El gobierno actual, del presidente Enrique Peña Nieto, en connivencia con los principales partidos tradicionales, aplicó medidas para terminar con lo quedaba de la Revolución Mexicana de 1910. Tanto la posibilidad de entrega del petróleo como la llamada reforma educativa, son las que orecieron mayor grado de oposición popular. El proceso electoral está signado por asesinatos de políticos, candidatos y sus familias, principalmente opositores.
Para estas elecciones se trató de armar una candidatura indígena, que no logró alcanzar las exigencias de las leyes electorales. Pero los sectores dominantes, incluso los comentarios de diarios tales como La Nación, están muy preocupados porque quien encabeza las encuestas es López Obrador, ex alcalde de Ciudad de México, y dirigente del Morena. Morena es la abreviatura de Movimiento por la Regeneración Nacional. En esta ocasión, la candidatura es apoyada por una coalición, que abarca el Partido del Trabajo (PT) y otras fuerzas como el Partido Encuentro Social, y que se denomina.
López Obrador quedó segundo en las dos últimas elecciones presidenciales. Su programa ha causado mucha inquietud en los sectores dominantes, en particular, sus propuestas de anular la llamada “Reforma educativa”, frenar la apertura del sector energético a capitales privados, cancelar la construcción del nuevo aeropuerto de Ciudad de México y fijar precios de garantía para productos del campo. En la campaña por las redes sociales dicen que las promesas de López Obrador sobre el petróleo serían para entregarlo a los rusos, como en Venezuela. “Ahí vienen los rusos”, dicen.
López Obrador dice que “más allá de las comunidades indígenas, la situación de desigualdad es gravísima, la situación de violencia y corrupción es pavorosa… Es una vergüenza lo que ha venido pasando: hasta este año había una partida del presupuesto para ‘moches’ (sobornos) de cerca 30.000 millones de pesos (unos 1.600 millones de dólares). Les pagaban a diputados y senadores cada vez que votaban por una ley o por el presupuesto”.
Frustrada candidatura indígena
El intento de los zapatistas y una gran cantidad de organizaciones indígenas de llevar una candidatura indígena a la presidencia no logró cumplir los requisitos de la ley electoral. Llevaban como candidata a Marìa de Jesús Patricio Martínez, médica herbolaria nahua.
Pretendían, más que una campaña electoral, hacer campaña por la vida, por la “reconstitución de los pueblos”. Repudiaron la violencia del crimen organizado, que ha dejado más de 100.000 muertos y 30.000 desaparecidos en la última década. También denunciaron el “exterminio” de los pueblos originarios, la desaparición de lenguas y la irrupción de proyectos mineros en tierras indígenas. También hicieron campaña “para invitar a la sociedad civil a que también unamos los esfuerzos y podamos destruir este sistema que nos está acabando a todos”.
El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), impulsor de la candidatura indígena pedía, entre otras cosas, el fin de la discriminación de los indígenas. Hospitales, doctores y medicinas, viviendas para las comunidades rurales con “las ventajas de la ciudad como televisión, estufa, refrigerador, lavadora”, una radio indígena, clínicas de partos con ginecólogos, la revisión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y una elección “verdaderamente libre y democrática“. “El gobierno roba, el Ejército mata y la prensa miente, ¿y tú? ¡Despierta!…”, dice una pintada que se puede ver en las paredes de Chiapas.
El curso de la situación de México dependerá, como siempre, de la lucha unida de su pueblo.
Hoy N° 1721 13/06/2018