–Ha pasado el 24 de marzo, y centenares de miles de personas demostraron las reservas democráticas de nuestro pueblo, le guste o no a este gobierno ¿En qué marco político se dio esta jornada?
–Esta jornada se dio en un momento político muy complejo, y con una política represiva que, si bien existió desde el comienzo de este gobierno, se profundizó a partir de la desaparición de Santiago Maldonado.
El 24 de marzo, todos los años, y particularmente éste, es una jornada nacional de lucha. Por un lado contra la impunidad de los genocidas y en repudio al golpe de estado. Al mismo tiempo, fue una muestra de repudio concreta al gobierno de Macri, centrada en lo democrático, pero que excede esto. Lo mismo pasó en la enorme manifestación de las mujeres el 8 de marzo. En ambas salimos a la calle para decir ¡Basta! y defender todos los derechos. Porque éste es un gobierno de ricos para ricos. Sabemos que no estábamos en un “lecho de rosas” y que todos los gobiernos constitucionales desde 1983 a la fecha aplicaron ajustes, represión, tuvieron complicidad o fueron responsables de la impunidad. Pero este gobierno implica un cambio en calidad en esto de hacer pagar al pueblo la crisis, con una entrega como pocas veces conocimos y con su política de represión e impunidad. Tomemos tres aspectos: la impunidad a los genocidas, la represión a las luchas populares, y el gatillo fácil o “doctrina Chocobar”.
Es un gobierno, como decimos en el documento del Encuentro Memoria Verdad y Justicia (EMVJ), que hace campaña por la impunidad. Ya en los inicios, cuestionó el número de desaparecidos y planteó nuevamente la teoría de “los dos demonios”. Luego avanzó con una política para que los genocidas estén en las calles. Quiso implementar el 2×1, y la inmensa movilización espontánea de millones de personas, los hizo retroceder. Posteriormente fueron con la domiciliaria a Etchecolatz, y otra vez el repudio popular los hizo volver atrás; y ahora, con la excusa de la superpoblación carcelaria, pretenden dejar a centenares de genocidas en la calle.
Pero cada 24 de marzo, y se volvió a demostrar ahora a 42 años del golpe de 1976, se concentra la lucha democrática de nuestro pueblo, con una profundidad y dimensión que es la que explica que hayamos conseguido que se realicen los juicios a los genocidas, juicios que no tienen precedente, que son un ejemplo en la Argentina y en el mundo. Este gobierno pretende dar marcha atrás, desfachatadamente, con estas conquistas históricas en el terreno de la lucha contra la impunidad.
En cuanto a la represión, la ministra Bullrich planteó de entrada los “protocolos antipiquetes” que ya habían intentado aplicar en el gobierno de los Kirchner. La intención era que nuestro pueblo no pudiera estar ni en las calles ni en las plazas. Hubo numerosas represiones y detenidos, comenzando por Milagros Sala, que fue presa injustamente por un acampe y un escrache al gobernador Morales.
A partir de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, y del fusilamiento de Rafael Nahuel, esto se profundizó. Hay una política para golpear a los pueblos originarios. Mientras se extranjeriza la tierra se los despoja de sus territorios ancestrales, y se toma a los originarios como “enemigo interno”.
Así como usan para la represión a la gendarmería y la prefectura, ahora pretenden incorporar a las fuerzas armadas para combatir lo que este gobierno llama “terrorismo”. Tenemos una situación represiva inédita en lo que va de los gobiernos constitucionales.
Las represiones a las grandes marchas contra la reforma previsional en diciembre marcan un antes y un después. Se cercó el centro de la ciudad de Buenos Aires, reprimiendo a centenares de miles de trabajadores y de otros sectores populares. Nuestro pueblo peleó contra esta represión y no se dejó intimidar, pese a la cacería que se desató con centenares de heridos –tres de los cuales perdieron un ojo-, y decenas de presas y presos. De esos presos todavía continúan detenidos tres, y siguen las causas contra otros, con pedido de revocación de la libertad a Arakaki y Dimas Ponce, y la persecución sobre Sebastián Romero. Además están las declaraciones del fiscal Moldes llamando a reprimir las manifestaciones populares.
