Actualmente se encuentran en comunidades o dispersos en sus tierras de origen o en comunidades o dispersos en pueblos y ciudades donde emigraron por la falta de trabajo, el hambre y el despojo de sus tierras.
Son diferentes, a la vez, lo principal en común es que son los originarios de estas tierras, explotados, oprimidos y discriminados desde la conquista de América.
Nosotros debemos hacer los mayores esfuerzos por buscar los puntos principales para su unidad y con el conjunto del pueblo argentino. Uno de esos puntos fundamentales es recuperar las tierras de las que fueron despojados, lo que sólo se podrá concretar con una profunda reforma agraria llevada adelante con un gobierno popular revolucionario del que formen parte. A partir de ello se abrirá el debate sobre autodeterminación y autonomía de dichos territorios, donde en el debate democrático impulsaremos nuestra propuesta de mantener la unidad mientras existan los enemigos externos.
En ese marco, hoy hay dos temas importantes que si no los abordamos bien, pueden ser factor de división y hasta de enfrentamientos que dificulten la búsqueda de la unidad sobre los temas principales para avanzar en dicha lucha.
Esos temas son el de la espiritualidad y la religión y el de los símbolos.
La espiritualidad y la religión
En lo que hoy es la Argentina, prevalecen por lo menos dos corrientes entre los pueblos originarios. La que mantiene forma de creencias y ritos ancestrales y la que adoptó creencias y religiosidad impuesta en distintas formas desde la conquista, como la religión católica y la evangélica que se extendió a vastas zonas de la actual Argentina.
Desde nuestro punto de vista, con gran respeto y en la búsqueda de conocer sus fundamentos y debatirlos fraternalmente y en un pie de igualdad, debemos profundizar y explicar nuestras concepciones filosóficas y teóricas. Estos dan debate tanto a las concepciones ancestrales originarias, como a las religiones impuestas, bajo las cuales también subyacen concepciones ancestrales, en casos oprimidas y en casos aceptando e integrando algunas modalidades que facilitaron su penetración como sus idiomas, la música y la danza y la formación de sus propios pastores. Está claro que detrás de todas las iglesias siempre hay sectores de poder, generalmente vinculados a potencias extranjeras que la impulsan, como también ONG que impulsan sostienen y defienden lo ancestral, muchas veces tergiversando parte de las mismas para sus intereses.
Esto tiene particular importancia porque hemos iniciado un importante camino de buscar la confluencia de los mismos con los Encuentros Nacionales y debemos tener particularmente en cuenta estos aspectos para encontrar la forma y el método que nos permita respetarnos de cómo venimos, entendiendo que hay diferencias y hasta históricos enfrentamientos. Que debemos crear las condiciones para ir debatiendo los mismos sin imposiciones de unos a otros, mientras nos unimos por lo más profundo, la lucha por la tierra y la dignidad, y en ese camino contra el hambre, por trabajo y todas las demás reivindicaciones.
El comienzo de un evento importante, tiene para cada uno de los pueblos características particulares y formas y rituales diferentes. Los que han adoptado la religión evangélica querrán que hable un pastor, las católicas, un cura y las ancestrales realizar los ritos acostumbrados con las autoridades correspondientes al efecto y los compañeros que van tomando nuestra ideología, deberemos buscar la forma en que lo expresen.
De no hacerlo así, pasan dos cosas, o nadie puede expresar su forma de abordar el inicio de algo importante y se siente mal, o el local le impone a los demás su forma y todos se sienten mal menos el local.
Entendemos que en los próximos Encuentros debemos abrir a la mayor expresión de sus manifestaciones en todos sus aspectos, espiritual y religioso, bailes y rituales, artesanías y música, cuentos y lenguaje. Nos permitirá ir conociéndonos entre todos, que sea un espacio donde aflore lo más profundo de cada pueblo que nos posibilite ir conociéndonos para debatir fraternalmente con mayor profundidad y en ese marco acordar los programas e iniciativas de lucha para abordar en conjunto como pueblos y naciones originarias y como clases a las que también pertenecen. Es un tema para profundizar en el debate y acordar el camino más adecuado para poder avanzar con amplitud.
El tema filosófico y teórico más profundo no es lo que se llamaría la “espiritualidad”, que también podríamos tener, sino de dónde venimos y a dónde vamos. Concepciones sobre el origen del hombre y la existencia de dios y el “más allá”. Estos temas no deben impedir la profunda unidad y confianza que debemos lograr con ellos, sobre la base del respeto, del debate franco de nuestros distintos puntos de vista y de ser su herramienta indispensable de orientación y organización para la lucha por sus necesidades. Una herramienta habitable, donde se sientan cómodos y respetados, sabiendo que siempre les plantearemos las cosas de frente.
Los símbolos
En el mismo sentido debemos abordar el tema de los símbolos. Lo que para algunos es una ofensa, para otros no lo es. Algunos sienten la bandera argentina como propia y otros solo ven en ella al general Roca y no a Belgrano. Otros mantienen frisos utilizados como banderas con símbolos ancestrales y otros han incorporado el friso multicolor de cuadros que tiene diferentes historias. A pesar de ellas, todos coinciden que es la bandera del Tawantinsuyo donde la ubicación de la franja blanca marca a qué Suyo pertenece. Sobre esto hay dos versiones, una que dice que efectivamente es así y otra que dice fue creada en tiempos contemporáneos por ONGs que impulsan la recreación de Tawantinsuyo y por lo menos ocultan el carácter invasor de imperio Inca con todo lo que ello significa. Esto requiere que investiguemos con seriedad y en profundidad para no repetir teorías de otros.
Otro tema es cantar o no el himno. Entendemos que si queremos masificar la participación en los Encuentros y profundizar los debates, no debemos taparlos ni imponer unos sobre otros, sino abrirlos y afinar nuestra línea para cada debate específico.