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23 de agosto de 2017

Reproducimos la última parte de un documento elaborado por el Partido del Trabajo y del Pueblo y el Partido Comunista Revolucionario de la provincia de Río Negro.

Fiesta imperialista en el Golfo San Matías

Planta nuclear China en Río Negro (Nota 3 de 3)

Recuperar la soberanía energética, diversificar la matriz productora de energía, cuidar el medio ambiente ¿Tres cosas compatibles?

Recuperar la soberanía energética, diversificar la matriz productora de energía, cuidar el medio ambiente ¿Tres cosas compatibles?
La clave en poder resolver la relación entre la producción, soberanía y medio ambiente está en la forma en que está organizada nuestra sociedad. El ejemplo de la Alumbrera es fundamental en este sentido, ni hablar de la matriz energética con casi el 70% de origen térmico, es decir de la quema de combustible fósil para tener electricidad. La Central Nuclear china forma parte de un círculo que consolida la dependencia de nuestro país con respecto a las potencias de diferente bandera imperialista.
Las petroleras controlan lo fundamental de la exploración y extracción hidrocarburífera en la Argentina. Actualmente se consumen 120 millones de metros cúbicos de gas de los cuales, entre 40 y 50 millones se usan para la producción de electricidad. Entonces, el 40% del gas se quema para energía (recurso no renovable), mientras la mitad del pueblo argentino no tiene gas de red, con el agravante de que el uso de combustibles fósiles para este fin, produce dióxido de carbono, uno los gases de invernadero que generan calentamiento global.
El actual sistema económico captialista-imperialista sostenido a través de la política macrista pone como único objetivo el de obtener ganancias para las empresas monopólicas en las ramas del sector energético, con la creciente extracción y saqueo de nuestros bienes comunes. La voracidad y degradación ambiental es la consecuencia del objetivo de obtener más y más ganancias; tal voracidad incluye el desplazamiento territorial de comunidades originarias. Eso está en total contradicción con una sociedad distinta, que tenga como objetivo satisfacer las necesidades populares, de resolver no solo el acceso a servicios básicos, sino a terminar con el hambre y la pobreza.
Esta matriz energética dependiente que tenemos actualmente en Argentina no va a tener nunca una relación en armonía con el medio ambiente. Así es que la pérdida de soberanía nacional engloba la capacidad de decidir de un país y sus pueblos en los aspectos que refieren a su economía, territorio y su medio ambiente. 
El gobierno de Macri le facilitó los negocios a los monopolios de la megaminería de oro a cielo abierto con la quita de retenciones y el gobierno provincial, a través de Soria-Weretilneck derogó la Ley Provincial que prohibía el uso de cianuro (fundamental para la megaminería) a días de asumir en 2011. Aquella ley había sido impulsada por Magdalena Odarda años atrás en la Legislatura provincial.
Macri aplicó aumentazos de las tarifas del gas al conjunto del pueblo y bajó los convenios colectivos del área energética para sumarse al tren yanqui de la “época dorada del gas” con la fractura hidráulica en Vaca Muerta y para la producción del shale gas. Mientras la inmensa mayoría de la población sufre pobreza energética y nuestro principal pozo de producción petrolera, Cerro Dragón en la cuenca San Jorge, sigue en manos de la monopólica Pan American Energy (rusos, chinos e ingleses).
Diferentes imperialismos junto a gobiernos entreguistas como los que tenemos definen qué y cómo producir. En el caso de esta Central Nuclear todos los aspectos forman parte de un acuerdo donde el pueblo nunca pudo opinar. De esta manera queda en evidencia el carácter del Estado, que está controlado por diferentes grupos de clases dominantes (actualmente el macrismo es el grupo hegemónico dentro de esos grupos) y donde el pueblo no tiene injerencia en las decisiones esenciales del país.
Los acuerdos con China en materia energética también son una entrega de soberanía ambiental. La seguridad ambiental está siendo dejada en manos del imperialismo chino que busca afirmarse geopolíticamente en la región ganando cada vez más dinero. Abaratar costos es un objetivo para ellos y poco les importa la seguridad. A diferencia de la energía térmica (petróleo, gas, carbón) la energía nuclear no produce contaminación durante el proceso de producción, aunque sí deja residuos. Por lo que aún es una incógnita si serán también dejados en manos de los chinos para su gestión y depósito.
Partiendo de la base que nuestra presencia genera transformaciones y diferentes impactos en el medio ambiente, el pueblo argentino y pueblos originarios hoy no estamos decidiendo de qué manera queremos afectar nuestro medio ambiente para la generación de energía y tampoco para qué y quienes producir. Mientras no tengamos el poder será imposible tomar esas definiciones. 
Lo que sí está claro, porque lo demuestra la lucha popular, es que sí podemos contrarrestar y frenar determinados avances como fue el caso de la megaminería en varias provincias o los acuerdos de entrega de tierras a los chinos para la producción de soja en Río Negro. 
Por otro lado, las comparaciones entre la matriz energética argentina y las de países como Alemania o Francia pueden llevarnos a igualarnos como naciones y no tener en cuenta la diferencia sustancial que existe con aquellas: Argentina es un país dependiente; Francia y Alemania países imperialistas que engordan sus riquezas oprimiendo a países como el nuestro. 
Circula el ejemplo de Alemania, que decidió el cierre de algunas de sus centrales nucleares a la vez que incrementó las renovables para producir energía, pero no transciende que cuando las renovables no pueden atender la demanda en determinados momentos del año, los alemanes importan energía originada en plantas nucleares de su vecino francés. Los hechos demuestran que allí apuntan a una matriz energética diversificada y no de un único tipo de provisión.
Para nuestro país, el primer paso para defender nuestra soberanía debe ser el de la recuperación de las áreas estratégicas de bienes comunes como son la explotación de hidrocarburos y una YPF 100% estatal; la recuperación de la producción de la energía y así avanzar en el desarrollo de una matriz energética diversificada que preserve nuestros bienes comunes, que apueste a la tecnología nacional, incorporando saberes y conocimientos de nuestros trabajadores: técnicos, científicos y tecnólogos. 
Estas medidas son las que nos permitirán encaminarnos hacia una segunda y definitiva independencia, integrando la lucha inmediata de impedir que se instale la Central Nuclear china, reclamando una consulta popular que determine la voluntad de los rionegrinos frente al tema.