domingo 26 no todo se compraba o se vendía. A pesar del apriete, la intimidación, la prebenda y la coima, más de 135.000 mujeres y hombres tucumanos decidieron no ir a votar, votar en blanco o anular su voto, no prestándose al juego de las clases dominantes y a la trampa montada por Alperovich para seguir maquillando la provincia, mientras los graves problemas que aquejan a grandes sectores populares se agudizan cada vez más. Sólo con la unidad, la organización y la lucha del pueblo tucumano lograremos cambiar esta situación a favor del pueblo, imponiendo un gobierno de unidad patriótica y popular.
La abstención fue del 27%, y descontando el 15% de ausentismo estructural (enfermedad, mayores que no votaron, viajes, etc.), un 12% (113.814 personas) resolvieron junto con los que votaron en blanco (12.054) y los que anularon su voto (9.169) no avalar esta trampa.
El voto bronca sumó un 14% del padrón total constituyéndose en la segunda fuerza en las elecciones del 26 de agosto de 2007.