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07 de agosto de 2019

50 personas tienen 70.000 millones de dólares

Fortunas supermillonarias y desigualdad social

Reproducimos una nota de Benito Carlos Aramayo, licenciado–economista y profesor emérito de la UNJu, publicada en El Tribuno de Jujuy.

El diario digital Infobae publicó el 4 de junio una nota a través de la cual se conoció el ranking de las fortunas más grandes de la Argentina, el que a su vez es difundido periódicamente por la revista internacional Forbes, especializada en finanzas y negocios.

Dicha nota informa sobre las 50 personas y familias que atesoran en nuestro país un total de 70.000 millones de dólares. El origen principal de estas riquezas son los rubros de construcción, finanzas, energía, negocios inmobiliarios, alimentos, laboratorios medicinales, agropecuario y renta terrateniente, vinculados en distinto grado y medida al capital imperialista.

En el mismo mes el Indec publicó el informe sobre la distribución del ingreso en el cuarto trimestre del año 2018, el cual registra que empeoró la desigualdad en la distribución del ingreso entre la población argentina que percibe menos recursos y los que más tienen.
El propósito del registro de las 50 más grandes fortunas es poner en conocimiento de los lectores un fenómeno que se verifica y analiza a nivel global, ya que podemos observar que en el año 2013 Thomas Piketty, economista francés, publicó El Capital en el Siglo XXI, que se convirtió en bestseller internacional. En el mismo investiga la evolución de la desigualdad de los ingresos en la población de varios países a lo largo de dos siglos y propone políticas tributarias para disminuir la abismal diferencia que hoy existe en el mundo, dice que el objetivo es “retomar el control del capitalismo y de los intereses privados”.

Por su parte el Indec publicó un cuadro del que surge que al 31 de diciembre de 2018 la población cuyo ingreso mensual, familiar, total, provenientes de salarios, como los de profesionales o cuentapropistas, representaban a 9.137.413 hogares y a 27.809.491 personas, cuyos ingresos oscilaban entre los $6.735 -156 dólares- y los $101.503 –2.360 dólares-, es decir una brecha de 15 veces, que en los hechos es mayor toda vez que quienes se ubican en el decil 10 ocultan ingresos provenientes de un margen de capacidad de ahorro.

En el mes señalado la Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total, según el Informe de la Junta Interna de Delegados del ATE-Indec Capital, demostraba que para superar la línea de pobreza se necesitaban como promedio nacional tener un ingreso de $41.094,50 y para no ser indigentes $ 3.512,66, lo que nos permite concluir claramente en que el 70% de la población ubicada hasta el decil 7 no llegaba a cubrir la Canasta de Consumos Mínimos para no ser considerada pobre y el 15,8% que se ubican hasta el decil 2 eran indigentes.
Dejo para los lectores las reflexiones respecto al momento actual que vive la humanidad y en particular a lo que ocurre en nuestro país, en materia de distribución de ingresos y de acumulación de riqueza.

Por mi parte mantengo la esperanza optimista de que a mediano y largo plazo la liberación nacional y social en nuestro país de todo tipo de dominación imperialista abrirá el camino que encamine las acciones hacia una sociedad más equitativa y justa, lo que nos exige una reflexión filosófica dialéctica, política y económica sobre las sociedades en las que triunfó la revolución y los procesos históricos posteriores que desembocaron en los actuales regímenes.

Debemos indagar en las causas que llevaron a la derrota del socialismo como sistema opuesto a este sistema capitalista, en el que se ahondó el abismo entre ricos cada vez más ricos, y pobres cada vez más pobres.

Esta tarea es imprescindible para lograr el objetivo de una sociedad más justa, sin explotadores ni explotados, la sociedad de ese futuro buscará la forma institucional más adecuada para ello, que permitirá superar los errores cometidos y dará a luz al tipo de Estado que determine la experiencia de los pueblos.

Hoy N° 1777 07/08/2019