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11 de enero de 2011

El pueblo argentino tiene por delante, en este 2011 que se inicia, un escenario complejo, social, económico y político: 1) la inflación y las consecuencias de la crisis empujan los reclamos sociales; 2) todas las fuerzas políticas ya están lanzadas a la puja electoral; 3) hay signos de inestabilidad que se apoyan en los interrogantes abiertos sobre la fortaleza o debilidad de la economía y la política nacional, en un mundo muy inestable.

Faltan billetes, sobra inflación

Hoy 1351 > La hora política

1. Año de inflación y de luchas

El banco inglés Barclays, asesor del gobierno argentino, pronostica una inflación del 28%, este año en la Argentina. Otros suben hasta el 35%. Se retrazan los pagos a los trabajadores estatales, docentes y los planes sociales por la falta de billetes, mientras la carestía golpea los bolsillos del pueblo.

1. Año de inflación y de luchas

El banco inglés Barclays, asesor del gobierno argentino, pronostica una inflación del 28%, este año en la Argentina. Otros suben hasta el 35%. Se retrazan los pagos a los trabajadores estatales, docentes y los planes sociales por la falta de billetes, mientras la carestía golpea los bolsillos del pueblo.

Encuestas publicadas en distintos medios, recogen que, para el 82% de la población la situación económica es regular, mala o muy mala. Los más castigados son los más de abajo, por el peso de la carestía de los alimentos, el rubro que más subió en los últimos tres años. Los alquileres treparon, en el 2010, el 97% en villas y asentamientos, el 78% en los barrios populares, y el 51% en los barrios caros (La Nación, 10/1).

El gobierno, por un lado, echa nafta al fuego inflacionario: el Banco Central planifica la emisión de dinero sin respaldo, este año, por $ 24.000 millones, lo que estimularía una inflación de hasta el 35%, según algunos economistas. Al mismo tiempo, busca frenar los reclamos obreros y populares: pacto social con techo salarial; quita de hasta la mitad de la jubilación, por el Anses, con el mal cálculo de los salarios de los 10 últimos años; congelamiento de los planes sociales; maniobras con las exportaciones, a costa de los chacareros, como en el trigo, etc.

La respuesta a estas políticas ha sido el reguero de demandas salariales que forzaron la revisión de lo negociado en las paritarias, las luchas de los tercerizados, la continuidad de las luchas de los jubilados y desocupados, la larga lucha de los qom de La Primavera, y de otras comunidades golpeadas por los desalojos; el tractorazo y la asamblea de productores de FAA, en Rufino. La situación en el campo se agrava día a día con la seca que ya afecta al maíz y la soja. Etc.

 

2. Un año electoral

Las elecciones ya se han instalado en el escenario político nacional: todas las fuerzas están en campaña.

El gobierno, alentado por la corriente de apoyo que emergió a la muerte de Néstor Kirchner, tenía, y tiene, dos interrogantes: 1) ¿Podía llenar el vacío de dirección que dejó Néstor Kirchner?; y 2) ¿Hasta cuándo y hasta cuánto se mantendría la imagen positiva de la presidenta, que la colocaba en ganadora de las elecciones en la primera vuelta, lejos de sus rivales?

Los dos interrogantes van entrelazados. La imagen ganadora de la presidenta es clave para mantener bajo control a Scioli y a Moyano. La propaganda del gobernador bonaerense en las paredes es “Scioli 2011”, queda el lugar para agregar “gobernador”, o… “presidente”. Y Moyano, apretado por la justicia, busca hacer su juego.

Las encuestas comenzaron a medir la caída de la imagen positiva y la intención de voto de Cristina K después de los hechos de La Primavera y Soldati. Las cifras siguen dando a la presidenta muy por encima de sus rivales; pero con una caída de alrededor del 10% que la deja por debajo del “mágico” 40% necesario para ganar en la primera vuelta electoral. Por debajo pero cerca de ese 40% según algunas encuestadoras, y con apenas el 30%, según otras.

La caída de la imagen presidencial ha estimulado a grupos de poder que ven en el presidente del radicalismo, Ernesto Sanz, una figura confiable (“parece un infiltrado de PRO en el radicalismo”, habría dicho Macri). Desarrollista en lo económico, y “mano dura” en lo democrático, a Sanz se le están sumando intendentes que acompañaban a Cobos y dirigentes como el derechista Aguad de Córdoba.

 

3. ¿Un año con sacudones?

“Tenemos que retomar el control de las fuerzas de seguridad”, le habría dicho la presidenta a Nilda Garré cuando le ofreció el ministerio de Seguridad. ¿No lo tuvieron en los 7 años de gobierno, con Aníbal Fernández manejando la Federal y Alac la Gendarmería y la Prefectura? La batalla por el control de la “seguridad” va unida, como se sabe, a grandes negocios (droga, trata, robos y demás del crimen organizado). Apenas comenzada, la “batalla” dejó a varios gendarmes heridos en el Gran Buenos Aires, la toma de la comisaría de Glew, y el robo de cajas de seguridad del Banco Provincia en Belgrano (en el que solo la Federal no escuchó las alarmas).

¿Es parte de esta “batalla” la detención en España de tres argentinos, hijos de altos oficiales de la Aeronáutica, con 944 kilos de cocaína? La pelota va de un lado al otro: los detenidos son hijos de brigadieres que actuaron en la dictadura, con Menem y con Duhalde; pero el avión en el que llevaron la droga se guardaba en la base militar aérea de Morón… Es un tema “pesado”. Se va a ventilar mucha mugre. Habrá que ver quiénes salen escrachados.

 

4. Una campaña política de masas

La inflación y las consecuencias sociales de la crisis, y el estado de ánimo combativo de las masas, crean buenas condiciones para las luchas. Es una pulseada. Tanto el gobierno como sus rivales dentro de las clases dominantes tratan de sacar a las masas de la calle para encausar la lucha política hacia un escenario puramente electoral, manejado por los multimedios de comunicación. Y las fuerzas obreras y populares pugnamos por el despliegue de las luchas de las masas por sus urgencias, reclamos y necesidades; para que esas luchas ganen el centro del escenario político, impregnando así el debate electoral con la cuestión clave: ¿cuál es el programa y el camino para una Argentina popular?

El llamamiento del PCR a reagrupar a las fuerzas obreras y populares, patrióticas, democráticas y antiimperialistas, y la campaña del PTP por recuperar su personería, son instrumentos para que la clase obrera y el pueblo, puedan jugar, en el tablero complejo de la situación actual, con una gran campaña política, que contribuya a las luchas y a la unidad de las fuerzas de izquierda, progresistas, populares, patrióticas y democráticas. Que permita ir avanzando en acuerdos sobre las cuestiones de fondo: las condiciones de vida y trabajo, salud y educación del pueblo; la recuperación y estatización de los recursos estratégicos; una reforma agraria profunda que garantice la tierra para quienes quieren trabajarla, y una reforma urbana que asegure viviendas a los que la necesitan; el no pago de la deuda ilegítima, fraudulenta y odiosa; justicia para los crímenes contra el pueblo y amnistía a los 5.000 luchadores procesados; etc.