Noticias

02 de octubre de 2010

Faltan hombres, sobran hombres

Nos quejamos a veces de que no hay gente para las tareas de agitación y propaganda, para el bloqueo en los centros de concentración, para abrir nuevos frentes de trabajo, etc. Al respecto, en el Cuaderno de hoy Nº 107 encontramos estas palabras de Lenin:  “La sociedad proporciona un número extremadamente grande de personas aptas para la “causa”, pero nosotros no sabemos utilizarlas a todas. En este sentido, el estado crítico, el estado de transición de nuestro movimiento puede formularse así: no hay hombres y hay infinidad de hombres. Hay infinidad de hombres, porque tanto la clase obrera como sectores cada vez más variados de la sociedad proporcionan cada año más y más descontentos, que desean protestar, que están dispuestos a cooperar en lo que puedan… Pero, al mismo tiempo, no hay hombres porque (…) no hay  talentos capaces para organizar un trabajo a la vez amplio y unificado, coordinado, que permita utilizar todas las fuerzas, hasta las más insignificantes. (…)  Todo militante puede citar casos en que nuestros métodos primitivos de trabajo nos han hecho perder aliados. (…) empleados y funcionarios de las fábricas,  de los correos, de ferrocarriles, de aduanas, de la nobleza, del clero y de todas las demás instituciones, incluso de la policía y hasta de la corte, podrían prestarnos y nos prestarían “pequeños” servicios que en conjunto serían de un valor inapreciable. Si contáramos ya con un verdadero partido, (…) cuidaríamos de modo peculiar a esos auxiliares e incluso prepararíamos especialmente personas para esas funciones. (…) El reducido alcance del trabajo de organización está en relación indudable e íntima (…) con la reducción del alcance de nuestra teoría y de nuestras tareas políticas.”  
Ante el mismo problema decía Dimitrov en 1935: “Hombres hay muchos, hay que saber descubrirlos dentro de nuestras propias organizaciones; en tiempos de huelgas y manifestaciones, en las diversas organizaciones obreras de masas, en los órganos de frente único; hay que ayudarlos a formarse en el proceso del trabajo y de la lucha, hay que colocarlos en una situación que les permita aportar realmente un beneficio a la causa obrera”. (…) Y precisamente esta tarea práctica formula a los cuadros comunistas la necesidad de pertrecharse con la teoría revolucionaria. Esa es la teoría que necesitan nuestros cuadros, que necesitan como el pan de cada día, como el aire, como el agua.”