—¿Cómo ves la corrupción que se destapa con “el caso Schoklender”?
—¿Cómo ves la corrupción que se destapa con “el caso Schoklender”?
—Primero quiero decir que toda esta situación es muy triste porque embarra la historia de las Madres y salpica también a los organismos de derechos humanos. Y eso se debe fundamentalmente a que Hebe de Bonafini, que siempre estuvo distante de todos los gobiernos -uno podía estar más o menos de acuerdo con lo que ella decía, pero el centro de su trabajo era la aparición con vida-, se pasó al kirchnerismo. Los dos errores de Hebe fueron pasarse al kichnerismo y trabajar con Schoklender.
Cuando fue lo del Indoamericano yo había dicho que Schoklender estaba operando con las mafias desde hacía tiempo. Me acuerdo que pidió que la Gendarmería desalojara a los compañeros que estaban resistiendo, incluso se escucharon disparos desde los obradores. Pero cuando se empezaba a cuestionar a Schoklender, Hebe saltaba y decía que para ella él era un hijo. Pero se olvidó que ese hijo estuvo en cana por haber matado a sus padres, ése es el que se convirtió en operador de Hebe de Bonafini.
Cuando la Asociación Madres de Plaza de Mayo se convierte en Fundación para empezar a hacer las viviendas, entiendo que cambia de carácter la organización: pasa de ser una organización de derechos humanos a convertirse en una empresa, que empieza a tener rédito, a tener ganancia, empieza a generar plusvalía; aunque a primera vista parecía una cosa muy interesante porque por primera vez en la historia de la construcción, empiezan a trabajar las mujeres, por ejemplo.
—¿Cómo operaba Schoklender en el barrio?
—Schoklender siempre que llegaba a un lugar, hacía arreglo con los que estaban “en la joda”, una especie de negocio político, para que le “cuidaran” el obrador. Cuando empezaron a hacer las primeras viviendas en Ciudad Oculta, lo primero que hizo fue contratar a un puntero, un tipo de mala fama.
En Los Piletones un puntero político le había resuelto el tema de la “seguridad”. Tenía diez personas “trabajando”, que garantizaban no robar a la gente, pero operaban con el tema de la droga. También tenía contacto con toda la mafia del Bajo Flores.
Todo esto, además, servía para los actos del kirchnerismo: vos veías gente que iba porque le seducía el discurso, pero también iba la organizada por Schoklender, y los operarios de las obras, obligados para no perder el laburo.
En la Villa 20 lo tenía a Changalay, el que fue presidente de la vecinal, aquel mafioso que amenazaba a la familia de Diosnel Pérez. Bueno, ahora cuando saltó toda esta corrupción fue derrotado en las elecciones del barrio.
Cuando el incendio en Villa Cartón, se habían expropiado unos terrenos en Varela y Cruz, con la posibilidad de hacer 3 mil viviendas, y ahí apareció Schoklender tratando de agarrar la construcción. Me acuerdo que donde estaban asentados en forma precaria en el Parque Roca, se habían armado dos comedores, y la Fundación de las Madres a través de Schoklender le empezó a pagar a la gente para sostener el comedor. Entonces todo el mundo contento “porque Hebe era buena”. Pero en realidad era un negocio a dos bandas: uno para asegurarse que la gente del comedor fuera a los actos, y por otro para ganarse la confianza para hacer el negocio de las viviendas.
En una oportunidad, cuando se atrasaron en el pago, las chicas del comedor le dijeron a Schoklender que querían hablar con Hebe. Cuando Hebe las recibe, les dice “manga de negros desagradecidos, les estamos pagando”. Un maltrato muy grande, con posiciones discriminatorias.
El 30 de marzo de 2008, cuando se atrasaron en el pago de los sueldos, la gente hizo un paro, y enseguida apareció la plata; pagaron lo que tenían que pagar y Schoklender despidió a cuatro personas. Entonces nosotros sacamos un volante -no quisimos enfrentar a las Madres ni empantanar la relación que podríamos seguir teniendo a pesar de las diferencias políticas con Hebe- en el que planteábamos que derechos humanos también era el derecho a sindicalizarse, a protestar, a la huelga. Cuando terminamos de hacer los volantes, nos interceptó el puntero de Ciudad Oculta, con cinco más y nos patotearon. A mí me dieron un ladrillazo en la cabeza. En mis cuarenta años de militancia nunca hubo una cosa tan brutal.
—¿Cómo ves la relación de Hebe Bonafini con el gobierno kirchnerista?
—Hebe, desde que adoptó como hijo a Schoklender, y se plegó al gobierno de forma incondicional, perdió toda la esencia de lo que es derechos humanos. Sobre el primer desaparecido del período democrático, Julio López, no dijo nada. Por eso, yo entiendo que han bastardeado las luchas de las Madres de Plaza de Mayo; por eso hay mucha gente que estuvo acompañando a Bonafini que fue quedándose en el camino.
Cuando se metió con el kirchnerismo, yo digo que empezó la fundición de las Madres. Este gobierno corrupto contaminó a una organización de derechos humanos. Ahora todo el mundo toma distancia de Schoklender, y también empezaron a tomar distancia de Bonafini, cuando en realidad debería ser al revés: Hebe d Bonafini debería haber tomado distancia no sólo de Schoklender sino del gobierno. Un gobierno que hace negociados, que los de Schoklender son una hilacha en comparación. ¿Acaso no tuvimos un Jaime? ¿Cuántos casos de corrupción hubo ya durante este gobierno? Lo que pasa es que siempre aparece un hecho de corrupción que tapa el anterior, y los reflejan como si fuera un problema personal, cuando en esencia, el cáncer de la corrupción está instalado en lo que es el kirchnerismo.
Como es sabido, Néstor y Cristina Kirchner durante la dictadura no movieron un papel por los compañeros detenidos y desaparecidos, pero se apropiaron de la bandera de los derechos humanos a partir de haber cooptado a Hebe de Bonafini, de hacer jugar a una figura que había sido un símbolo de la resistencia, de enfrentamiento a la dictadura, y hoy la han ensuciado.