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22 de junio de 2011

Las jujeñas se movilizan exigiendo justicia por otra joven víctima de violencia sexual, donde no hay un solo detenido por el crimen.

Femicidios en Jujuy

Hoy 1374 / Ayer, Georgina Vera, ahora Katy

Keila, una nena hermosa de apenas dos años, jugaba con su abuela. Se escondía. Era una tarde de marcha en Palpalá. “Me vine con ella”, dice Mónica. Keila y Mónica no están solas. Se tiene una a la otra, y a otros. Pero Keila perdió a su mamá, y Mónica a su hija. Verlas juguetear resulta conmovedor, porque la presencia de ambas dice de la terrible ausencia de “Georgi”, como la llama Mónica.

Keila, una nena hermosa de apenas dos años, jugaba con su abuela. Se escondía. Era una tarde de marcha en Palpalá. “Me vine con ella”, dice Mónica. Keila y Mónica no están solas. Se tiene una a la otra, y a otros. Pero Keila perdió a su mamá, y Mónica a su hija. Verlas juguetear resulta conmovedor, porque la presencia de ambas dice de la terrible ausencia de “Georgi”, como la llama Mónica.
La madre y la hija de Georgina Vera -joven de Perico asesinada por su novio-, estaban en la marcha que el 16 de junio se realizó en Palpalá, esta vez exigiendo justicia por Katy: joven que fue violada, golpeada hasta ser desfigurada, torturada, y luego asesinada. Su cuerpo apareció colgado, cortado, dando señas de una brutalidad feroz.
El crimen conmovió a Palpalá. No hay un solo detenido hasta la fecha. El 16 de junio, la marcha en el pueblo fue numerosa. Un grupo de treinta mujeres -entre ellas Mónica, la mamá de Georgina Vera-, se trasladó desde el acampe de la CCC hasta el barrio en el que se iniciaba la marcha. Había compañeras de la Casa de la Mujer María Conti de San Pedro, y de la Casa de las Mujeres Unidas por la Lucha de San Salvador de Jujuy. La familia de Katy encabezaba la marcha.
En cambio, el asesino de Georgina está detenido. Ahora no sólo imputado por el delito de homicidio simple (porque no estaban casados, entonces la prisión tiene un mínimo de solo ocho años de condena); sino también por el delito de aborto. Es que el asesino sabía que Georgina estaba embarazada, como se acreditó con testigos ofrecidos por los padres de ella, por lo que también corresponde penalmente imputar esa conducta. El procesamiento es inminente. En el juicio se debatirá la condena por esos dos delitos, más el agravante por haber matado usando un arma de fuego.
Pero aunque se sume de un lado y de otro, lo que queda claramente evidente, es la necesidad de incorporar la figura del femicidio al Código Penal, con una pena de prisión perpetua.
Desde ya, si se aprueba alguno de los proyectos de ley que están propuestos, esa figura no podrá ser aplicada en casos previos a la promulgación de la ley. Ése es uno de los tantos reclamos que el movimiento de mujeres hace, y desde ya, uno de los puntos reclamados en el marco de la exigencia de declaración de emergencia en violencia sexual y doméstica a nivel nacional.