“El gobierno nacional asegura que no hay proyecto de reforma laboral y flexibilización, como en Brasil. Que la idea es solo discutir una reforma impositiva. La verdad es que el gobierno y los sindicatos ya negocian cambios en los sistemas de trabajo, tareas, convenios colectivos.
“El gobierno nacional asegura que no hay proyecto de reforma laboral y flexibilización, como en Brasil. Que la idea es solo discutir una reforma impositiva. La verdad es que el gobierno y los sindicatos ya negocian cambios en los sistemas de trabajo, tareas, convenios colectivos.
“Las empresas dicen que su principal preocupación es ser rentables, competitivos, y aggiornarse a las nuevas reglas y tecnologías del mundo. Disminuir costos y aumentar la productividad, lo que para los trabajadores va a traer como consecuencia el aumento de los ritmos de producción. Esto viene acompañado de enfermedades laborales. Es fundamental bajar el ausentismo, dice la UIA. Un 20% es el número que no deja dormir a los empresarios, pero no dicen que eso es consecuencia del aceleramiento de los ritmos de producción y condiciones de trabajo, siendo las tendinitis, manguito rotador, hernia, las principales consecuencias del ausentismo.
—¿Existen sectores que ya se estén acomodando de acuerdo a lo que va a ser la reforma?
—En algunas empresas ya hace un año que se están discutiendo algunas reformas. Por ejemplo, en neumáticos y alimentación ya hay conflictos por aumentos de ritmos de producción y la discusión salario por beneficios. En otras ramas se están cerrando paritarias a cambio de disminuir la cantidad de delegados. En otras están intentado cerrar acuerdos de paritarias por fuera del gremio, mandándole planillas a los trabajadores donde le piden la desafiliación a su sindicato a cambio de cerrar el acuerdo paritario. En peaje se discutió la automatización de un tramo de las barreras y reemplazo de los operarios (esto se incorporó en el convenio discutido por Cavallieri).
—¿En qué situación a nivel global, se da esta reforma?
—El gran punto es la “cuarta revolución industrial” como las empresas la llaman, la digitalización y robotización del trabajo a escala mundial. Países como Francia, Italia, Alemania ya lo están haciendo y discuten, no sólo la reforma de convenios sino que el cambio de las leyes laborales es necesario. Extender la edad para las jubilaciones, el achique del monto de indemnizaciones, las leyes sobre ART, extender la jornada laboral y demás, son parte del ajuste global y para esto es necesario cambiar las leyes, construir un andamiaje legal que le garantice al gobierno poder hacerlo.
—¿Qué papel juega el sindicalismo en esto?
—El gobierno, apoyándose en la idea que tienen los trabajadores sobre los dirigentes sindicales corruptos, empresarios, que no son elegidos por la gente, aprovecha esto e intenta desarticular las organizaciones y debilitarlas.
Ajusta el grifo de las obras sociales, intervenciones, investigaciones donde muchos pueden ir presos y los soborna. Les plantea: van presos o arreglan. Discutir las reformas después de las elecciones es el objetivo que se traza el Gobierno.
Pero no todos somos iguales, es falso que todos los sindicalistas somos traidores, corruptos y que vivimos como empresarios; estamos los que creemos en la construcción colectiva, en la clase trabajadora, en la lucha; los que creemos en la democracia sindical y que el desafío es unirse por sobre todas las cosas. Los que creemos que es necesario discutir un país con una producción nacional, con desarrollo de la tecnología y la ciencia al servicio del pueblo. Argentina no es Brasil, tiene una fuerte historia de lucha. Anarquistas, comunistas, socialistas, peronistas, construyeron la historia y las conquistas del movimiento obrero argentino, yo no tengo dudas de que va a haber lucha para defender y avanzar en sus conquistas.
Ahora, la gran pregunta es cómo hacemos para enfrentar lo que se viene, y no tengo dudas de que el camino es la unidad en las calles y las propuestas concretas.
Trabajar para unirnos en un reclamo, defender los intereses de los trabajadores. Acá no importa a quién votó cada uno, que el árbol no nos tape el bosque con falsas discusiones políticas electoralistas que si votaste al kirchnerismo o a Macri. Con eso intentan dividir a los trabajadores.
Hay grandes experiencias en todo el país a través de la historia, de multisectoriales y de dirigentes sindicales que siendo de distintas líneas políticas unieron a los trabajadores. Como René Salamanca, que fue secretario general de Smata Córdoba, comunista revolucionario; Agustín Tosco, secretario general de Luz y Fuerza Córdoba y Atilio López, peronista, que fue secretario general de la UTA Córdoba.
Tenemos que trabajar a destajo para unirnos, y trabajar para un paro nacional, que frene todas estas reformas, que son un retroceso para el conjunto de los trabajadores argentinos, ese es el camino y tenemos que trabajar para conseguirlo.