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17 de diciembre de 2014

Luego de varios meses en defensa del trabajo, los obreros pasaron a distintos ramales ferroviarios.

Emfer/Tatsa mantienen sus puestos de trabajo

Seguir la lucha por la reestatización de la fábrica

Los trabajadores de Emfer y Tatsa han sido “estatizados”, es decir van a pasar a ser trabajadores de los distintos ramales ferroviarios manteniendo su salario y la antigüedad, en un proceso que se iniciará a partir del 1º de enero del año próximo, fecha desde la que empiezan a pertenecer a la Administración de Recursos Ferroviarios.

Los trabajadores de Emfer y Tatsa han sido “estatizados”, es decir van a pasar a ser trabajadores de los distintos ramales ferroviarios manteniendo su salario y la antigüedad, en un proceso que se iniciará a partir del 1º de enero del año próximo, fecha desde la que empiezan a pertenecer a la Administración de Recursos Ferroviarios.
Primero pasarán por una revisación médica y una entrevista para verificar sus capacidades profesionales. Más de doscientos han solicitado su traslado al Ferrocarril Sarmiento, otros ciento cuarenta pidieron ser trasladados al Mitre y el resto a las otras líneas ferroviarias.
Durante el trascurso de estos trámites mantienen su organización sindical. La Comisión Interna y el Cuerpo de Delegados siguen al frente de las negociones y en asambleas periódicas de todos los compañeros van siguiendo el resultado de estos pasos hasta que el traslado a sus nuevos puestos de trabajo se realice en conjunto, y no por pequeños grupos, para mantener de esta forma la fortaleza de su unidad ante cualquier inconveniente que pueda surgir y controlar los compromisos firmados entre los trabajadores, el Ministerio de Trabajo, el de Transporte y la UOM. Esas asambleas se seguirán realizando en las instalaciones de la planta de Emfer y Tatsa.
El gobierno kirchnerista ha rechazado concretar la solicitada reestatización de la planta. 
 
Una lucha larga
Si hubiera que fijar una fecha de iniciación de esta lucha -que durante el transcurso de este último año tuvo picos altísimos como hemos venimos relatando en estas páginas y en la revista Política y Teoría- podríamos afirmar que su comienzo tiene una fecha emblemática, el 22 de febrero del 2012, cuando a partir de la masacre de Once del Ferrocarril Sarmiento, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y el ministro Randazo definen la compra de vagones y locomotoras a China para renovar el material rodante ferroviario, abandonando la política de concesiones que se había iniciado con el menemismo y que este gobierno continuó sin ningún cambio.
La masacre de Once y la lucha de sus familiares, junto a los trabajadores ferroviarios del Sarmiento, los usuarios y el pueblo desnudó la trama de desidia y corrupción en el manejo de los ferrocarriles; negocios que fueron responsables de 52 muertes a cambio de las valijas llenas de dinero que eran trasladadas desde la Secretaría de Transporte a la Casa Rosada.
A partir de esa fecha se pasó de la entrega del manejo estatal de los ferrocarriles a la destrucción de la industria ferroviaria.
En un largo y rico proceso político de discusiones y debates el objetivo de la reestatización de la planta -que supo pertenecer a Fabricaciones Militares- y la defensa de la fuente de trabajo pasaron a ser las principales reivindicaciones de los trabajadores y el principal factor de unidad. Fue una lucha que siguió el camino de las mejores tradiciones del movimiento obrero.
 
Una batalla ganada y otra que continúa
Esa lucha alcanzó un objetivo concreto y muy valioso, logró que los más de 450 trabajadores de Emfer y Tatsa pudieran mantener su fuente de trabajo. Y además, dejó al descubierto que la compra de material rodante a China, el nuevo y voraz imperialismo que disputa palmo a palmo su influencia y penetración en nuestra Argentina con los otros imperialismos, está lejos de tener el contenido “popular y nacional” como afirma el gobierno K.
 
No se consiguió la reestatización de Emfer y Tatsa
Sobre estos hechos, sobre el resultado y el balance de la lucha de Emfer y Tatsa hay muchas valoraciones, triunfo parcial, una victoria con sabor a derrota, etc. Ninguna de ellas deja de ser importante, sobre todo cuando provienen de sus propios protagonistas o de quienes conocemos muy bien y hemos estado tan cerca la mayoría de esas luchas desde el año 1998.
Tampoco la queremos eludir. Ponemos por delante de esa definición un proceso gremial y político que tuvo cuatro características que hacen a la esencia de las luchas del movimiento obrero argentino: un objetivo claro, la reestatización, la unidad de los trabajadores, un núcleo de delegados que se puso al frente de esa lucha con decisión y una profunda democracia y manteniendo el control de la fábrica con la toma combinada con otras herramientas, como los cortes de ruta.
Esas características hicieron posible ganar una batalla, defender y mantener la fuente de trabajo de más de 450 trabajadores. Los delegados y trabajadores de Emfer y Tatsa no tuvieron la intención de mediatizar la lucha para ponerla al servicio de alguna estrategia electoral.
Hay otra batalla que continúa: la de la reestatización de la planta y la defensa de la industria ferroviaria nacional, talón de Aquiles de la política K. Esa batalla se va a ganar cuando podamos enterrar este modelo antinacional y antipopular de entrega y proimperialista.
Esa batalla que debemos continuar, no es solo una lucha de los compañeros de Emfer y Tatsa, es una lucha del conjunto de nuestro pueblo, sobre todo de las fuerzas verdaderamente antiimperialistas, populares, emancipadoras y defensoras de la industria nacional, siguiendo el camino de las históricas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001 y poniéndole el cuerpo a la lucha electoral.
En ese camino se ha perdido con el traslado de los compañeros al ferrocarril un colectivo de lucha con una larga experiencia y fortaleza, pero, por otro, lado se ha ganado una enorme experiencia política demostrando, como antes lo hizo la lucha de Kraft, que cuando la clase obrera se pone en el centro de la escena política renueva, una y otra vez, que la liberación nacional y popular no es una utopía.
Saludamos el triunfo de los compañeros de Emfer y Tatsa de haber recuperado su trabajo, saludamos su fortaleza y su lucha y mantenemos el compromiso de siempre desde el PCR, el PTP y desde el Frente Popular de seguir la lucha por la reestatización de la fábrica y de recuperar el control de los ferrocarriles y de la industria nacional ferroviaria para ponerla al servicio de nuestro pueblo.