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08 de agosto de 2018

Provincia de Buenos Aires

Exigimos la declaración de Emergencia Educativa

El ajuste y la falta de recursos para la escuela pública que provocó las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez nos produjo un dolor, inmenso, profundo, que despertó el odio y la bronca en toda la población, no sólo de la provincia de Buenos Aires, sino de toda la Argentina.

Ese dolor convertido en bronca se manifestó por miles y miles de compañeras y compañeros en las marchas de antorchas que se realizaron el mismo jueves en todos los rincones de la provincia. Fueron dos días de luto con el paro del viernes y las manifestaciones ante los Consejos Escolares de ese día. La congoja en los rostros de docentes y estatales, las lágrimas de dolor y rabia y la necesidad de juntarse con los compañeros le dieron un marco conmocionante a esas actividades.

Sandra y Rubén no sólo se entregaban sin retaceos a la escuela, también eran militantes gremiales, y por lo tanto hicieron el paro de ATE y de Ctera el lunes 30 y el martes 31. Marcharon juntos en las calles de Buenos Aires reclamando lo mismo que pedían todos los días en el Consejo Escolar: una escuela digna para sus alumnos.
Ese paro que la gobernadora Vidal quiso abortar usando la maniobra de la conciliación obligatoria aprovechando la justicia dependiente y se encontró con la firmeza de la docencia bonaerense que hizo uno de los paros más contundentes del año, con más del 85% de acatamiento en toda la provincia. Esos dos días, Vidal mandó al Ministerio de Trabajo a las escuelas, como método coercitivo, a labrar actas de las personas que adherían al paro. Lo que debería haber hecho, es mandar al Ministerio a constatar el estado de salubridad e higiene de los establecimientos educativos.

Los que trabajamos en las escuelas de la provincia sabemos con certeza que las escuelas están en condiciones deplorables. Años que venimos denunciando techos que se caen, pozos ciegos que se hunden, paredes electrificadas, falta de agua, baños rotos, mesas y sillas destrozadas, donde los alumnos se sientan y escriben en mala posición todos los días, falta de vidrios, estufas que no funcionan, ventiladores que no existen, y $18 por chico para darles el almuerzo. Leche dos o tres veces por semana, meriendas miserables, en medio del crecimiento del hambre en los barrios, de la falta de trabajo, de los despidos, cierres de fábricas, una inflación galopante, el aumento de las tarifas, del transporte, de la nafta.

La rebelión cuando empieza se potencia y se transforma en una gran bola de rebeliones que van a conmocionar la provincia.

En ese punto estamos. A los ataques respondemos ganando las calles, haciendo un paro histórico por su acatamiento el día 3, organizando a los padres, trabajando con delegados y directivos para fortalecerlos en su verdadera autoridad como responsables de la seguridad y la guarda de los niños y niñas en las escuelas.

Exigimos la declaración de Emergencia Educativa en toda la provincia de Buenos Aires.

Exigimos los fondos necesarios para la reparación y puesta a punto de cada establecimiento.

Exigimos comedores escolares con el presupuesto suficiente para brindar la calidad de la comida que merecen nuestros niños y niñas.

Exigimos meriendas con leche todos los días.

Exigimos un acuerdo salarial que supere la inflación. Porque ahora que trascendió el sueldo que cobraba Sandra, $16.000, quedó al desnudo la política de hambre a la que este gobierno somete a los trabajadores.

Escribe Darío Perillo

Hoy N° 1729 08/08/2018