“¿Sabe qué pasa? Esta gente (Tabaré y Kirchner), confunde amabilidad con debilidad”, nos dice una asambleísta mientras convida mate en la larga fila de coches ante la frontera uruguaya.
El domingo 2, la Asamblea Ambiental de Gualeguaychú motorizó un escrache a la pastera finlandesa Botnia frente a la empresa, en Fray Bentos, Uruguay. El gobierno de Kirchner, el “gran dilatador de conflictos” al decir de la Asamblea, y principalmente el de Uruguay, ante la impotencia de no poder impedir la movilización, buscaron ponerle freno de mil maneras.
El gobierno de Tabaré, luego de una asquerosa campaña en los medios, exacerbando un falso nacionalismo mientras se arrodilla ante las multinacionales, montó un operativo de seguridad impresionante rodeando Botnia, y un control fronterizo con perros, búsqueda de explosivos, y revisión de vehículos que incluyó el decomiso de equipos de sonido, carteles contra Botnia, hasta viandas y cuchillos de camping.
La idea era desalentar a los gualeguaychenses para que no cruzaran a Fray Bentos. Fracasaron. A las 15 se leyeron las proclamas de la Asamblea de Gualeguaychú (ver aparte) y la de los contados ambientalistas uruguayos que, con muchas dificultades, lograron llegar hasta el punto de concentración. Para ese momento, habían pasado varias horas de escrache, con cantos, sentadas, bocinazos y expresiones de repudio a la pastera en remeras, vinchas, banderas y carteles (los que lograron pasar), hasta en finlandés acusando a Santa Claus de haberse convertido en un asesino.
Voces en la ruta
Si se quiere saber cómo es la Argentina luego de diciembre del 2001, uno de los procesos que hay que conocer es el de Gualeguaychú. En Arroyo Verde, lugar donde se mantiene cortada la ruta internacional 36 desde hace casi 10 meses, los asambleístas organizan el escrache, haciéndose cargo de infinitos detalles, hasta de los trámites migratorios, “porque no confiamos en la Gendarmería”. Cuando un periodista o algún funcionario argentino o uruguayo quiere algo, lo derivan a cualquiera de los cinco coordinadores rotativos que tiene la Asamblea, mientras te comentan “ahí viene el intendente”, a quien nadie le pregunta nada.
“No vamos a dejar que Gualeguaychú se muera”, dice Camporanetti, trabajador metalúrgico jubilado, mientras detalla con precisión los efectos nocivos de la pastera, advirtiendo que “las dos principales empresas de la zona, Lever y Baggio, ya dijeron que cierran, porque acá se va a contaminar todo”.
“Nosotros estamos firmes en este camino que empezamos a recorrer hace cuatro años, y mientras más se acerca la fecha de puesta en producción de Botnia, más se evidencian los acuerdos y la inacción del gobierno de Kirchner, y las actitudes represivas del gobierno de Tabaré Vázquez, muy lejos de las promesas electorales”, nos decía Paola Robles, una de las jóvenes de la Asamblea Ambiental.
Frente al alambrado de Botnia, y cortando de hecho la ruta pese a la insistencia de la policía caminera uruguaya, Gualeguaychú practica la democracia directa. “Asamblea”, se escucha, y los manifestantes se reúnen para aprobar la hora del acto central, demorado por las trabas en la frontera. Se propone, se acuerda, se vota a mano alzada. Sigue el escrache porque “Gualeguaychú no va aflojar” en este camino de unidad multisectorial, en el que se han ganado un lugar los compañeros de la CCC de la región, que andan por acá y por allá desarrollando tareas.
“Esto es una cámara de gas a cielo abierto”, denuncia ante cuanto micrófono se le pone adelante Miguel Pérez, que anda con un tremendo mate que ya es una postal de la lucha, siempre “adornado” con alguna hierba del lugar, “que va a desaparecer por culpa de Botnia”.
En los últimos días, Botnia, aún sin producir a pleno, ya provocó sus primeras víctimas cuando un escape de sulfuro de sodio dejó argentinos y uruguayos con afecciones respiratorias y de la piel, de por vida. Además, la pastera produjo mil despidos de trabajadores de la construcción el 31 de agosto.
El escrache suma un escalón más de esta larga lucha que ha tenido y tiene, como bien explica Paola, errores y aciertos, pero que muestra la decisión y la firmeza de un pueblo. “Por eso vamos a seguir. Vendremos a Botnia las veces que haga falta, y haremos todas las acciones que consideremos necesarias. Mantenemos el corte y la asamblea como herramienta fundamental, porque no creemos en otra alternativa que la relocalización de la planta. Kirchner pagará los costos políticos por ser el principal dilatador, y queda cada día más en evidencia su complicidad con el modelo que quiere imponer Tabaré Vázquez, de forestar con eucaliptus y pinos para proveer de materia prima a las pasteras, expulsando campesinos y destruyendo economías regionales. Kirchner, como mínimo, deja hacer, negándose a sancionar una ley de la madera que impida la exportación para su uso en pasteras”.
