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02 de octubre de 2010

En el homenaje realizado a 35 años del asesinato de Enrique Rusconi, organizado por el Regional La Plata, Berisso y Ensenada del PCR, el camarada Otto Vargas describió la época, la posición del Partido, y la entrega del camarada Rusconi.

“Enrique llevaba sus ideales en la sangre”

Hoy 1297 / Otto Vargas, secretario general del PCR

Camaradas, conmemoramos el 35° aniversario del asesinato de nuestro querido camarada Enrique Rusconi.
Pocos días antes de ese asesinato, el Comité Central de nuestro Partido había fijado su posición política frente al golpe de Estado. Habíamos planteado: “otro 55 no pasará, unirse y armarse para enfrentar y derrotar a los golpistas”. René Salamanca había publicado su famoso llamamiento a los obreros de Córdoba para luchar contra el golpe de Estado. René Salamanca, que en ese entonces estaba perseguido. Justamente el día en que asesinaron a Enrique Rusconi, yo estaba con él en una chacra en Río Segundo en Córdoba donde se había refugiado porque tenía orden de captura.
En ese momento nuestro Partido planteó que la línea divisoria en la Argentina pasaba entre los que estaban a favor o en contra del golpe de Estado, como aquí se ha explicado.
Había una disputa feroz por el control de la Argentina. Es cierto que coincidían proyanquis y prorusos -y de otros imperialismos, no sólo esos dos- en que había que aplastar la rebeldía popular que había eclosionado en el Cordobazo y en otros grandes estallidos sociales. Pero la disputa entre yanquis y rusos por el control de la Argentina era decisivo.
Esto para los jóvenes de hoy debe parecerle algo inexplicable, o es muy difícil de explicar porque el mapa mundial ha cambiado. En ese entonces, el imperialismo yanqui estaba en retroceso mundialmente, estaba perdiendo la guerra en Vietnam. La Unión Soviética con una política agresiva había hecho pie en Africa, en sus riberas occidental y oriental, en Angola y en Etiopía. Era muy fuerte su presencia en el gobierno nicaragüense de Ortega, gobierno estrechamente ligado a los aparatos especiales de la Unión Soviética y de la República Democrática Alemana. Y avanzaban fuerzas prosoviéticas en América Central. Los yanquis contragolpeaban, habían dado el golpe en Chile, habían dado el golpe en Uruguay, tenían la posición de Stroessner en Paraguay, habían dado el golpe contra Torres en Bolivia.
Disputaban palmo a palmo América del Sur, pero sobre todo disputaban la Argentina, porque la Argentina garantizaba el paso entre los dos océanos para el caso de una guerra mundial, cosa que se iba a demostrar después también cuando se produjo la liberación de las Islas Malvinas.

El cambio de hegemonía
También la situación desde ese punto de vista era difícil porque los prosoviéticos habían pasado a hegemonizar el ejército desde el año 1971, cuando con el general Lanusse pasaron a ser hegemónicos. Después del asesinato del general Sánchez en Rosario, donde por primera vez se unieron las dos principales fuerzas guerrilleras de la Argentina, López Aufranc había pasado a ser el jefe del Estado Mayor y Lanusse había pasado a ser el jefe del Ejército Argentino. Desde entonces hegemonizaban el Ejército.
Existía lo que entonces se llamaba las tres V, que yo creo que eran las cuatro V: Videla, Viola, Villareal y habría que agregarle Vaquero. Cuatro generales que eran los principales del Ejército. Y eran hegemónicos en la Aeronáutica, como se vio posteriormente con la Guerra de Malvinas. Por lo tanto, tenían un control muy fuerte sobre las fuerzas armadas, y tenían también un control muy fuerte en el gobierno, porque como aquí se ha dicho, el ministro de Economía era Gelbard.
Pero no sólo por eso. Habían obtenido monopolio del aluminio. Un testaferro de ese aparato, el socio de Gelbard, Manuel Madanes, presidía la Corporación de Empresas Estatales en la época en que el petróleo, gran parte de la energía y muchas empresas eran controladas por el Estado. Por lo tanto la Unión Soviética, las fuerzas prosoviéticas, eran hegemónicas en la Argentina.
Y se les había cruzado el gobierno de Isabelita, con esos sectores fascistas que acá se ha dicho, de López Rega, y con otros sectores. Pero Perón, con la astucia que dan los años de política, la vejez, nunca hizo partícipe a Isabelita en los acuerdos que él firmó. Venía Isabelita y decía: “¿Los señores quieren un café?”. Y entonces Isabelita servía el café. Pero los acuerdos los había hecho Perón.
Cuando Perón murió, esos acuerdos no eran aplicables por Isabel Perón, la situación política cambió, y era necesario para yanquis y rusos eliminar los obstáculos de ese gobierno de Isabel Perón, que tenía –como aquí se ha dicho- esos sectores fascistas adentro, pero que era un gobierno de carácter tercermundista, como lo demostró y se lo dijo Chou Enlai cuando una delegación del gobierno de Perón visitó China y Corea del Norte.

