"Lo que ha crecido es un cierto estado de rebelión en el mundo laboral, que ni siquiera está promovido en forma explícita y mucho menos controlado por los sindicatos y sus líderes”, escribe Julián A. de Diego, asesor laboral de empresas (El Cronista, 29 de junio de 2009, pág. 24). Y sigue alarmado De Diego describiendo “dos nuevos niveles de representatividad” en las empresas: “los delegados que pasaron a tener un protagonismo clave”, y “el estado asambleario creado en muchas empresas líderes o con grandes dotaciones”.
La conclusión, digna de un buen representante de las patronales: “Con estos fenómenos se ha alterado la paz social reinante en otras épocas, y la productividad está comprometida por efecto de las constantes alteraciones, asambleas, reclamos, protestas, etc., que se producen en su consecuencia”.
02 de octubre de 2010