Aclaración obvia pero necesaria. La corrupción, en el capitalismo, acompaña como la sombra al cuerpo. Y en estos tiempos de capitalismo imperialista, no hay dudas de que alrededor del fútbol hay montado un inmenso negocio, y que a ninguno de los capos, o aspirantes a capos, de las federaciones que regentean el fútbol, les importa el deporte, sino la mercancía y las ganancias.
Aclaración obvia pero necesaria. La corrupción, en el capitalismo, acompaña como la sombra al cuerpo. Y en estos tiempos de capitalismo imperialista, no hay dudas de que alrededor del fútbol hay montado un inmenso negocio, y que a ninguno de los capos, o aspirantes a capos, de las federaciones que regentean el fútbol, les importa el deporte, sino la mercancía y las ganancias.
Aclarado el punto, pasemos al escándalo que se ha desatado por las denuncias de lavado de dinero proveniente de negociados de altos dirigentes de la FIFA (Fédération Internationale de Football Association), y de empresarios vinculados a ella.
Resumiendo, podemos decir que cinco días antes de la elección del presidente de la FIFA, en la que el suizo Joseph Blatter consiguió su quinto mandato, el Departamento de Justicia de EEUU acusó a varios funcionarios de la organización de corrupción y de lavado de dinero -150 millones de dólares- en bancos yanquis.
La denuncia de una fiscal neoyorkina aclara que las coimas se vienen cobrando al menos desde 1991, a cambio de: los derechos comerciales de la Copa América, la Libertadores, la clasificación al Mundial, la Copa de Brasil y torneos de la Concacaf; la elección de Joseph Blatter como presidente de la FIFA en 2011; el patrocinio de Nike para la selección brasileña; la elección de Sudáfrica como país anfitrión del Mundial 2010; y la organización de la Copa Centenario 2016 en EEUU.
La fecha de este destape es un elemento central, porque tenía la evidente intención de bloquear la reelección de Blatter. Y la investigación la impulsan los yanquis ahora, cruzados con la actual dirección de FIFA por las adjudicaciones de los campeonatos mundiales de fútbol a Rusia para el 2018, y Qatar en el 2022. Esta adjudicación dejó afuera a Gran Bretaña para el 2018, y a EEUU para el 2022. Esto explica que el primer ministro británico David Cameron se haya sumado a los que querían bajar a Blatter.
A tal nivel es la disputa, que el presidente ruso Putin dijo, frente a la denuncia, que “Este es otro claro intento de EEUU de extender su jurisdicción a otros estados”. Putin mandó un “caluroso” mensaje de felicitación a Blatter por la reelección.
La mafia opositora a Blatter
El candidato de los opositores a Blatter fue Alí Bin Al Hussein, hermano del rey de Jordania y presidente de la Federación Jordana de Fútbol. En su apoyo se manifestaron desde Michel Platini (presidente de la Unión Europea de Fútbol) hasta Maradona. Alí Bin Al Hussein es egresado de la Salisbury School, de Connecticut, EEUU, y de la Academia Militar Real de Sandhurst, en Gran Bretaña. Una de sus hermanas dirigió la Federación Ecuestre Internacional, mientras que su hermano Faisal es miembro del Comité Olímpico Internacional (COI).
Mencionemos de paso que existe una relación entre Faisal Al Hussein y Gerardo Werthein, presidente del Comité Olímpico Argentino. Se conoce que el actual presidente de River, Donofrio, está vinculado al Grupo Werthein, lo que explicaría en parte el apoyo de éste al príncipe jordano en la reciente elección de FIFA.
De Blatter sería muy extenso citar su currículum, recordemos solamente que llegó a la FIFA en 1975, y tiene una larguísima vinculación con la empresa alemana Adidas. Adidas, junto a Coca-Cola, Visa, Gazprom y Hyundai son las principales sponsors de FIFA, y tienen la categoría de “asociados”. Se calcula que un tercio de los fabulosos ingresos de la FIFA depende de estas empresas y de algunos otros auspiciantes de los mundiales de fútbol.
En un nuevo capítulo de esta “guerra de mafiosos”, el 2/6 Blatter convocó a un Congreso extraordinario para elegir sus sucesor, a pocos dìas de haber sido reelegido.
“Nuestros” mafiosos
Julio Humberto Grondona, el eterno presidente de AFA recientemente fallecido, era la mano derecha de Blatter, y vicepresidente 1° de FIFA, además de uno de los “hombres fuertes” de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol). Este organismo, cuya sede en Paraguay nos venimos a enterar que tiene “inmunidad diplomática” como si fuera una embajada, es dirigido por el uruguayo Figueredo, quien llegó al cargo de la mano de Grondona. Figueredo, a la muerte de Grondona, ocupó la vicepresidencia de FIFA que tenía “Don Julio”.
Pese a los dichos del jefe de Gabinete Aníbal Fernández de que “no veo corrupción” en la AFA, los tres implicados argentinos por la denuncia de lavado en Estados Unidos, son apenas la punta del iceberg de una larga lista de chanchullos, muchos de ellos en sociedad con el gobierno, y con él en particular, ya que dirige Fútbol Para Todos.
Los empresarios argentinos acusados –y prófugos hasta el momento de escribir esta nota- por la justica yanqui son Alejandro Burzaco, CEO y accionista de la productora de televisión Torneos y Competencias, junto a Hugo y Mariano Jinkis, propietarios de la empresa Full Play, una compañía de marketing directivo. Torneos y Competencias y Full Play obtuvieron de la Conmebol el contrato por la transmisión de no una sino tres Copas América, y de la “Copa Centenario” que se realizará en 2016. Sólo por este “negocito”, los empresarios están acusados de pagar coimas por 40 millones de dólares a los dirigentes de la Conmebol.
TyC está asociada al gobierno kirchnerista en la producción de Fútbol para Todos (FPT). Fútbol Para Todos, se sabe, es el organismo gubernamental que tiene los derechos de transmisión de los partidos de campeonatos oficiales. La productora La Corte es la encargada de editar y subir al satélite las imágenes del FPT. La Corte, recientemente adquirida por Cristóbal López, es la empresa a la que se vincula directamente Burzaco, quien además, mantiene negocios con el Grupo Clarín (con quien tiene la mitad de TyC Sports), y es dueño de todos los contenidos de las señales de Fox Sports, y el paquete de canales deportivos de DirecTV (incluido DirecTV Sports y The Golf Channel). De los negocios de Burzaco con el gobierno se destaca la transmisión de los partidos de Primera B, por la que el Estado le pagó a la firma $44.237.991 entre 2010 y 2012.
Es tan monstruoso el sistema corrupto tanto en la FIFA como en nuestra AFA, que podríamos llenar páginas describiendo los negociados. Digamos simplemente que éstos van desde los derechos de transmisión televisiva a la construcción de estadios, pasando por la venta de entradas, y la publicidad, etc.
Dentro de esto, la relación entre los “barras” y la política, que muestra nuevos capítulos todos los días, maneja un porcentaje menor de los negocios, pero su crecimiento se explica además por la utilización que hacen las clases dominantes de las barrabravas para ejercer la violencia “paraoficial” necesaria para mantener los negocios grandes, esos de los que estamos conociendo apenas un pequeño porcentaje por estos días. ¿El fútbol?, bien, gracias.