La posición antigolpista
Nosotros habíamos fijado nuestra posición antigolpista en noviembre, y a los pocos días comenzaron a asesinar a nuestros camaradas. ¿Por qué? Porque querían demostrar que mientras la dirección del Partido llamaba a pelear contra el golpe de Estado, y en la práctica defender el gobierno constitucional de Isabel, los grupos asesinos del gobierno mataban a nuestros compañeros. Pero a Winer lo tiraron en un costado del camino de la Panamericana, sacaron en los diarios que era Galimberti, y al asesinato lo firmó una organización Mazorca que nunca más apareció. Entonces Enrique Rusconi, cuando se paró frente a sus asesinos con esa valentía y dijo “no son policías, son rusos” porque reconoció entre los que lo mataron a un hombre que él conocía, permitió a nuestro Partido ir a fondo en la aplicación de nuestra lucha contra el golpe de Estado.
Y muchas fuerzas de izquierda nos llamaron lopezreguistas. Yo siempre, cuando me dicen eso, porque he estado en charlas donde dicen “ustedes fueron lopezreguistas”, yo digo “seguramente, compañero, usted fue videlista, por eso me dice lopezreguista”. Porque ¿quiénes apoyaron el golpe? En primer lugar el PC, que como se demostró cuando cayó la Unión Soviética e hicieron públicos los documentos secretos del PCUS, era un partido financiado y mantenido desde la Unión Soviética, era una quinta columna del socialimperialismo. Por eso, para ellos, nosotros éramos lopezreguistas.
Y porque una parte de la izquierda, honestamente estaba confundida y creía que la Unión Soviética era una potencia que ayudaba a los pueblos en la lucha contra el imperialismo yanqui ¿O acaso, no habían reemplazado a los yanquis en Cuba? Acaso, como nos dijeron el otro día en la Embajada cubana, “cuando la Unión Soviética se desplomó, se murieron las vacas con las que sacaban leche para los niños de Cuba”, porque hasta el forraje venía de la Unión Soviética y entonces se decía que eran amigos.
Por eso al golpe que preparaban se lo llamaba peruanista, porque en Perú había habido un golpe nacionalista, nacional y popular. “Progresista”, como dijo el PC de Videla. Mentira lo que dice Isidoro Gilbert, el que ha escrito la historia de la Fede. Mentira que el PC se equivocó por un error de su aparato de inteligencia cuando dijo que ellos eran progresistas. El PC cumplió las órdenes de sus jefes, los dirigentes soviéticos, y por eso apoyó a la dictadura de Videla-Viola. Eso es lo que ellos no dicen, precisamente. Por eso tuvo tanta importancia la valentía con la que Enrique Rusconi enfrentó a sus asesinos, la valentía con la que les gritó “rusos”, desenmascarándolos y facilitando la lucha contra el golpe. Y fue lo que los enardeció y lo que los hizo después asesinar, como aquí en La Plata, a otros camaradas.

