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06 de junio de 2012

Huelga minera por tiempo indefinido en España contra la política antipopular de Rajoy. La lucha de los mineros -junto a la de estudiantes, docentes, ahorristas e “indignados”- calienta a España entera.

“Estamos hasta los cojones”

Hoy 1422 / Mineros de España, en lucha contra el ajustazo hambreador de Rajoy

“Hay una lumbre en Asturias / que calienta a España entera, y es que allí se ha levantado / toda la cuenca minera”. Canción española a las grandes huelgas mineras de 1962 contra la dictadura franquista.

“Hay una lumbre en Asturias / que calienta a España entera, y es que allí se ha levantado / toda la cuenca minera”. Canción española a las grandes huelgas mineras de 1962 contra la dictadura franquista.

El viernes 1º de junio toda la minería española del carbón entró en huelga general por tiempo indefinido. Dieciocho mineros permanecían encerrados en tres pozos del norte del país, a 600 metros de profundidad, algunos durante más de diez días. Tras dos semanas de conflicto, cuatro días de huelga, estériles negociaciones de los sindicatos con el Ministerio de Industria, y una brutal represión policial a mineros huelguistas y sus familias, las centrales UGT y Comisiones Obreras lanzaron el paro minero nacional.

 

¡Indignados… hasta los cojones!
El jueves 31/5 más de 10.000 personas vinculadas con la minería manifestaron en Madrid y enfrentaron a los “antidisturbios”, con saldo de heridos y detenidos. Consignas como “Hoy banderitas, mañana dinamita” abrían la marcha hacia el Ministerio de Industria, en medio de los piedrazos y botellas y del estruendo de los petardos. Las pancartas resumían el hartazgo de los mineros y de muy amplios sectores populares en España hacia las políticas que descargan la crisis de los monopolios sobre el pueblo: “Nosotros no estamos indignados: estamos hasta los cojones!”
“El gobierno entrega 23.500 millones de euros para salvar Bankia y nos niega 156 millones, con el agravante de que ya estaban consignados en el Plan General de la Minería 2006-2012”, sintetizó un dirigente minero asturiano.
Las protestas fueron especialmente combativas en Asturias (norte), una región de larga tradición minera y donde la minería del carbón sigue teniendo gran peso en la economía de algunas comarcas. En las últimas semanas hubo numerosos cortes de las principales rutas internas y de la autopista que une Asturias y Castilla-León.
Los mineros respondieron a la represión policial, con verdaderas batallas campales en las rutas y en los montes cercanos.

 

Mineros con historia
Más brutal todavía que la represión a palos, gases y balas de goma fue el recorte del gobierno de Rajoy a los subsidios oficiales a la minería del carbón: cumpliendo a rajatabla las indicaciones de los capos imperialistas europeos para descargar la crisis sobre las espaldas populares, la Ley de presupuestos generales de Rajoy hachó las ayudas en más de un 60%: de los 703 millones de euros que habían pactado el ministerio y los sindicatos, a 253 millones.
El “recorte” conduce irremediablemente al cierre de la minería del carbón y al abandono a su suerte de las zonas mineras: más de 25.000 puestos de trabajo directos e indirectos podrían perderse, en una España que ya reconoce oficialmente un 25% de desocupados, pero más de un 50% entre los jóvenes.
“Toda mi familia es minera, mis padres, mis tíos, mis abuelos, hasta la abuela de mi abuela era minera: iba a la mina a sustituir a su marido para que él pudiera descansar”, explicó un minero de de 27 años, con casco y un overol azul cubierto de hollín.

 

Achicar el déficit asesinando comarcas enteras
La minería del carbón española necesita la ayuda estatal, ya que hoy día es más barato importar carbón que producirlo. Pero la enorme dependencia energética que tiene España respecto de las importaciones de gas y petróleo obliga a mantener activa la producción carbonífera. La Comunidad Europea impuso a España, como parte de las condiciones para su ingreso a la CEE en 1985, una “división internacional del trabajo” que reservaba a España el papel de importador de energía y la consiguiente liquidación de su industria minera carbonífera. En la misma línea -y preocupada no por las necesidades y angustias populares sino porque España achique el déficit y asegure el pago de sus deudas-, hoy la UE exige el fin de toda ayuda en 2018 y, por tanto, el cierre de todos los pozos que no sean “rentables”.

 

Un gobierno imperialista también puede ser entreguista
Rajoy dice querer bajar el abismal déficit presupuestario. También necesita compensar el agujero de 29.500 millones de dólares con que acaba de aumentar ese déficit inyectándolos en el Bankia -el cuarto banco del país- para evitar el derrumbe de todo el sistema bancario y amansar el caballo desbocado del “riesgo país” que le cerró a España las canillas del crédito.
Para eso se dispone a vender hasta a su madre, y seguramente a precio de liquidación. Como un remedo hispánico y siniestro del menemismo, planea pasar a manos de monopolios privados (y quizá extranjeros ¿alemanes? ¿chinos?) los ferrocarriles (Renfe), aeropuertos (Aena), puertos, la lotería estatal, universidades y juzgados, e incluso otras empresas estratégicas donde el estado español participa a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), como líneas aéreas, la Red Eléctrica de España (REE) y otras.
También como Menem (y otros más recientes), se recibió de estafador profesional: prometió no recortar fondos a salud y educación, y un año atrás clamaba que su antecesor, el socialdemócrata Rodríguez Zapatero -que había pergeñado los primeros pasos del plan de privatizaciones- iba a incurrir en una “malversación de fondos públicos”: malversación que ahora el propio Rajoy promueve.
Decenas de miles de puestos de trabajo, y la salud y la educación públicas, están en peligro inminente.

 

La “división internacional del trabajo” imperialista
La minería sigue siendo un pilar decisivo de la economía asturiana. Su destrucción no tiene origen en la crisis actual, sino en la integración de España a la Europa “integrada”.
Durante gran parte del Siglo 20 Asturias fue uno de los centros industriales de España: su sector carbonífero fue la base de su poderosa industria siderúrgica y de sus astilleros navales. Pero las políticas económicas e industriales practicadas desde los años 70, primero para adecuar la economía de España a las exigencias para su entrada en la Comunidad Económica Europea y después por imposición de los monopolios de las potencias rectoras en la propia CEE (hoy Unión Europea), abrieron paso a un acelerado proceso de desindustrialización. Así, la minería del carbón en Asturias pasó de tener 52.000 trabajadores a mitad del Siglo 20, a poco más de 3.000 en la actualidad.
Las mismas políticas dieron curso a la privatización de la industria siderúrgica, con la destrucción de miles de puestos de trabajo, y al desmantelamiento del sector de construcción naval: muchos de los consorcios constructores europeos prefirieron asociar sus capitales a los astilleros surcoreanos, vietnamitas y chinos. Así, en la bahía de Gijón (norte de España, cerca de Oviedo, sobre el Atlántico) hoy permanezca activo sólo uno de los siete astilleros que llegó a tener.
A cambio de este desastre, la “alternativa” que la Unión Europea ofreció a España es… el turismo, poco adecuado a las condiciones climáticas de Asturias. Miles de jóvenes asturianos han sido empujados a emigrar. Asturias se ha convertido en una de las regiones más envejecidas de Europa.