Voto verde
La última asamblea masiva en la ruta 14 resolvió, dice Paola “castigar a todos los cómplices de que Botnia se haya podido construir, donde más les duele, que es en las elecciones donde se juegan todas las fichas. Tenemos una candidata como Cristina Kirchner que recorre el mundo de campaña desconociendo las necesidades de nuestro pueblo. El pueblo de Gualeguaychú ha resuelto que no vamos a votar a los políticos que nos han traicionado, o vienen a vendernos más de nada. Por eso proponemos votar “No a las papeleras. Fuera Botnia”. Y está en discusión una propuesta de “voto verde” para todos los movimientos ambientales del país que han recorrido un camino por el que comprendieron que sólo con la lucha podrán lograr sus objetivos”.
Proclama leída frente a Botnia
Uruguayos y argentinos nos encontramos reunidos aquí, manifestándonos, frente a las puertas de Botnia: la fábrica de la muerte y de la desesperanza. Venimos a exigirles a los piratas finlandeses que se vayan, porque no los queremos en nuestra región.
Venimos sin las caras tapadas, con las manos limpias y de manera pacífica, a defender la vida y los sueños de nuestra gente.
Venimos a repudiar el lamentable comportamiento del Gobierno del Sr. Tabaré Vázquez, que lejos de cumplir sus promesas electorales, otorga impunidad a Botnia para que robe y contamine abiertamente el agua del Río Uruguay, recurso compartido de ambos países. Del Sr. Tabaré Vázquez que inaugura el puerto ilegal de la empresa a la altura del kilómetro 4,5 del río, constituyendo así una nueva violación al Tratado del Río Uruguay. Del Sr. Tabaré Vázquez que fomenta falsos “nacionalismos”, generados por Botnia, entre dos pueblos hermanos con más de 200 años de historia compartida.
Nos indigna profundamente y le hace mucho daño a la unidad por la que pelea hace siglos nuestra Latinoamérica, que el gobierno del Sr. Tabaré Vázquez privilegie los intereses de una multinacional y atemorice al pueblo uruguayo desplegando dispositivos de seguridad como si nosotros fuéramos agresivos y violentos. El pueblo de Gualeguaychú es pacífico: la violencia, la agresión y la invasión la produce Botnia en nuestra región.
Por eso una vez más decimos: ¡Fuera Botnia! ¡Vuelvan piratas a Finlandia!
Responsabilizamos también al gobierno del Presidente Néstor Kirchner, quien ha sido el gran dilatador de este conflicto provocado originalmente por Botnia, sin importarle la vida, los recursos naturales, la soberanía y el sistema productivo de nuestro pueblo; mucho más preocupado está por sus intereses electorales que por encontrar soluciones concretas; permitiendo a su vez que los piratas finlandeses busquen madera y beneficios para sus negocios en territorio argentino.
Queremos decirle a Botnia, frente a esta puerta, que conocemos a quienes han instrumentado como sus socios nativos, y también que sepan que nuestra lucha es mucho más fuerte que cualquier interés político y económico que intente doblegarnos.
Por eso responsabilizamos en primer lugar a Botnia y a nuestros gobiernos de lo que ocurra de aquí en adelante; los responsabilizamos de la devastación de nuestra tierra imponiéndonos un sistema político y económico que pone de rodillas a nuestras naciones frente a los intereses de multinacionales como Botnia.
No compramos discursos progresistas: la única verdad es la realidad. Y la realidad indica que ya existen uruguayos y argentinos intoxicados por Botnia, sin que todavía la fábrica haya comenzado con los niveles de producción que anuncia. Hermanos que habitan esta cuenca y que ya tienen afecciones respiratorias y dermatológicas que pueden ser de por vida, en algunos casos.
Una vez más le decimos a Botnia que nuestros pueblos son valientes y que no se entregan como lo hacen nuestros gobiernos.
Una vez más le decimos a Botnia que no somos ignorantes, que sabemos que su proyecto es pan para algunos hoy y hambre, salarios miserables, condiciones de trabajo indignas, desidia y enfermedad para todos mañana.
Y nosotros, argentinos y uruguayos, como lo demuestra la historia, defenderemos en este presente, que dignificamos luchando, el futuro que soñamos.
Botnia: no nos resignamos, no tenemos precio.
Por eso vendremos todas las veces que sean necesarias hasta que se vuelvan a Finlandia.
¡Fuera Botnia de la cuenca del río Uruguay!
¡Por la unidad e integración de nuestros pueblos!
Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú