A pesar de tener su bancada mayoría en el parlamento, y ante el hecho de que gran parte de sus propios diputados no estaban dispuestos a votarla, el presidente francés Macron recurrió al artículo 49.3 de la Constitución, que permite adoptar una ley sin pasar por el Parlamento. Además del retraso de la edad de jubilación, la reforma contempla el aumento del número de años aportados de 42 a 43 para poder cobrar la pensión total. No hay ninguna diferencia entre hombres y mujeres, como sucede en muchas partes del mundo, por considerar la mayor carga de tareas domésticas en las mujeres.
Se calcula que más del 75 % de los franceses consideraban inadmisible este decreto.
Al pretexto del gobierno de que en pocos años no habría financiación suficiente para las jubilaciones, se respondía con el proyecto de una reforma fiscal que aumente lo que pagan los más ricos.
Entre gritos de la oposición de izquierda, que entonó el himno nacional La Marsellesa, la primera ministra, Élisabeth Borne, tuvo que forzar la voz en la Asamblea para anunciar el uso de dicho artículo.
La furia estalló en toda Francia. Miles de personas se reunieron en los centros de ciudades grandes y pequeñas. Se produjeron manifestaciones espontáneas, en muchas de ellas con confrontación con la policía. Participaban estudiantes, organizaciones juveniles, y políticas, miembros de sectores sindicales.
Las centrales sindicales, que el 7 de este mes lograron reunir a casi dos millones de personas, en la mayor protesta en tres décadas, anunciaron nuevas jornadas de manifestaciones.
En el parlamento se presentaron mociones de censura que podrían obligar a renunciar a la actual primera ministra e incluso derrocar al gobierno y hacer fracasar la reforma.
Los Insumisos, partido de izquierda cuyo principal dirigente es Melenchon, propone presentar un recurso ante el Consejo Constitucional y la organización de un referéndum, que permitiría bloquear la reforma durante 9 meses. No tendría problema en cambiar su proyecto por otro para sumar más votos.
También la dirigente de extrema derecha Marine Le Pen afirmó que su bloque presentaría dicho mecanismo para frenar la reforma, al calificar la adopción por decreto como «la constatación de un fracaso total» para Macron.
Ya en el hoy del 8 de febrero pasado anunciábamos las huelgas y marchas del 11 de febrero contra la reforma jubilatoria. Estas fueron gigantescas, pero se repitieron con mayor contundencia aún el 7 de marzo pasado.
Los recolectores de basura estaban en huelga desde ese día y las bolsas de basura se acumulaban en las calles, en París, Nantes, Rennes, Niza y otras ciudades, mientras circulaban ratas entre ellas. Además, bloquearon el acceso a las tres incineradoras de residuos más importantes de París. Los recolectores de residuos tienen una esperanza de vida entre 12 y 15 años menor a la del resto de los trabajadores, denuncia el sindicato.
El 15 de marzo se realizó una nueva gran jornada de lucha, la octava desde que apareció el proyecto, con participación de los controladores aéreos, y las cuatro terminales francesas de importación de gas licuado transportado por barco. También estaba afectado el transporte, la energía y el refinado de petróleo. La convocatoria fue de entre 1,1 y 1,4 millones de personas. Todo indica que la lucha continuará.
Escribe Alicia Sourges
Hoy N° 1955 22/03/2023