El 7 de diciembre de 1974, una banda golpista prorrusa asesinó al camarada Enrique Rusconi en su casa de Tolosa, La Plata, ante su esposa y sus pequeñas hijas.
Como recordó el camarada Jacinto Roldán en el 40 aniversario del asesinato de Rusconi: “Enrique a los 14 años se incorpora a la Federación Juvenil Comunista. Y, desde ese momento hasta su asesinato, fue un militante consecuente en la lucha por el comunismo; en la lucha por terminar con la explotación del hombre por el hombre.
“Enrique fue miembro fundador del Partido Comunista Revolucionario en la ruptura con la dirección revisionista del Partido ‘Comunista’ que había traicionado al marxismo-leninismo, que había injuriado al Che Guevara y fue cómplice de las fuerzas que lo abandonaron en Bolivia. Aunque hoy se rasguen las vestiduras y alaben al Che, la verdad histórica es esa.
“Enrique fue protagonista destacado en las luchas estudiantiles y populares contra la dictadura de Onganía. Pero no sólo contra la dictadura de Onganía, también contra la dictadura de Levingston y Lanusse. Sufrió cárcel y persecución.
“En la década del ‘70 Enrique fue un gran impulsor de la experiencia de la Revolución China y de los aportes de Mao Tsetung. Recuerdo que en 1974, a la vuelta de una delegación de nuestro Partido en China, Enrique preparó charlas y actos para difundir el maoísmo”.
Cuando se abrían dos trincheras en la Argentina: a favor o en contra del golpe de Estado que ya se preparaba, Enrique, con el PCR, llevó la posición antigolpista a las masas. En el último respiro de su vida, Enrique Rusconi denunció como rusos y golpistas a sus asesinos.
Fue asesinado porque era un patriota y un antiimperialista consecuente. Porque luchaba por la liberación del pueblo y de la patria. Porque era un comunista revolucionario. Su ejemplo y la vigencia de su lucha nos acompañan a las viejas y nuevas generaciones.
Hoy Nº 1942 07/12/2022