Desde la década del ’90 asistimos a una sistemática desmantelación de las industrias de bandera nacional, sobre todo si está vinculada a la defensa, en una entrega desmedida de nuestra soberanía, que además da como resultado la pérdida de cientos y miles de puestos de trabajo de trabajadores calificados. Ya Menem en sus presidencias privatizó Somisa entregando la mayor empresa siderúrgica de la Argentina a Techint. Entregó además nuestra Fábrica Militar de Aviones (Actual Fadea) a la yanqui Lockheed Martin, acabando con la madre de la industria en Córdoba, que no solo se dedicaba a la investigación y desarrollo de Sistemas de Armas Aéreos si no que su planta producía autos, motos, y hasta televisores de bandera nacional. Se intentó hacer lo mismo con Fabricaciones Militares, obteniendo lamentable éxito en Rosario, en San Francisco, entre otras.
La enorme lucha sostenida por los trabajadores de las plantas de Villa María y Río Tercero, Córdoba, pudo ponerle freno. Lo mismo ocurrió en Astillero Río Santiago, en Buenos Aires, cuyas trabajadoras y trabajadores no permitieron el avance privatizador sobre la fábrica.
Los gobiernos subsiguientes sólo profundizaron la política de vaciamiento e intentos de cierre, en complicidad con los gobiernos provinciales y si bien el periodo kirchnerista nombró a todas las Fábricas Militares sociedades del Estado, no impulsó la reactivación, ni inyectando capital, ni consiguiendo contratos para las fábricas, tanto internos como externos. La política de desmantelamiento de áreas claves del Estado del período macrista produjo cientos de despidos y liquidación de algunas de las empresas vinculadas a la defensa nacional, como el cierre de Fanazul (recientemente reabierta) y la desarticulación de Fadea, en un claro camino de fuerte reducción que llevara a su liquidación de hecho, como intentó con el Astillero Río Santiago, sobre el que declaró que había que dinamitar y que nuevamente, la resistencia de sus trabajadores, en una histórica lucha que convocó al pueblo en multitudinarias marchas en defensa del Astillero, pudo frenar sus planes, al tiempo que, en el último período lograron la construcción de un barco multipropósito para la Armada, con lo que queda demostrado que con la lucha y el protagonismo de las trabajadoras y trabajadores es posible la reactivación de las fábricas para la defensa.
Ahora, el gobierno nacional, con el aval del de la provincia de Córdoba de la mano del ministro de Industria, Comercio y Minería provincial Eduardo Accastello, avanza con un proyecto de “clúster industrial” con empresas privadas en los predios de Fabricaciones Militares de Villa María y de Río Tercero, bajo el disfraz de impulsar la producción y la vinculación con Fadea para el desarrollo de la industria aeronáutica. Debajo de ello, se oculta el vaciamiento de las fábricas, que empalma con el achicamiento del presupuesto y remite simbólica y objetivamente a la entrega menemista.
Villa María ya cuenta con un gran polo industrial. Quienes llevan a cabo el proyecto desconocen con qué se trabaja en el polvorín, sin contar con que cualquier ensayo explosivo balístico que se haga podría dañar a alguna de las empresas que se instalará en el polo industrial, lo que causaría demanda y eventual cierre de la fábrica. Además, Fabricaciones Militares se quedaría sin terreno para hacer la destrucción controlada de los descartes productivos, lo cual frena el proceso de producción, causando el mismo efecto.
Necesitamos una política para la defensa que promueva la industria de bandera nacional con producción soberana que genere miles y miles de puestos de trabajo y reactive el desarrollo, la exploración y la explotación de nuestras riquezas, pero 100% estatales, y no para unos cuantos monopolios privados que se enriquecen a nuestra costa. Cuando Fabricaciones Militares fue creada por el Gral. Savio, se autorizaba a realizar exploraciones y explotación de metales de valor estratégico, como cobre, hierro, plomo, estaño, manganeso, wolframio, aluminio y berilio, al igual que no metales, como el azufre, minerales que no serían destinados a su exportación, sino que servirían como insumos básicos para la industria nacional. Es necesario y es posible volver a Savio, por el camino de la reactivación de nuestra industria
Es urgente, en un contexto de guerra internacional, una política para la defensa nacional a la altura de las circunstancias. Debemos frenar el vaciamiento sistemático y el desguace de nuestro sistema de defensa y fortalecerlo: somos un país con parte estratégica de su territorio aún colonizado y cuya reserva de agua es la mayor del mundo, además de las riquezas bajo la plataforma continental. Es inadmisible, en dicho contexto, este nuevo embate privatizador sobre nuestras Fábricas Militares.
Rechazamos de manera absoluta el proyecto de Parque Industrial en los Predios de Fabricaciones Militares de Villa María y Río Tercero, provincia de Córdoba que apunta al vaciamiento de las fábricas y empalma con el achicamiento del presupuesto para la industria y la defensa nacionales.
Apoyamos la lucha de sus trabajadores que se declaran en estado de alerta y asamblea permanente.
Fabricaciones Militares ¡no está a la venta! ¡No se alquila! ¡No se negocia! ¡Se defiende!
Las fábricas son de y para los trabajadores y el pueblo.
¡Fabricaciones Militares 100% estatal, para la defensa nacional!
Hoy N° 1933 05/10/2022