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19 de febrero de 2014

El gobierno, de la mano de Capitanich y Alperovich, trabaron la ley que intenta regular los derechos de los trabajadores de callcenter.

Frenan ley del teleoperador

No hay década ganada para los trabajadores de callcenter

A fines del año pasado en la Cámara de Diputados debía tratarse un proyecto de ley de regulación de la tarea del teleoperador. El mismo contempla muchos de los reclamos que fuimos sintetizando en los diferentes conflictos durante estos años (máximo de horas trabajadas, descansos y sueldo básico). Sin embargo, a iniciativa de Alperovich, fue el jefe de Gabinete del gobierno nacional quien trabó el proyecto y pateó, una vez más, que los trabajadores tengamos una importante herramienta por la cual pelear mejores condiciones de laburo. El gobierno vuelve a poner sobre la mesa el privilegio de un puñado de monopolios frente a la precarización de miles de jóvenes.
 
Crónica de una muerte anunciada
El proyecto presentado por Larroque en julio del 2013 contempla un máximo de 6 horas diarias trabajadas (Art. 4), los descansos diarios y semanales, los bonos variables de productividad (que llegan a hacer muchas veces la mitad del sueldo recibido) e implementa que el sueldo básico de los trabajadores de callcenter no podía ser inferior al mínimo vital y móvil o al del convenio que aplique la empresa (art. 8). Aunque (en forma absurda) no contempla a los trabajadores estatales, ni tampoco dicta la insalubridad de la tarea (delega esa responsabilidad en la superintendencia de Riesgos de Trabajo), de aprobarse sería un paso adelante para los trabajadores de callcenter, que buscaríamos implementarla de la única forma en que se cumplen las leyes en la Argentina: organizados en cada lugar de trabajo.
Días antes de tratarse el proyecto de ley en la Cámara de Diputados, Alperovich (gobernador de la provincia tucumana donde hay 7 mil trabajadores del sector) viajó especialmente a Buenos Aires a hacer lobby con la Cámara de callcenter y de la mano del jefe de Gabinete logró silenciar su tratamiento en Diputados. Pero lamentablemente no es la primera vez que cajonean un proyecto sobre la regulación del trabajo del teleoperador: el primero fue presentado por Bonasso en el 2005, que al perder estado parlamentario fue vuelto a presentar en el 2007 y en el 2010. A su vez, en el 2010 el senador Mestre presenta un proyecto similar pero con modificaciones que logra media sanción en Senadores y luego pierde estado parlamentario. Por último, Larroque formula un proyecto en julio de este año y es aprobado en comisiones el 19 de noviembre, pero fue el mismo gobierno nacional que frenó la medida días después. ¿Cuáles son las razones de fondo por la cual mantener miles de empleos flexibilizados?
 
¿A caballo regalado no se le miran los dientes?
En el país somos más de 60 mil personas que trabajamos en empresas de callcenter, en su mayoría jóvenes. Aunque este tipo de empleos se encuentra en varias provincias, el grueso de los laburantes nos hayamos principalmente en Córdoba, Buenos Aires y Tucumán, siendo contratados principalmente por empresas extranjeras: monopolios tercerizadores que ganan millones con la tercerización y precarización de miles de trabajadores. Instalados masivamente luego de la devaluación del 2002, somos mano de obra barata y capacitada: “Los costos laborales en Argentina son hasta 10 veces más bajos que en los Estados Unidos”, “Área urbana, alto desempleo, bajos alquileres han sido factores predominantes”, “Los precios en Argentina nunca han sido tan bajos, asimismo continúan descendiendo” son algunos de los argumentos de la empresa Teleperformance, monopolio francés de callcenter, que afirma tener un ingreso anual de más de 3 mil millones de dólares en el 2012.
Esas ganancias pueden sacarlas gracias a la superexplotación de miles de trabajadores, donde la mayoría estamos encuadrados en uno de los convenios más precarios de la Argentina, el convenio de comercio. El resto se reparten entre los convenios de Publicidad para los encuestadores, Satsaid, Uocra, o directamente no tienen convenio. El sueldo termina siendo más bajo en los callcenter porque se trabaja 30/36 hs semanales y se paga un proporcional al convenio, que ya es bajo.
Y todo esto es posible gracias a la ayuda de los gobiernos locales, provinciales y nacional, los cuales dan recursos necesarios para que la junten en pala mientras a los trabajadores nos queman con los ritmos de trabajo y los despidos constantes. En el caso de Tucumán, el gobierno de Alperovich se hizo cargo del 30% del sueldo de los empleados de call center. Los beneficios para estos monopolios no terminan ahí: El gobierno provincial se encarga de subsidiar la totalidad de los gastos de reclutamiento del personal (que es continuo debido a la alta rotación que mantienen las empresas), la capacitación de los trabajadores, los gastos en concepto de seguros para su funcionamiento y le suministra el terreno y la construcción del inmueble donde actualmente funcionan estas empresas. Por si fuera poco el gobierno nacional se encargó en el 2011 de entregar “sueldos Repro” a muchos de estos monopolios: como es el caso de Actionline que recibió $239.680. Ante este panorama, no queda claro cuál es el sacrificio de estos monopolios y donde están los intereses nacionales y populares en este tipo de trabajo.
 
