Los datos provisorios reflejan primeramente la agudización de la disputa y la polarización de las elecciones, en donde los dos principales partidos aglutinaron el 85% de los votos válidos. El PJ buscó recomponerse de la dura derrota del 2013, donde había perdido por 20 puntos, intentando achicar la diferencia despegándose del gobierno nacional. Se agudizó la disputa entre el sector más duró del kirchnerismo y el PJ territorial como se evidenció en distintos hechos. Los intendentes, que habían perdido en la mayoría de sus departamentos, fueron imponiendo un cambio de estrategia: apoyaron la candidatura de Scioli, impusieron el desdoblamiento de las elecciones provinciales para evitar un efecto nacional negativo y la posibilidad de que el candidato opositor apareciera en distintas boletas nacionales y cerraron las listas sin ceder a las presiones nacionales. El cristinismo castigó esas decisiones, echó al “Chueco” Mazzón de la Casa Rosada, aisló al gobernador provincial por haber impulsado esa negociación y armó lista propia en las internas del FPV con la candidatura de Carmona apoyado por La Cámpora y el PC.
Los datos demuestran que los caudillos municipales lograron recomponerse de la derrota del 2013, sobre la base de diferenciarse de la política del gobierno nacional. Dentro de la interna del FPV, la fórmula encabezada por Bermejo (más cercana a Scioli) alcanzó el 24,8%. Carmona, el candidato de la Rosada, que fue apoyado en su campaña por la visita de 5 ministros nacionales, sólo alcanzó el 11,4% y Roby, el ex ministro provincial de Salud, el 4,14%.
Por su parte el Frente Cambia Mendoza, se impone al FPV por una diferencia modesta de casi cinco puntos. El rejunte de partidos que expresaba este frente impulsado por la UCR en donde convivían desde el PRO y el partido Renovador de Massa, hasta el Partido Socialista y Libres del Sur, si bien concentró el voto opositor, no logró obtener una diferencia importante, comparada con las elecciones del 2013 en donde la UCR se presentó con lista propia. Lo que demuestra que el rejunte de partidos sin programa y con posiciones de centro derecha, despiertan “relativa confianza” en las masas.
Fortalecer un frente que exprese una opción verdaderamente popular
Otros datos de estas elecciones es la caída del FIT, que bajó de 14% en las generales pasadas al 7%, el aumento de los votos en blanco que alcanzaron el 3,4% y un incremento relativo de la abstención que rondó el 25%, resultados estos últimos influenciados por la gran manipulación y especulación electoral en una provincia que tiene departamentos que van a tener que votar 6 veces en el año.
Las elecciones se realizaron en el marco de paritarias abiertas que el gobierno no pudo cerrar -de estatales y judiciales-, con un paro semanal de los docentes universitarios, con movilizaciones de la CCC tres días antes de las elecciones y con una situación agropecuaria en profunda crisis.
El Frente Popular, que acaba de realizar su presentación a fines de marzo, no logró participar de estas elecciones. El PTP ha obtenido la personería provisoria y está en plena lucha para lograr la personería definitiva antes de las elecciones nacionales. Como demuestran estas elecciones, en el marco de una profunda crisis agropecuaria, con luchas activas en las calles y con una profunda disputa entre las distintas expresiones políticas de las clases dominantes, hace falta más que nunca fortalecer un frente que exprese una opción verdaderamente popular para enfrentar a las políticas de ajuste del gobierno y los otros recambios de derecha y abra perspectivas de liberación para el pueblo.
