Esta vez se trata de Antonio Salvador Sánchez. El abusador sometió a su sobrina desde que la niña tenía 7 años hasta los 14; y hoy, luego de ocho meses de haber sido denunciado sigue en libertad.
Esta vez se trata de Antonio Salvador Sánchez. El abusador sometió a su sobrina desde que la niña tenía 7 años hasta los 14; y hoy, luego de ocho meses de haber sido denunciado sigue en libertad.
En la tarde del sábado 16 un amplio grupo de la Casa de las Mujeres se movilizó hacia el lugar de trabajo del violador, en la concesionaria de autos Toyota ubicada en San Martín 260, exigiendo cárcel para el violador. Realizaron un silbatazo, pegaron carteles con su foto, repartieron volantes y se pintaron las calles. La organización de mujeres también presentó una nota pidiendo una entrevista con el fiscal del Poder Judicial Dr. Ficoseco, para exigir la detención inmediata del acusado. Pero aún no hay respuestas.
No se puede permitir que un pedófilo esté transitando libremente por las calles. Debe hacerse justicia inmediatamente por esta niña y prevenir otras posibles víctimas. Los violadores suelen ser reincidentes, por lo que estando suelto el abusador los niños y niñas de Jujuy están en peligro.
Un “buen tío”
El horror comenzó cuando ella solo tenía 7 añitos. En su casa se decía que eran una familia muy unida y por eso eran frecuentes las reuniones familiares en casa de su abuela o en su propia casa para festejar y disfrutar de lo “lindo de compartir en familia”.
Y era en esos momentos cuando el “tío” Antonio aprovechaba para mostrar lo “buen tío” que era, siempre haciendo regalos y juegos delante de todos para parecer el tío perfecto.
El violador aprovechaba todas las situaciones y juntadas familiares, tanto festejos como desdichas, para mostrarse atento y cariñoso a la vista de todos, y cuando dormían o hacían otras actividades, acosaba de la niñita, primero manoseándola y obligándola a tocarlo y luego también con penetraciones. Siempre amenazándola con que si hablaba le iban a pasar cosas a sus hermanos, especialmente a su hermana y ella iba a ser la responsable de que se arruine la familia.
La niña se aterraba al verlo, así logró silenciarla, sometiéndola durante años. Un día, tomó coraje y lo golpeó mientras ponía la mesa. A partir de allí terminaron los abusos sexuales pero no las amenazas, y ella por temor y vergüenza y por no ser la causa de la desunión familiar, calló.
Sintió mucha culpa y terror por mucho tiempo.
Cuando terminó el colegio se fue a vivir a Tucumán haciendo todo lo posible por no visitar Jujuy, por alejarse de todo. Cuando lo vio para un cumpleaños de su abuelo, él la agredió verbalmente y ella quedó inmovilizada, sin saber qué hacer. Esta situación le produjo una depresión terrible, durante mucho tiempo estuvo desesperada sin saber qué hacer, enojada con su familia y con ella misma por todo lo que había pasado y no podía superar.
Hasta que decidió que la única forma de salir adelante era decir basta, perder el miedo y enfrentarlo. Por eso juntó fuerzas y contó la historia, lo denunció y espera, como todos esperamos y vamos a luchar hasta que así sea, que se haga justicia, que sea él el que sienta vergüenza, culpa y humillación y tenga una condena ejemplar.