Una época
Yo quiero decir, compañeros, que Enrique fue parte de una generación muy difícil de entender hoy día. El compañero Smith lo explicaba muy bien. Hay un refrán árabe que dice: “los hombres se parecen más a su época que a su familia”. Era una época de grandes conmociones sociales, se luchaba en Vietnam, y se estaba derrotando a los yanquis. Vivía Mao Tsetung. En 1974 estaba todavía en desarrollo la más gigantesca movilización de masas de la historia de la humanidad que fue la Revolución Cultural Proletaria China. Estaba fresca la memoria del Che Guevara y la memoria del triunfo de la Revolución Cubana. Había una oleada mundial, y había una generación inspirada en esos ejemplos. Esa es la generación de Enrique. Los ideales con los que se forjó Enrique.
Hay que decir compañeros, que en la lucha contra la restauración del capitalismo en los países donde había triunfado la clase obrera, que era la tercera parte de la humanidad, hemos sido derrotados. Los comunistas hemos sido derrotados. Y allí donde la clase obrera dirigía, en la tercera parte de la Tierra –y lo hemos visto con nuestros ojos– donde se había acabado con el hambre y el analfabetismo, y las universidades se habían abierto a los hijos de los obreros y campesinos pobres, todo eso se terminó.
Hoy día la propaganda en la radio, en la televisión y en los diarios, dice que Stalin era igual que Hitler. Veinte millones de soviéticos murieron para derrotar a la bestia nazi. Fue la bandera roja con la hoz y el martillo la que se clavó en el Reichstag de Berlín, para que se suicidara el asesino de Hitler. De cada 100 comunistas que fueron al frente en la Unión Soviética, volvieron 4. Millones de comunistas murieron en todo el mundo luchando contra el fascismo, y ahora resulta que el comunismo, la Unión Soviética era igual que la Alemania hitleriana.
Todos los días nos meten eso por la radio, por la televisión, por la propaganda. Pero a la Unión Soviética, a la China comunista, no la derrotó el fascismo. Esto es lo que tenemos que pensar. No la derrotaron las 14 potencias imperialistas que invadieron Rusia cuando recién triunfó la Revolución. No la derrotó el fascismo hitleriano que había ocupado toda Europa y la había llenado de campos de concentración donde murieron millones de personas.                     
Necesitamos miles de Enrique Rusconi
Las contradicciones internas que crearon una nueva clase explotadora, que es la que hoy dirige Rusia, y que es la que hoy dirige China, esas contradicciones internas derrotaron el comunismo. Por eso compañeros, para los jóvenes, hablándoles con todo el corazón, es justo que se hagan una pregunta. El otro día me la hacía un dirigente actual de Cuba: “¿cuál es el camino?”, me decía, “¿Cuál es el camino?” “¿cómo hacemos nosotros?”, decía, porque él todavía se considera comunista a pesar de todas las cosas que han sucedido en Cuba. ¿Cómo hacemos?, ¿cuál es el camino? Desde ya no es el electoral. En 15 años, el proletariado, la clase obrera mundial, se ha duplicado: de 1.500 millones de hombres pasó a más de 3 mil millones.
La lucha de Kraft-Terrabusi demostró que la clase obrera argentina es capaz de salir a la calle a luchar y encabezar un amplísimo frente contra la penetración imperialista. Pero entonces, compañeros, acá que hablamos de los jóvenes, vamos a tener que construir un Partido fuerte, vamos a tener que organizar mundialmente una organización con miles de Enrique Rusconi. Con hombres como Enrique Rusconi, millones. Y esos hombres, y esos jóvenes, los que están acá, tendrán que encontrar el camino, compañeros. Tendrán que encontrar el camino, porque como dijo un poeta chino: “al principio, en el mundo no había caminos. Pero cuando muchos hombres marchan en la misma dirección, se hacen los caminos”. Y hay que marchar, hasta encontrar los caminos para volver a triunfar.
Para aprender de los errores cometidos, y para que el comunismo y el socialismo terminen de una vez y para siempre con la explotación del hombre por el hombre, que era el sueño de Enrique Rusconi, terminen para siempre con esa lacra del capitalismo y la explotación del hombre por el hombre.
Enrique fue uno de esos hombres que llevan sus ideales en la sangre. Y por eso dan la sangre por esos ideales. Siempre marchará con nosotros, no lo olvidaremos porque olvidar es traición. Por eso Enrique Rusconi, presente, ahora y siempre.