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02 de octubre de 2010

La irrupción de los pequeños y medianos productores autoconvocados impuso cientos de cortes al margen de la dirigencia gremial y profundizó la protesta agraria nacional más importante desde el Grito de Alcorta a la fecha.

Estalló el campo

Hoy 1209 / Se profundiza la rebelión agropecuaria

Como señalaba un dirigente de FAA, "duele decirlo pero es verdad: nos sobrepasaron". En los cortes se observa un nivel de fervor y combatividad similar al de los cacerolazos de 2001. La dureza de los mismos (ver recuadro) fue decisiva para que las cuatro entidades, incluida la reaccionaria y oligárquica Sociedad Rural, hayan decidido prolongar el paro hasta el fin de semana.
Esta semana los pequeños y medianos productores han retomado los cortes programados en toda la pampa húmeda, con bloqueos de tambos, frigoríficos y terminales portuarias. Al igual de lo que sucedió la semana pasada, Entre Ríos quedará aislada de los grandes centros portuarios y de comercialización.
Además hay decenas de cortes planificados en Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires.

Autoconvocados: "La oligarquía no puede ser la que negocie"
Cristina Fernández pasea por El Calafate y no dice nada. Lousteau dice poco y cada frase suya suena a provocación entre los productores. El cada vez más poderoso jefe de Gabinete, Alberto Fernández, afirma que habría que discutir "qué hacemos de aquí en más", ya que el gobierno no piensa dar marcha atrás con las últimas medidas.
Frente al discurso oficial, en los piquetes hay un acuerdo de fondo: "Hasta que no se retrotraiga la situación hasta antes del último aumento de las retenciones, no hay diálogo".
Además la irrupción masiva y combativa de la nueva camada de productores, los autoconvocados, logró imponer claramente algunas condiciones de negociación. Los autoconvocados aseguran que no van a permitir que los grandes productores, o sea el 4% que produce el 60% de los granos, sean los encargados de negociar con las autoridades sus reivindicaciones.
Si bien acuerdan con la baja de las retenciones, sostienen que los pequeños productores tienen necesidades sectoriales que deberían ser atendidas de manera particular; y hasta que no se las satisfagan no van a salir de la ruta. Entienden que en cada piquete confluyen distintos sectores. Afirman que "un ternero tarda un año y medio en criarse, y apenas vale dos pares de buenas zapatillas"; por lo que consideran que dedicarse a la ganadería es una locura y que "conviene liquidar todo", y si no lo hacen es por respetar la historia familiar. Concluyen que ese es el camino que escogieron los productores lácteos del sur de Santa Fe, ya que en los últimos años desaparecieron "nueve de cada diez tambos de la zona".

El gobierno y la SR buscan acuerdos
La situación tiende a complicarse y agravarse. Cinco barcos extranjeros a punto de ingresar a los puertos del Gran Rosario, fueron desviados hacia Estados Unidos. Comienzan a escasear la carne, los pollos y algunos lácteos.
El gobierno, jaqueado por la crisis mundial, se aferra a las retenciones tratando de amainar sus efectos y, a la vez, juntar los pesitos necesarios para "honrar" la deuda externa. Políticamente apuesta a dividir al campo del resto de la sociedad, usando los medios de comunicación afines y difundiendo encuestas truchas sobre la impopularidad de la medida en los centros urbanos. Además comenzó a montar provocaciones contra los piquetes. El hijo de Hugo Moyano dijo que "se va a garantizar la circulación" (léase que los camioneros traspasarán sí o sí los piquetes). En tanto, FAA denunció que en las inmediaciones de las rutas 8 y 188, a la altura de Pergamino, hay una "zona liberada" para facilitar las tareas de "bandas que provocan a los piquetes".
Por su parte, los pequeños y medianos productores, el viernes 21 aprobaron en una asamblea en Santa Teresa el Estatuto del Piquete, una especie de manual acerca de cómo unificar un criterio único en cada corte. De esta manera se preparan para una lucha prolongada, lucha que cuenta con la activa participación del MML, Chacareros Federados y la Juventud Agraria.
Paralelamente, el discurso de los grandes propietarios nucleados en la Sociedad Rural es cada vez más proclive a encontrar acuerdos con el gobierno y levantar la medida.
Como se ve, la histórica rebelión agropecuaria no sólo preocupa al gobierno y a los grandes grupos económicos, sino también a los terratenientes de la Sociedad Rural que temen que el paro del campo salga del cauce de los reclamos por las retenciones y se transforme en una lucha por las reivindicaciones históricas de los pequeños y medianos productores (nueva Ley de Arrendamientos, Reforma Agraria, Precio mínimo sostén en origen, etc.).
Urge la solidaridad con la huelga agraria, ya que el resultado de la misma influirá decisivamente en el futuro político argentino.