La precarización al palo
Muchos comienzan a trabajar en el call como un medio de subsistencia que les permita seguir estudiando. Sin embargo, los ritmos de laburo, el salario que puede llegar a reducirse más del 50% de mes a mes, la continua presión de parte de los supervisores por mayor productividad y la mecanización del trabajo hacen un desgaste mental que termina provocando el síndrome de Burn Out (“cabeza quemada”) para el segundo o tercer año en el callcenter, por lo que un trabajo que empezó siendo para poder sustentar los estudios termina siendo la causa de su deserción.
Un punto que parece absurdo en el proyecto de ley refleja un poco la precarización en los ritmos de trabajo de un teleoperador. El proyecto recientemente cajoneado establece una pausa entre llamada y llamada de 15 segundos. Lo que en cualquier sector de trabajo encontramos como accesible, en el caso de los callcenter, la pausa entre llamado y llamado no lo regula el laburante sino una maquina, lo que implica que muchas veces no nos podamos tomar ni 15 segundos de descanso entre una comunicación y otra. Y nos sancionan económicamente si demoramos la atención, si el tiempo de las llamadas es largo, o si no se logra retener a un cliente que quiere dar de baja un servicio. También nos descuentan sueldo si se nos ocurre tomarnos cinco minutos más de descanso para ir al baño o incluso cuando el cliente se arrepiente de la compra meses después de la llamada telefónica. 
Estas condiciones hacen que haya una alta rotación de trabajadores. Generalmente son las mismas empresas las que buscan que nos vayamos para que nuevas camadas de laburantes mantengan una “alta productividad”. Y aunque muchos se largan en la carrera de conseguir otro trabajo, generalmente caemos nuevamente en otro callcenter y la historia vuelve a repetirse otra vez.
 
La única salida es organizarnos
Frente a la situación que tenemos planteada, es importante ver que tenemos condiciones para hacer posible lo necesario. Hoy la masa de laburantes de callcenter estamos cansados de los manoseos por arriba y queremos avanzar, y cada vez nos vamos reafirmando en el camino que debemos unirnos para poder enfrentar a las patronales y los gobiernos cómplices. El Encuentro de Trabajadores de CallCenter realizado en conjunto con la CTA en Córdoba en el 2013 fue el puntapié del camino que tenemos por delante: Hay que poner en pie un movimiento de trabajadores que se plantee la aprobación e implementación de la ley del teleoperador, no como una salida a los problemas sino como una herramienta más para poder organizarnos. Por eso este año nos espera el segundo encuentro nacional de trabajadores del sector y en ese camino es que necesitamos construir nuestras propias herramientas gremiales: imponiendo desde abajo la recuperación de los cuerpos de delegados donde sea posible o con la elección de delegados agremiados a CTA para romper el cerco que nos imponen las cúpulas sindicales traidoras. Sólo así nos acercaremos a torcer el destino que nos quieren imponer.