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17 de agosto de 2011

Se han revelado informes de cómo operan los servicios de “inteligencia”, en tiempos del gobierno kirchnerista. El sitio leakymails.com publicó decenas
de informes de escuchas telefónicas, pinchaduras de correos electrónicos, seguimientos e informes a dirigentes políticos y sociales.

Espionaje K

Hoy 1382 / Escuchas y seguimientos a la CCC

Entre las revelaciones figura la “carpeta” que armaron los servicios del gobierno de Néstor Kirchner, a partir del año 2003, de nuestro compañero Juan Carlos Alderete, coordinador nacional del Movimiento de Desocupados de la CCC, así como las pinchaduras de correos de distintos zonales de la Corriente, y hasta del MUS (Movimiento de Unidad Secundaria). En la carpeta de Alderete, además de su ficha personal, consta el seguimiento que se la hace, tanto en las marchas como en distintas asambleas. Otro de los “objetivos” fue el relevamiento de las asambleas barriales, así como de otras organizaciones, pasando por jueces, y hasta funcionarios del oficialismo.
Esto muestra en qué gastan una parte del abultado presupuesto (superior a 300 millones de pesos), que tienen los servicios. Sabemos que otra parte se gasta en “hacer maldades”, infiltrar a las organizaciones populares, etc.
Si recordamos que la señora presidenta, al igual que lo hacía Néstor Kirchner, comienza sus actividades diarias con el jefe de la Secretaría de Inteligencia, Icazuriaga, vemos la importancia que este gobierno le da a este “trabajo”.
Tanta importancia le da, que se ocupó como nunca antes de bloquear el sitio leakymails.com, a partir de una denuncia del Ministerio de Seguridad que dirige Nilda Garré, por “violación de Secreto de Estado”. Sobre esta base el juez federal Sergio Torres ordenó el bloqueo. Esto pone al gobierno argentino en la misma línea que la dictadura de Mubarak, o el gobierno derrocado en Túnez, que se ocuparon de censurar sitios de Internet en sus países.
Para los revolucionarios, queda la reflexión de la validez, hoy más que nunca, de las tesis leninistas acerca del Estado, concebido como una maquinaria burocrático-militar al servicio de las clases dominantes, que hay que destruir revolucionariamente, para que no quede piedra sobre piedra de ese “edificio”, y poder construir un nuevo Estado en una Argentina liberada del latifundio y la dependencia imperialista.