A esto hay que agregar que este gobierno es el que más casos de gatillo fácil tiene, cerca de 800. Lo que nunca había ocurrido es que un presidente felicitara y tratara como un héroe a un policía que mató por la espalda a un joven. Como vimos con el chico de Tucumán, de 12 años, la “doctrina Chocobar” implica licencia para matar para cualquier fuerza de seguridad.
Creo que todo esto es lo que se concentró este 24 de marzo, que fue multitudinario en todo el país. Es la lucha contra la impunidad de ayer y de hoy.
–Este 24 de marzo se logró que haya marchas unificadas en algunos lugares de nuestro país, no así en Plaza de Mayo. Desde el EMVJ se peleó por una sola marcha ¿qué nos podés contar del recorrido de esta discusión?
–Desde nuestro Partido peleamos para que hubiera la mayor cantidad posible de marchas unitarias, en el camino de buscar la unidad contra el gobierno de Macri en todo el país. El EMVJ se prestigió mucho en los últimos años, y se amplió con gran cantidad de organizaciones de derechos humanos, sociales, estudiantiles, y partidarias. A partir de la desaparición de Santiago Maldonado, y teniendo en cuenta el papel que cumplieron su hermano Sergio y Andrea, su esposa, logramos hacer una cantidad de actos conjuntos con el otro espacio, donde se agrupan principalmente las fuerzas que apoyaron al kirchnerismo. Muchas organizaciones del EMVJ, entre ellos Liberpueblo y la Asociación de ex detenidos Desaparecidos, así como del otro espacio, hicimos enormes esfuerzos porque hubiera una marcha única. Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora propuso que se hiciera un acto, y se leyeran dos documentos. En el Encuentro coincidieron con esta propuesta casi todas las organizaciones salvo el FIT y el Nuevo MAS. Porque era la unidad respetando las diferencias. En el otro espacio también se debatió y hubo fuerzas que no aceptaron un acto conjunto. No se pudo concretar lo que era mayoritario en los dos espacios.
No obstante, hay que decir que se avanzó mucho en actividades unitarias. Acordamos el uso del mismo escenario para el 24, y se respetaron los horarios de entrada y salida de las columnas. Los organismos de derechos humanos de ambos espacios sacamos un comunicado conjunto en repudio al asesinato de la concejala brasileña Marielle Franco que fue leído en los dos actos. Vimos la importancia de estas actividades unitarias porque nos espera un año duro, y vamos a tener mucha pelea en las calles, ya que este gobierno busca avanzar con su política de ajuste, entrega y represión. Sabemos que esta unidad es muy deseada por abajo. Los compañeros en los lugares de trabajo o estudio nos han dicho que quieren marchar juntos.
Otro debate que hubo, en el camino previo al acto del 24, es si había que golpear centralmente a Macri. En nuestra opinión, el FIT tenía la posición de golpear por igual a Macri y al kirchnerismo. Desde nuestro Partido siempre hemos impulsado que el golpe principal es al que está gobernando. La política de Macri concentra hoy la entrega, el saqueo, el ajuste, la impunidad y la represión. Por eso confluimos en la consigna “Contra Macri y sus cómplices”.
Además de la expresión de miles y miles que marcharon con el EMVJ, hay que resaltar el hecho de que estuvieran en el escenario Madres como Nora Cortiñas, Elia Espen, Mirta Baravalle, Cristina Cabib. Que estuvo y marchó con el Encuentro el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Estuvieron Sergio Maldonado y su compañera Andrea, y representantes de los principales conflictos de los últimos tiempos. Un amplísimo espectro de organizaciones sociales y políticas.
Este 24 de marzo marcó un punto de inflexión muy importante. Siempre hemos planteado que el Encuentro no es una alianza de partidos políticos de izquierda. Somos centenares de organizaciones, que defendemos que el EMVJ es independiente de los gobiernos, y que impulsa una amplia unidad contra esta política.
Semanario Hoy N° 1711 04/04/2018
